CAPITULO 3

95 30 10
                                    

TAEHYUNG

—¿Crees que podrías tener algo para él aquí? —Jungkook me sonríe, a pesar de no ser una persona mañanera y yo bombardearlo con preguntas a primera hora de la mañana.

—Sí. Seguro que podemos encontrar algo para él. Últimamente se han apuntado muchos socios nuevos.

El gimnasio se ha ampliado bastante este último año con el marido de Jungkook, Jimin, que ofrece increíbles clases de fitness y la adición de una piscina cubierta enorme. —Estaba pensando eso también.

—Dile que rellene una solicitud online, ¿okey? —Asiento, pero Jungkook sigue preocupado. —¿Necesita algo más?

—No estoy seguro. Es reacio, eso sí es seguro—, digo, levantando  las bolsas de la compra que he traído y el desayuno en la otra mano. —Pero lo ablandare.

Jungkook se ríe entre dientes. —Buena suerte.

—Gracias, Jungkook. —Salto hacia las escaleras, ansioso por saber más de Seokjin hoy.

Sé que aún no confía en mí, pero siento una extraña atracción hacia él. Siento desesperación y una sensación de indignidad que estoy decidido a cambiar. Todo el mundo es digno. Cuando llego al final de la escalera, llamo en silencio. No he estado cerca de muchos bebés en mi vida, pero sé que nunca hay que despertarlos bruscamente.

Cuando se abre la puerta, casi me caigo, asombrado por lo que veo. Parece que Seokjin ha utilizado la ducha. Su pelo rubio es más oscuro y cuelga mojado alrededor de su atractivo rostro. Tiene el pecho desnudo y sus caderas estan envueltas en una toalla. Es absolutamente guapo. Quizá un poco delgado, pero supongo que se debe a su estilo de vida actual y a que probablemente come lo mínimo.

Me doy cuenta de que no me he movido ni he dicho una palabra desde que abrió la puerta, así que levanto torpemente la mano derecha, ofreciéndole el desayuno y café recién hecho. —¿Tienes hambre? —Apenas puedo decir algo.

—Eh... —Mira hacia atrás y luego hacia mí, asintiendo con la cabeza mientras se corre de la puerta. Hago todo lo posible por no mirar su culo perfectamente esculpido, abrazado por la fina toalla blanca, pero en realidad soy humano. —Claro, voy a vestirme.

Ya ha vuelto al baño cuando cierro la puerta tras de mí y miro a mi alrededor en busca de la pequeña. La veo en la cama del fondo. Está dormida, y las almohadas la rodean por ambos lados pero no la tocan. Momentos después, un Seokjin decepcionantemente vestido sale del baño, con los ojos fijos en ella.

—Parece bastante relajada.

Me mira a los ojos un momento después. —Sí. A veces odio cuando duerme tanto.

—Dios mío, ¿por qué? —pregunto mientras me acomodo en el sofá y le levanto la taza de café. En un momento guardo la compra, pero antes quiero darle de comer. —¿No te gusta cuando está callada?

De nuevo, no se me dan bien los bebés. Se sienta tímidamente a mi lado en el sofá, acepta el café y se lo lleva a los labios. Da un pequeño sorbo y me mira, haciendo una mueca. —Esto es muy dulce.

—Oh. —Sonrío ampliamente. —No sabía lo que te gusta, así que te he traído el mismo café moca con leche que me pido yo, que tiene chocolate extra y crema batida.

—Gracias—, dice educadamente y se toma otro trago, aunque está claro que no es su favorito.

—¿Cómo tomas el café?

—Normalmente solo. Café solo—, dice tímidamente, lo que me parece adorable.

—Tomo nota. —Parece como si quisiera discutir sobre el hecho de que haya tomado nota mentalmente de su pedido normal de café, pero me niego a dejarlo salirse con la suya. —Entonces, ¿por qué no te gusta que duerma tu hija?

Sonríe, negando con la cabeza. —Me gusta que duerma. Pero, no sé... —Mira por encima del hombro a su hija, que sigue durmiendo, y luego vuelve a mirarme. —No tanto. Quiero tocarla y asegurarme de que aún respira.

Estoy seguro de que no se da cuenta de que acaba de compartir una parte de sí mismo conmigo, pero me lo guardo para mí. Pero me deleito en ese hecho. —Nunca pinches a un bebé dormido. Eso lo sé hasta yo.

No está ni de acuerdo ni en desacuerdo. Así que le doy su sándwich de desayuno y las palabras se olvidan. Inmediatamente lo destroza, pero no le doy importancia, agarro la compra y me dirijo a la cocina. Desempaco la leche, el jugo, la fruta y algunas cosas que definitivamente no son sanas antes de reunirme con él. Dejo discretamente la bolsa de pañales y toallitas húmedas junto al sofá. Estoy seguro de que discutirá conmigo por eso, así que espero que no se dé cuenta hasta que me vaya.

Ya se ha zampado su bocadillo antes de que saque el mío de la bolsa. —¿Quieres éste también?

No quiero darle importancia por haberse saltado un par de comidas, pero niega con la cabeza y bebe otro trago de su café, consiguiendo esta vez no hacer una mueca. —No, gracias. Pero estaba muy bueno. Gracias por el desayuno. —Mira hacia la cocina. —Y la compra.

—No es para tanto. —Pero para él sí. Lo veo en toda su cara y quiero decirle que deje de preocuparse. Pero no lo hago y, en vez de eso, paso al siguiente tema. —Jungkook podría tener un trabajo para ti en el gimnasio. Dijo que lo solicitaras online.

—¿Qué?

—Un trabajo. Aquí. Es un gran lugar para trabajar. Buenos beneficios también. Sueldo justo.

—¿Aquí? ¿En el gimnasio?

Asiento, preguntándome por qué le cuesta tanto confiar en la gente. —Puedo ayudarte a solicitarlo, si quieres. O puedes hacerlo en mi teléfono. —No sé si tiene teléfono y no quiero preguntar.

Abro la página web del gimnasio en mi teléfono y se lo doy. Lo agarra pero no lo mira. —¿Y Bahiyyih? No puedo dejarla.

Hmm... es verdad. Pero no me desanimo. —Estoy seguro de que puedes llegar a un acuerdo con Jungkook. ¿Qué tal si te presentas? Lo demás lo resolveremos sobre la marcha.

—¿Por qué eres tan amable conmigo?—, pregunta, con su voz profunda llena de incertidumbre.

Miro el café y bebo un trago. —Todo el mundo se merece que alguien sea amable con él. Bueno, todos los que no son imbéciles. Y hasta ahora, tú no has sido un imbécil conmigo.

Parece confuso, pero debe decidirse a seguirme la corriente porque utiliza mi teléfono para solicitarlo. Mi curiosidad me empuja a preguntarle tantas cosas, queriendo saber cómo ha acabado aquí. Pero le doy su espacio y no lo presiono. Creo que, con Seokjin, tengo que tomar un camino más sutil para llegar a un nivel de amistad y confianza con él. Lo que definitivamente no es mi estilo. Pero a pesar de todo, puedo hacerlo así.

*****

ABANDONADO (Libro IV)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora