Una parte de mi

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     Al abrirse las puertas observe con una ceja alzada la reunión a la cual no fui invitado. Observe como Sir Tyland Lannister me miraba algo espantado y Sir Vaemond Velaryon mirándome de reojo, mientras que su hijo mayor, Daeron Velaryon estaba a su lado.

- Aemond..- murmuro madre mientras se ponía de pie, al ver su cercanía limpie un poco la sangre mi rostro, pero ella misma lo limpio con un pañuelo.

- Estas hecho un desastre- regaño mi madre mientras acariciaba mi cabello lleno de aquel liquido rojo que bañaba mi rostro. Observe de reojo a Vaemond quien solo me miraba de arriba a abajo con la prepotencia que usualmente tiene.

- Me perdí de algo?- pude notar como el cuerpo de madre se tenso y antes de poder decir algo, escuche unos pasos a mis espaldas.

- El ha regresado de Los Peldaños de Piedra -al escuchar aquella noticia no pude evitar sentir un fuerte alivio en mi corazón, como si un peso se hubiera caído de mi cuerpo. Me di la vuelta y observe al abuelo, el cual tenía el ceño fruncido.

    No hubo día donde me sintiera más furioso que al enterarme que Lucerys estaba en los Peldaños de Piedra. Si no fuera por madre yo mismo hubiera incinerado a esos bastardos, el campo de batalla no era un lugar para un omega y mucho menos alguien como el. Habia intentado disimular mi ira pero se me hizo muy difícil, hasta que empecé a participar en los torneos, donde desquitar mi ira contra mis oponentes era lo único que saciaba mi sed de sangre.

- Es increíble como el puede tener un "deseo suicida" y aún asi regrese vivo, cuando más de un caballero tiene familia a la cual regresar y nisiquiera su cadáver puede ser encontrado, sin duda alguna los dioses son bromistas- añadió Sir Vaemond mientras golpeaba repetidamente con su dedo índice su asiento de manera impaciente.

- Eso no debería preocuparnos ahora, el problema es su regreso como un glorioso vencedor, su posición social nos pone en desventaja- frunci un poco mi ceño ante las palabras de la mano del rey. Un omega victorioso en batalla, desde las primeras reinas Targaryen no se había vuelto a repetir ese glorioso título.

- Que te parece gracioso joven principe? - Cuestiono Vaemond Velaryon quién se puso de pie, esparciendo sus feromonas amargas, pero lo único que hizo fue tensar aún más el ambiente de la habitación, mis músculosse tensaron y con ma sed de sangre que aun se aporaba de mi solte un gruñido, amenzando al mayor, pero mi madre me detuvo. Retrocedí un poco y mire con una expresión burlona ha Vaemond.

- Como es posible que un omega les haya arrebatado el título de la victoria?, acaso no son dos alfas lo suficientemente fuertes para poder vencer en batalla?- detrás de Vaemond se puso de pie Daeron, quien me gruñó con furia, pero su padre lo detuvo antes de que pudiera acercarse a mi. Su orgullo debe estar retorciéndose y con mucha razón, después de todo, luego de la retirada de Lord Corlys Velaryon y de mi cuñada Baela por su Luna de Miel, ambos se quedaron solos y no solo eso, comenzaron a perder la batalla que estaba casi ganada. Si no fuera por Lucerys, ellos hubieran perdido de una forma desastrosa, nisiquiera sería capaces de mostrar sus rostros como lo están haciendo ahora.

- Ambos estuvimos en batalla y luchamos frente a frente con el enemigo, lo único que hace a ese mocoso especial es su dragón y si no fuera por eso, el nisiquiera hubiera regresado de Los Peldaños de Piedra - gire mis ojos con irritación, su excusas baratas solo los dejaba en una situación estable, pero es obvio que Lucerys se llevó la victoria debido a su espíritu el cual no le permite rendirse fácilmente.

-Esta conversación es irrelevante, ese niño ha sido un obstáculo en nuestro camino desde el día en que regreso, hay que deshacernos de el, de una forma u otra..-me quede callado ante las palabras de mi abuelo.

- El rey se volvería loco si tocamos al cachorro de su heredera...- murmuro Vaemond mientras se acercaba a la mano del rey.

- Eso seria oportuno, no lo crees? Y su hija quizás también lo haga, después de todo ese niño es alguien especial para ambos- ante la conversación de ambos hombres no tuve más remedio que quedarme en silencio, observe a mi madre quien me sostuvo del brazos, sus leves feromonas mostraban lo afligida que estaba, como si no gustará el tema del cual estaban hablando.

𝓑𝓵𝓪𝓬𝓴 𝓢𝔀𝓪𝓷  || 𝕷𝖚𝖈𝖊𝖒𝖔𝖓𝖉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora