Meses más tarde...
Ellie camina agarrada a las manos de su padre, le queda poco para soltarse. Lanie y yo observamos la imagen desde la cocina, tenemos mucho que contarnos
- ¿Por qué no te has traído a Dylan? Seguro que se hubiese divertido mucho.- echo leche en el café de mi amiga.
- Javier quería pasar tiempo con él, ya sabes, el trabajo le tiene muy ocupado. ¿Tú estás bien?
No respondo enseguida, mi hija comienza a reírse con las tonterías que le hace su padre. El miedo de aquella noche sigue presente.- Estoy bien.- miento.- cambiamos a Ellie de habitación, duerme sin problema alguno.
- Debió de ser horrible, menos mal que ese capullo no volverá a molestaros.
Rick y Ellie se quedan profundamente dormidos tras la comida, Lanie se despidió de nosotros y se marchó. Aprovecho para hacer una foto a la imagen tan graciosa y tierna.
Utilizo ese tiempo para adelantar el trabajo en el despacho, antes de que mi familia reclame mi atención; cosa que no tardará en ocurrir.
Varias fotos reposan en mi escritorio, una de ellas fue cuando visitaron a su madre al cementerio. Ellie estiró el brazo y acarició el nombre de su abuela, no pude reprimir las lágrimas en aquel momento.
Hace unos meses...
Ese día no hay mucha gente en el lugar, llevo un ramo de lirios en su mano, Rick empuja el carro por el césped del cementerio.
Nos detenemos en una lápida muy especial para mí y, desde hace tiempo, también para él.
- Hola mamá, hoy no he venido sola.- me arrodillo y cambio las flores, echo en una bolsa de plástico las secas.
- Cielo, dame a Ellie.- Rick obedece, desabrocha el cinturón para coger a nuestra hija. La pequeña no se queja, es más, le gusta.
- Mira mamá, te presento a Ellie, tu nieta.- Rick pone el freno de seguridad en el carro y se acerca para arrodillarse junto a mí, me rodea con su brazo.
- Quería que la conocieses, se parece tanto a ti...- respiro profundamente pero, de repente, Ellie estira el brazo y posa la mano encima del nombre de su abuela.
- Sí, cariño. Es la abuela Johanna, siempre nos protegerá, esté dónde esté.- Rick coge el móvil para inmortalizar ese instante.
Ahora...
Salgo a la terraza y me dejo llevar por la brisa del crepúsculo, cierro los ojos y respiro de forma pausada. Me llevo ambas manos a mi vientre, es casi un milagro que hayamos tenido a una niña tan preciosa y sana.
- ¿Kate?- abro los ojos y me giro para encontrarme con un Rick recién levantado.
- ¿Y Ellie?
- Tranquila, la he dejado bien, no se va a caer- responde mientras me envuelve con sus fuertes brazos.
- Estas vistas son increíbles, casi me hacen recordar a mi antigua casa. Te imagino con las rosas y la melancolía se instala en mi interior.
- Voy a seguir cuidando de las rosas, ni loco voy a contratar a un jardinero.- le doy un codazo, pero no puedo enfadarme con él; puso mi vida patas arriba, aunque fui yo la primera en lanzarse.
- Sigo teniendo pesadillas, Rick. Cada vez parecen más reales y no hago más que ir a ver cómo está Ellie.
- Cielo, es normal, pero juntos lo superaremos. Yo estaré aquí y nuestros padres también.
Los llantos de Ellie nos alerta de que la intimidad debe tener una tregua, beso a Rick antes de entrar a por mi hija.
Días más tarde...
Martha y mi padre nos sorprenden con una agradable visita, ambos corren a por su nieta tras saludarnos.
Rick y yo les observamos desde la cocina, me rodea la cintura con su brazo y me atrae hacia él. Desde que nuestra pequeña nació, no hemos disfrutado de una noche a solas; yo le echo de menos, sentir su cuerpo desnudo y su miembro llenando mi cuerpo.
- Oye chicos, queríamos ir a dar un paseo con la princesa de la casa, ¿nos dais permiso?
¡No puede ser! ¿De verdad vamos a tener un rato para los dos solos? Yo lo anhelo pero no sé lo que piensa Rick.
- ¡Por supuesto! ¡Es vuestra nieta!- esas palabras dichas por Rick me sacan una sonrisa.
- Voy a preparar sus cosas.
- Querida, ¿te puedo acompañar?
- Claro.- las dos subimos, Jim y Rick se quedan abajo con Ellie, la cual intuye que va a ir al parque con sus abuelos.
Preparo todo lo necesario en el bolso del carro: pañales, toallitas, ropa de cambio, galletas, agua y algún juguete además de su mantita.
Le doy a Martha algunos detalles, es la primera vez que Ellie se va con sus abuelos y estoy algo nerviosa.
- Relájate Katherine, todo irá bien.- asiento con una tímida sonrisa, mi padre coloca a su nieta en el carro.
- Volveremos para la hora de la cena.- y los dos se marchan con Ellie.
No lo dudo y me abalanzo a los brazos de Rick, éste me sube a la encimera. Nuestras lenguas se entrelazan, echaban de menos esto, al igual que nosotros.
- Kate...¿estás segura? Podemos esperar.- niego con la cabeza, mis manos van directas a los botones de su camisa. Beso su pecho ahora desnudo mientras él baja la cremallera de mi vestido.
Es tanto el tiempo que me resulta algo incómodo quedarme completamente desnuda y en la alfombra del salón. Sus labios se posan sobre mi cuello mientras masajea mis pechos con las manos.
Rick se despoja de sus bóxers, han estado oprimiendo su erección, una mirada pícara es más que suficiente para dejar que sus dedos acaricien mi clítoris cada vez más hinchado.
- Rick...te necesito...- le susurro al oído, éste busca mis labios antes de dirigir sus ojos a mi monte de Venus.
Suelto un gemido al sentirlo dentro de mí, me advirtieron de que dolería tras el parto pero lo deseaba con toda mi alma. Comienza despacio y con suavidad para, poco a poco, acelerar el ritmo.
En ese momento escucho unas voces, ¡No!
- Rick...ya vienen...- ambos permanecemos en silencio para confirmar lo que sospechamos.
- ¡Mierda!
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Crazy In Love
Любовные романыRichard Castle, joven de 23 años que trabaja de jardinero en una enorme y lujosa casa. Se gana el dinero para poder estudiar algún día. Una pareja joven reside en esa casa situada en los Hamptons, ella es abogada, una de las mejores; se llama Kather...