07. rutina y dolor

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Luego de su segunda visita a la Dra

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Luego de su segunda visita a la Dra. Rossi, Constance se sentía agotada y con las emociones fuera de control.

Subió a su Jeep y condujo por la ciudad sin prestar atención a nada en particular.

Tenía una cita a medio día con el corredor de propiedades que Antonio le había recomendado, iban a ver dos departamentos en el centro, pero aún faltaba más de una hora para el encuentro, no quería ir a su casa, la verdad era que no quería ver a nadie en ese momento.

Condujo hacia el Puente de Petrassi, hace tan solo un par de días iba en la dirección contraria, desde el aeropuerto hasta el centro de Saint Pratt, y ahora conducía desde la Avenida Ingüit, pasando por el puente, a un destino de momento desconocido.

Se sentía desorientada o aturdida, tal vez ambas cosas, la sesión con la psicóloga había sido intensa, y sabía que era solo el comienzo. Aunque le contara toda su vida en una sola sesión, nada cambiaría hasta no saber cómo gestionar todo lo que había vivido, las emociones descontroladas, que en ese preciso momento la hacían conducir sin un destino.

Llegó a la salida de la ciudad, una carretera larga y desolada a esa hora de la mañana, era preciosa, con árboles por ambos lados y campos cultivados hasta donde alcanzaba la vista, Saint Pratt era la mezcla perfecta entre la perfección del campo y el avance de una prospera ciudad.

Constance detuvo el auto a un lado del camino, apago el motor y se bajó del vehículo, el aire era fresco y ella llevaba una playera de manga corta, mientras el aire enfriaba su piel y respiraba hondo para llenar sus pulmones, solo podía pensar en lo lejos que estaba de todo lo ocurrido en Peter Sout y que aun así se sentía tan cansada de escapar.

Donde estuviera o a donde se dirigiera, llevaba demasiado tiempo escapando, y la psicóloga tenía razón en algo, no podía hacerlo sola, también tenía claro que no era el momento de contarlo. Por un tiempo al menos tendría que sobrellevar todos esos sentimientos sola.

Respiro hondo una vez más y volvió a subir a su Jeep, bajo los vidrios y dejo que el aire fresco la calmara. Intento despejar su mente en el trayecto de regreso a Saint Pratt.

Su móvil sonó, era el amigo de Antonio, el que la ayudaría a buscar departamento.

Hola buenos días —contestó.

Buenos días ¿hablo con Constance? —pregunto el corredor de propiedades al otro lado de la línea.

Con ella ¿eres Max? —su cita para ver los departamentos, Constance por un momento lo olvidó.

Sí, soy Max, Antonio me pidió que me contactará contigo, me dijo que estabas en busca de un departamento —comentó Max.

Sí, tenemos una cita a medio día, ya voy en camino —Constance miró la hora en el tablero del vehículo, llegaría justo a tiempo.

Doble o NadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora