Eran las once en punto cuando estaba estacionando su Jeep en el garaje de casa de sus padres Se sentía revitalizada a la vez que exhausta. Esperaba que no fuera demasiado tarde, quería hablar con su madre. Añoraba las noches en vela compartidas con ella, las risas acalladas para no despertar a su padre, las miles de anécdotas compartidas entre ambas y en este momento de su vida extrañaba más que nunca los consejos de su madre, incluso si no tenía toda la información, su madre siempre sabía qué decir. Y esa noche la necesitaba, como una niña pequeña que se raspa la rodilla y solo quiere el consuelo de mamá.
Cuando entró en la casa sus padres estaban viendo la televisión en el living, dejó las cosas sobre la encimera de la cocina y se fue a sentar junto a ellos. Ese era su lugar seguro.
—¿Cómo te fue con Toño? —preguntó su madre luego de darle un beso en la frente.
—Bien, pasamos una tarde muy agradable. Extrañaba mucho pasar las tardes así con él. Las Montañas del Este son preciosas, era todo lo que necesitaba para sentirme en casa —una sonrisa se dibujó en sus labios.
—Me alegra mucho hija —su padre un hombre cariñoso, siempre había querido que su hija y su mejor amigo, tuvieran una relación, según decía el señor Fermín, él era el chico perfecto para su pequeña— ¿Antonio aún sale con esa chica de su trabajo? —Constance sabía cuáles eran sus intenciones.
—Ya no, lo dejaron hace un tiempo —una sonrisa radiante se dibujó en el rostro de su padre— Eso no pasará papá, ya supéralo —dijo Constance, contagiándose de la risa de su padre.
Constance adoraba a Toño, pero no se veían más que como amigos, ni siquiera lo había considerado, pero él era el chico perfecto, en eso coincidía con su padre, sin embargo, era perfecto para alguien más, para ella siempre sería su mejor amigo. No se arriesgaría a perder su amistad con él por darle gusto a su padre, ni a nadie.
—Creí —continúa hablando Constance— que estarían acostados. Hoy salieron muy temprano.
—Por la tarde estuvimos viendo algunos cabellos y queríamos ver una película con tu padre, así que nos vinimos temprano —Constance puso atención un minuto a la televisión, parecía una película bastante entretenida.
—Además, queríamos estar aquí para cuando llegarás, cosa que pensé que sería más tarde —dijo Fermín.
—Ha sido una llegada muy caótica, quería estar en casa y descansar —le respondió Constance—. Tomaré una ducha y me acostaré, buenas noches —le dio un beso a cada uno de sus padres y fue a su habitación.
Tomó una relajante ducha y cuando estuvo lista para irse a la cama alguien tocó a la puerta, era su madre con dos tazas de té caliente.
—Espero que no te molesté, traje un poco de té —Constance recibió la taza que su madre le tendía y la dejó pasar.
—Claro que no me molesta —le contestó al tiempo que cerraba la puerta de su habitación—, ven, acostémonos un momento —acto seguido ambas se metieron a la cama—. Extrañaba mucho estar así contigo.
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Doble o Nada
RomanceCuando Constance tenía dieciocho años y persiguiendo la carrera de sus sueños, dejó atrás a su familia y amigos. Lo que no tenía planeado, era que su partida resultara tan prologada, y después de nueve años decidió regresar a su hogar, escapando de...