CAPITULO 9

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TAEHYUNG

Okey, casi intento besar a Seokjin hace una semana, y sinceramente, pensé que eso sería todo. Que se retiraría y me echaría de su casa, pero no lo hizo. En todo caso, creo que ha estado tratando de asegurarme que seguimos siendo mejores amigos. Lo cual es un poco loco, a pesar de que constantemente decía que éramos mejores amigos desde el principio. Siempre intentó mantener las distancias. Ahora, tres semanas después, se está abriendo a mí. Lo está intentando. No hemos hablado más de la madre de Bahiyyih, pero me ha contado un poco sobre su estancia en una casa de acogida y sobre que sus padres eran adictos, así que tuvo mucho cuidado de no probar nunca más que un poco de alcohol, aquí y allá. Nunca quiso ser como ellos.

Creo que tiene una visión distorsionada de sí mismo, como si tuviera algunas de sus características, lo quiera o no. Pero yo veo más que sus antecedentes, y sé lo mucho que quiere a su hija. Él nunca podría ser así. Veo cómo introduce información para un nuevo miembro en el ordenador mientras Bahiyyih se sienta en su regazo y lo ayuda a pulsar las teclas. La mujer mayor es paciente y se deja distraer por la adorable bebé, así que no intervengo. En lugar de eso, ayudo al guapo pelirrojo, que lleva un par de semanas intentando llamar mi atención, a decidir cuál es el mejor batido de proteínas para aumentar un poco más de volumen.

Sabe qué batido de proteínas le gusta. Tiene un plan de salud completo desde hace meses. Sé que está interesado en mí. También sé que tengo que dejar de suspirar por el guapísimo padre soltero con el que he estado ligeramente obsesionado desde que entró por primera vez en el gimnasio, pero estoy teniendo un pequeño problema aquí. Sin duda, el pelirrojo buenaso, que se muerde el labio inferior y de vez en cuando alarga la mano para tocarme, será un buen momento. Pero no sé. Apuesto a que ni siquiera tiene una bebé adorable y regordeta con la risita más linda del mundo. Probablemente tampoco tenga graves problemas de confianza. Ugh, aburrido.

—¿A qué hora sales del trabajo?

Sí, aquí vamos. Por alguna razón, miro a Seokjin, asumiendo que todavía está trabajando, pero entonces sus ojos se encuentran con los míos, y una chispa eléctrica recorre mi cuerpo, sólo por ese pequeño contacto visual. Mierda.

—Uh, no hasta tarde—, digo, con la esperanza de aplacar al tipo. Es simpático, pero estoy distraído.

—No me importa. —Me toca el brazo, y maldita sea. No hay chispa, no hay nada.

—Bien—, digo, esperando dejarlo tranquilo. —Bueno, avísame si necesitas algo más. Tengo que hacer el lavado.

Me voy rápidamente, sabiendo que si me quedo más tiempo me obligará a decírselo, y me dirijo a la lavandería. Unos minutos más tarde se me unen Bahiyyih y Seokjin. La bebé me tiende la mano y Seokjin me mira, pero no dice nada. No sé lo que está pensando mientras empiezo a lavar y agarro a mi chica en brazos y la levanto para contemplar su carita.

—¿Estabas ayudando a papá a registrar a ese nuevo miembro? Creo que deberías recibir un cheque de comisión por todos los nuevos socios que traigas—, le hablo como a un bebé, y ella suelta una risita, agarrándome la cara.

—Sí, seguro que Jungkook se encargará de eso.

—Oh, lo hará si se lo pido—, digo con una sonrisa mientras abrazo a Bahiyyih contra mi cuerpo, pero Seokjin no se ríe. —¿Estás bien?

—Estoy bien. —Pero su cara dice que no lo está. Se acerca a doblar toallas de la secadora antes de preguntar: —¿Quién era ese tipo?

Por un momento, me pregunto si lo que oigo son celos, pero lo olvido rápidamente mientras le hago muecas a Bahiyyih y me encanta que se ría. —Sólo un miembro. Está obsesionado con que se le abulten las venas de los brazos.

—¿Los chicos se preocupan por eso? —Se vuelve hacia mí con una mirada interrogante en su apuesto rostro.

Me encojo de hombros. —Algunos. Claro. —Aunque, en realidad, prefiero los brazos largos que estoy viendo ahora mismo. Pero no lo digo, e intento no mirar los brazos de Seokjin y centrarme en Bahiyyih.

—Parece más interesado en ti que en un plan de ejercicios.

No está celoso. Estás loco. Hago todo lo posible por convencerme mentalmente porque, maldita sea, parece realmente celoso. —Tal vez.

—¿Es tu tipo? —Se aparta de mí, doblando las toallas, y no consigo entenderlo. Es lo que pasa con Seokjin, es difícil saber lo que piensa la mayor parte del tiempo.

—No lo sé. Es guapo—, le digo.

Refunfuña algo que no entiendo y termina de hacer el lavado mientras yo paso un rato con Bahiyyih. No sé qué le pasa y me prohíbo pensar que pueda estar celoso. Es hetero. Y somos amigos. Tengo que tenerlo en cuenta por mi propia cordura.

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ABANDONADO (Libro IV)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora