Capítulo 2

1.3K 57 10
                                    

Doy vueltas y vueltas en la enorme cama y nada, no hay forma de conciliar el sueño. La imagen de Rick me persigue en sueños, ha sido tan real; su tacto, sus besos y la forma de hacerme llegar a un placer extremo.

No me extraño al ver que continuo húmeda, ¿y qué mujer no se ha excitado alguna vez con un sueño erótico? Mi pelo revuelto me molesta, llevo tan sólo una camisa de un equipo de béisbol que me regaló mi padre hace unos años y unas bragas que ahora tendrán que ir a la lavadora.

Ahora habla Richard...

Esa mujer no es de este planeta, ¿cómo es posible que con el tiempo que llevo trabajando para ellos, no me haya fijado en ella ni una sola vez? Hay que estar ciego para no observarla con detenimiento. Menos mal que se marchó de la piscina porque la erección que tuve a los pocos segundos me hubiese llevado a la tumba.

Mis ojos vagan por el precioso jardín, estoy orgulloso de él pero ahora mismo, pienso en esa musa. Sus ojos verdes con ese tono castaño que podría derretir a cualquiera, su cuerpo perfectamente creado. Esos labios...¡ Joder Rick Contrólate! Me grita una voz en mi interior, me arrodillo para quitar las malas hierbas.

Volvemos con Kate...

Bajo con las sandalias a la cocina, me preparo un buen café con aroma a vainilla y dos nubes de azúcar. Salgo a la terraza para disfrutar de los primeros rayos de sol, cierro los ojos para dejar la mente en blanco; y de nuevo, aparece él. Me aferro a su cuerpo con ambas piernas y dejo que lleve él el ritmo cada vez más intenso. Sin darme cuenta, mi mano ha bajado hasta mi sexo, el cual pide a gritos salir de la ropa interior.

- ¡Mierda!- Exclamo a los cuatro vientos, menos mal que nadie puede oírme. Busco a Rick con la mirada, pero no le encuentro. Tengo que volver a verle, para cerciorarme de que puedo controlarme cuando estoy cerca de él.

Al llegar al jardín me paro en seco, al parecer una tubería ha reventado y está todo encharcado.

- ¡Señora...digo Kate! ¡No se acerque!- Exclama él desde la otra parte, lleva una llave inglesa y varias cosas más para arreglar el desastre que se ha creado. ¡No me lo puedo creer! Se ha quitado la ropa, si ya estaba bueno sin camiseta, ahora...Muevo la cabeza para sacarme esas ideas de la mente.

- ¡¿Qué ha ocurrido?!- Le pregunto alzando la voz para que me escuche.- ¡Creo que había demasiada presión en una de las tuberías! ¡Lo arreglaré enseguida! ¡No se preocupe!- ¿Preocuparme por eso? Me da igual las tuberías, ahora mis ojos no apartan la mirada de sus bóxers. No puedo evitar morderme el labio al pensar que podría cometer una pequeña locura con ese joven.

- Me parece que ya tengo trabajo para todo el día.- comenta mientras se seca el cuerpo con una toalla, su pelo ahora húmedo consigue que su rostro sea más perfecto de lo que era al principio.

- No te agobies, todavía es pronto y el agua puede secarse con la brisa, será mejor que entres y te cambies de ropa. Puedes pillar un resfriado de los gordos.

- ¿Entrar? Pero sí lo tengo prohibido, tengo ropa de repuesto en la caseta. Gracias por la oferta.- no pienso rendirme, le agarro del brazo.- Te invito a un café, no acepto un no.- éste permanece unos segundos hipnotizado por mi mirada cargada de deseo.

- De acuerdo, pero después vuelvo al trabajo.- dejo que pase delante de mí, las vistas que tengo desde aquí son mejores. Entramos a la cocina y preparo una cafetera.

- Esto no tardará mucho, bueno Rick. Cuéntame, ¿tienes alguna chica por ahí?- Su pregunta provoca que abre los ojos azules todavía más.- Tuve una relación pero no buscábamos lo mismo, ella sólo quería sexo y yo sentar la cabeza.

- Eres joven, encontrarás a la mujer de tu vida. Dónde menos te lo esperes.- le suelto acortando las distancias, Rick camina hacia atrás algo intimidado.- Venga, tranquilo. No voy a morderte.- ¡Aunque me gustaría!

- Tiene una casa muy bonita, debió de costarles mucho.

- La compró Eric pero si nos separamos...la mitad irá para mí. La decoración es mía.- Rick asiente fascinado por los objetos exóticos que hay en el salón conectado con la cocina. Se detiene en la chimenea al ver una fila de elefantes colocado encima.

- ¿Qué es esto?

- Era de mi madre, dice que los elefantes representan a una familia y bueno...somos nosotros en cierto modo.- respondo con tristeza y la voz entrecortada.- Lo siento mucho.

- No pasa nada, fue hace unos años. Tengo que continuar con mi vida, es lo que quería ella para mí.

- Para eso están las madres.- Rick vuelve a la cocina al ver que el café ya se ha hecho. Le vierto un poco en una taza y se la coloco en la mesa.- disfrútalo.

- Lo haré, gracias.- sus ojos azules me llevan a otro nivel que jamás había experimentado. Sus manos están sobre la taza y mis dedos casi pueden rozarlo, si me moviese un poco.

- ¿Puedo hacerle una pregunta, Kate?

- ¡Por supuesto!

- Es una mujer casada, ¿por qué sigue conservando el apellido de soltera?- ¡Vaya! ¡Sí que se fija en los detalles!- Digamos que siempre me he considerado una mujer independiente, el cambiarse al apellido del marido lo veo una estupidez.

- No quiero ofenderla pero pueden pensar que no está realmente enamorada de su marido.- ¡no puedo más! Acerco mi rostro al suyo, el olor al café invade mis fosas nasales.- ¿y qué opinas tú?

- Yo...yo...no lo sé.- sé que me desea, lo noto en su mirada que ahora presta atención a mis labios. Ya no me importa sí nos pillan, acaricio sus fuertes brazos.- Vamos Rick, no te reprimas. Estamos solos.

- ¡¿Perdón?! ¡No puedo! ¡Estás casada!

- Pero...¿y si lo que piensan los demás es cierto? A lo mejor ya no siento nada por Eric y busco otras cosas, a otros hombres que me atraigan de verdad.- sus músculos se tensan ante mi acercamiento, no me coge las manos mientras éstas buscan su torso todavía húmedo.

- Esto no está bien.- susurra él por si nos escucha Lanie.- ¿Engañar a su marido? ¿Por mí?

- ¿Y por qué no?- ya casi puedo sentir sus labios saboreando los míos.- pero...pero...

- ¡Kate, ya estoy aquí!- Exclama Lanie desde la puerta. Rick se aleja bruscamente de mi y se toma el café hirviendo para seguir con el trabajo.







Crazy In LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora