06. una verdad a medias, es una mentira completa

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Constance tenía claro que su primera semana en Saint Pratt iba a ser caótica, el lunes a primera hora tenía cita con la Psicóloga Antonietta Rossi, y mientras se dirigía a la consulta en la Avenida Ingüit se preguntaba si tendría que seguir contán...

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Constance tenía claro que su primera semana en Saint Pratt iba a ser caótica, el lunes a primera hora tenía cita con la Psicóloga Antonietta Rossi, y mientras se dirigía a la consulta en la Avenida Ingüit se preguntaba si tendría que seguir contándole su idílica historia de amor con Paolo, esperaba que no, creía que sí.

Una vez estacionado su Jeep fuera de la consulta se dispuso a subir las escaleras, pero algo a lo lejos llamó su atención, una persona que le resultaba muy familiar, alejo ese pensamiento y subió al consultorio.

—Buenos días, Rosario —saludo a la recepcionista—, tengo una cita con la Dra. Rossi.

—Buenos días, señorita Adams —respondió Rosario mirando la computadora— tomé asiento, la llamará en un momento.

Constance dio un leve asentimiento y tomó asiento en el sofá junto a la ventana. Tenía una vista perfecta a la calle y lo que hace un momento le pareció un espejismo, ahora era una realidad, esa persona tan familiar, era justo quien creía que era, un viejo amigo.

—Señorita Adams, continúe por favor —Rosario interrumpió sus pensamientos.

—Muchas gracias —dijo levantándose del sofá y dirigiéndose a la oficina de la psicóloga.

Tocó la puerta y una voz le dijo que pasará.

—Buenos días, Constance, toma asiento por favor —la Dra. Rossi ya se encontraba en el mismo sofá de la vez anterior, bolígrafo y agenda en mano—. ¿Cuéntame cómo estuvo tu fin de semana? —pregunto dejando ambas cosas en la mesita de café.

—Buenos días, doctora —respondió tomando asiento, el mismo sentimiento de vulnerabilidad de la primera vez se apoderó de Constance—, muy bien gracias, estuve con mi familia.

—Se te ve muy feliz, ¿me cuentas un poco? —eso no era ningún problema para Constance, y tomando una postura más cómoda comenzó a hablar.

—El viernes por la tarde, luego de salir de aquí, fui con mi mejor amigo Toño a las Montañas del Este, nos la pasamos muy bien, hace tiempo que no pasábamos una tarde en las montañas, fue algo tranquilo, pero también con un toque de nostalgia. La verdad lloré, cuando salí de aquí me sentía muy conmocionada —las palabras simplemente fluyeron, contando cada acontecimiento de su fin de semana, estaba feliz de poder hablar de algo que realmente la hacía sentir tranquila.

—Vaya, estuvo bastante acontecido, ¿así que sabes montar? ¿Desde qué edad? —la Dra. Rossi tenía un plan para hablar con Constance, sabía que ella no se abriría fácilmente, necesitaba que se soltará y hablar de su familia y seres queridos era el camino más rápido, antes de continuar la conversación donde la habían dejado hace tres días.

—Desde muy pequeña, de hecho —dijo con una sonrisa nostálgica— mi primer recuerdo de la infancia es montando a caballo, no creo recordar algo antes de ese momento.

Doble o NadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora