Cap:49

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Una semana había pasado desde que Leah sabía del secreto de la tribu, una semana desde que se enteró que su novio (ahora prometido) no era tan normal como creía y que su cuñada tampoco, una semana dónde su mente se aclaró a muchas cosas que pare ella antes no tenian sentido, cuando su padre y el viejo Quill junta a Axel, le contaron todo, ella no lo podia creer, su hermano, Seht, había dado saltitos de felicidad al saber que era un hombre lobo, al joven Quill se le veia contento y pensativo, pero ella estaba un poca asustada y también molesta, en su interior surgieron muchas preguntas,  Leah no era tonta, desde hace algun tiempo habia sentido el cambio en su cuerpo, tal vez para los demás no era notario, pero ella se conocía lo suficiente para saber que algo no iba tan normal en ella, por eso tenía miedo, su padre y el viejo Quill le habían asegurado que ella estaba libre del gen lobuno ya que solo los hombres de la tribu podían heredarlo, pero algo en el interior de Leah le decia que esto mo era así, algo en su interior le decían que los ancianos estaban equivocados, y eso era lo que le asustaba no sabía si quería ser una mujer lobo, no sabía si quería ser alguien que se transformara o que estuviera impregnada de magia, porque sencillamente no sabía que conllevaría todo eso, qué le quitaría ser una mujer lobo, ¿Hasta dónde llegaría su libertad si se hubiera involucrada en una manada de hombres lobos? ¿Qué pasaría con todas sus metas y sus sueños? ¿Tendría que abandonarlas para ejercer su papel como guardiana de la tribu?.

La angustia de Leah inundaba sus pensamientos, el miedo y temor a lo desconocido la hacía sentir desesperada, es por eso que en ese momento se encontraba en lo profundo del bosque para poder aclarar su mente, sentada en una enorme roca a los pies de un gran árbol, ese siempre fue su lugar favorito desde niña, cuando se sentía angustiada o triste venía ese lugar y se sentaba allí a pensar y analizar, cuando se sentía asustada o cuando no encontraba salida para algún problema siempre venía allí, ese lugar le hacía sentir tranquila, le hacía sentir que la naturaleza la acompañaba y le daba el respiro que necesitaba y la tranquilidad necesaria para aclarar todos sus pensamientos, en este momento no era la excepción, no sabe cuánto tiempo había estado allí, solo sabía que había salido de su casa desde la mañana y había caminado por alrededor de hora y media para llegar a su lugar favorito, pero hace mucho que había dejado de prestarle atención al tiempo, esa vez como casi todos los días estaba nublado y el tiempo estaba bastante frío, pero aún así ella se había dado cuenta hace mucho que la temperatura ya no le afectaba, podía aguantar el frío al igual que el calor sin ningún efecto en ella.

-Aqui estás.

Leah no se sorprendió al escuchar la voz de su padre, ella había escuchado sus pasos, no se sorprendió porque su padre era el único que sabía que ese era el lugar a donde ella iba a pensar cuando se sentía abrumada o angustiada, habían compartido muchos momentos de padre e hija debajo de aquel gran árbol sentado en aquella gran roca, así que verlo ahí para ella no era ninguna sorpresa. Harry Clearwater llegó al lado de su hija y sin decir más se sentó en la roca junto a ella, Leah por un momento guardó silencio esperando que su padre dijera algo sin embargo Harry no pronunció ninguna palabra así que ella decidió hablar.

-Papá, yo... estoy asustada papá.

Harry la miro, su hija se veía tan asustada como decía, además de que él podía ver la angustia en su mirada, tomando un suspiro él paso su brazo alrededor de su hombro y la trajo a un abrazo.

-Se qué estás asustada, pero quiero que sepas que todo va a estar bien, sé que toda la información ha sido mucho para procesar pero puedes estar segura que ni tu hermano ni ninguno de los chicos de la tribu te harían daño, ellos están para protegernos no para dañarnos.

Harry le dijo esto creyendo que su hija estaba asustada por la magia a su alrededor o porque en algún momento tendría que toparse con uno de los chicos convertidos en un lobo gigante, sin embargo el miedo de Leah iba mucho más allá que eso, así que se lo hizo saber a su padre.


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