Capitulo 5

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Bajo las escaleras casi que de dos en dos para abrir la puerta. La persona que espera en la entrada me dedica su mejor sonrisa.

- ¡Papá! - me abalanzo a sus brazos como cuando era pequeña.

- ¡Katie! Cielo, cada vez te veo más guapa. ¿Cómo lo haces?

- ¡Oh calla! Sabes que no hago nada. Son los genes.- le acompaño a la cocina para tomar algo refrescante. Lanie aparece para llevar el equipaje a la habitación de invitados.

- Cuando me llamaste ayer pensé que bromeabas.

- Nos dan unas mini vacaciones. Aunque sean de una semana.

- ¡Nos lo vamos a pasar genial! Si quieres podemos ir a pescar. - mi padre casi escupe la cerveza.

- Pero Katie, lo detestas. - tiene razón pero apenas le veo.- lo haré por ti.- respondo encogiendo los hombros.

Percibo a Rick desde dónde estoy sentada, y me muerdo el labio como un acto reflejo.

- Cielo, ¿a qué viene esa cara? No te veía así de feliz desde que tu madre te regaló el coche.

- No es nada, tenía la mente en otra parte.- me he ruborizado y apuesto a que mi padre no lo ha pasado por alto.

- ¿Pensabas en Eric? - Pregunta con cierto tono de sarcasmo. Me levanto y comienzo a caminar por el salón.

- Sé que no te cae bien pero, ¿podrías fingir delante de mí?

- Katie.- me agarra las manos.- sabes que eso no es posible.

Ambos nos giramos al escuchar como la puerta se abre, Rick se queda congelado.

- Lo... Lo siento, no quería interrumpirles.

- No pasa nada Rick, ¿necesitas algo?

- Quería decirte que hoy necesito salir antes, tengo que ir a la ciudad.

- Entendido, mañana te quiero aquí a primera hora.

- De acuerdo gracias Kate. - y mi amante se marcha sin tan siquiera compartir una mirada con mi padre.

- ¿Qué narices acaba de pasar?

- ¿A qué te refieres? - Le pregunto sin darle importancia.

- A ese trato que tienes con ese joven, es tu jardinero, ¿ verdad?
- Sí, ¿y qué? Se ocupa de las rosas y demás cosas, tan sólo soy amable con él.

- Por cómo te miraba, has sido demasiado "amable"

- ¡Papá! ¿Estás loco? Estoy casada, ¿recuerdas?

- Yo sí, pero ese joven puede hacer que pierdas la cabeza. Y no lo niegues. - ladeo la cabeza en gesto de derrota.

- ¿Te apetece que vayamos a la playa?- Mi padre asiente no muy convencido. Desde que mi madre murió establecimos unas normas: primera, no hablar de ella, segunda, no mencionar nada sobre mi matrimonio y tercera, no hablar de deportes.

Unas horas más tarde...

Regresamos de la playa algo más alegres, nos ha sentado bien el mar y la brisa marina.

- Oye cielo, respecto a lo de esta mañana, lo siento. Es que... Sabes lo que opino de Eric.

- Lo sé, pero a mamá le gustaba y ahora no puedo echarme atrás.

Acabamos de romper dos de las tres normas pero no nos afecta, estamos demasiado agotados.

Mi padre se da una buena ducha mientras que yo salgo al jardín para relajarme. Cojo una rosa y me la acerco a la nariz, me recuerdan tanto a ella.

Crazy In LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora