ABANDONADO (Libro IV)

CAPITULO 21

TAEHYUNG

No puedo dejar de pensar en Riki. Sé que debería dejarlo, pero me está volviendo loco. Así que cuando veo a Yoongi entrar en el gimnasio y dirigirse a la reunión, tengo que correr a hablar con él. —¿Te ha llamado Riki?

Yoongi deja de caminar inmediatamente, dedicándome una sonrisa amable pero también un suspiro. —No. Lo siento.

—Mierda. Pensé que lo haría.

—¿Qué le pasa a este chico? —me pregunta, haciéndome un gesto para que lo siga a la sala de reuniones, cosa que hago.

—Está claro que lo maltratan. Lleva tiempo entrando y saliendo de centros de acogida. Lo conocí cuando llegó al centro de acogida con su madre y su hermano pequeño. Tenía un feo moretón en la cara, pero no quiso hablar conmigo. —Pienso en aquel día de hace unos meses, y la rabia me recorre de nuevo. ¿Cómo puede alguien hacer eso? A su mujer. A sus hijos. No tiene sentido. —Riki habló conmigo. Estaba asustado, pero se sinceró.

—¿Admitió que su padre era el abusador? —pregunta Yoongi mientras toma asiento en una de las sillas.

Lo sigo y me siento a su lado. —No. Se cerró cuando le pregunté. Pero cuando volvieron a la semana siguiente, volvió a hablarme cuando le pregunté por el colegio. Me dijo que había estado varias veces en centros de acogida. Que no quería volver.

Los labios de Yoongi forman una línea recta. —¿Le diste tu número?

Asiento con la cabeza. —Y el tuyo. Lo vi ayer, pero está asustado, Yoongi. Presiento que se avecina algo malo.

Yoongi no discute conmigo. Ambos hemos visto mucho a lo largo de los años. —Todo lo que podemos hacer es esperar. Has sentado las bases. Él confía en ti. Con suerte, tenderá la mano.

Me siento derrotado, pero me levanto en silencio, sabiendo que la reunión empieza pronto. —Gracias.

—¿Cómo están Seokjin y Bahiyyih? —Me duelen las mejillas de tanto sonreír con solo mencionar sus nombres, y Yoongi me sonríe, negando con la cabeza. —Lo tienes mal, ¿eh?

No puedo negarlo. —Es un buen hombre.

—Sí. Pude verlo en cuanto entró aquí.

—Sus cicatrices son profundas—, digo, sin quererlo realmente, pero las palabras salen de mi boca igual. Yoongi no parece sorprendido.

—¿Has tenido suerte y has conseguido que venga a una reunión?

Sacudo la cabeza y me paso la mano por el pelo. —No. Cree que no tiene ningún trauma.

Yoongi asiente con la cabeza y exhala un profundo suspiro. —Sí. Conozco a mucha gente así.

Sé exactamente de lo que está hablando. Le doy las gracias antes de volver al gimnasio, observando cómo llega la gente a la reunión. Gente que necesita ayuda y que por fin la ha pedido. Me preocupo mucho por Seokjin. Desde el día en que lo conocí, al ver el dolor en sus ojos, aún guarda muchos traumas en su corazón.

—Hola. —Sonríe al acercarse a mí y me besa los labios rápidamente a modo de saludo.

Me doy cuenta de que no lleva ningún bebé en brazos y enarco una ceja en señal de pregunta. —¿Dónde está mi chica?

—Oh, aquí mismo. —Jimin se acerca y veo que Bahiyyih lleva un bonito conjunto con cerezas y una diadema a juego. Agita las manitas, agarro una y le doy un beso en el dorso.

—Hola, nena. —Miro a Jimin. —¿Nuevo conjunto?

Se encoge de hombros disimuladamente. —Oh, ya sabes, estaba de rebaja.

Seokjin niega con la cabeza, pero no me pierdo la amplia sonrisa de su cara. Dios, parece feliz. —Cierto. Rebajas.

—Mira, no es culpa mía que la tienda tuviera un montón de ropa de bebé para niña de su talla en oferta—, dice Jimin, guiñándome un ojo, y yo me rio.

—Bueno, creo que este bebé en particular necesita un cambio de pañales—, dice Seokjin mientras levanta a Bahiyyih en brazos, y Jimin le da un beso en la sien. Seokjin me mira. —¿Puedes cubrirme un momento? No quiero ensuciar su traje nuevo.

—No hay problema—, le aseguro, y vuelve a sorprenderme depositando un beso en mis labios antes de subir al apartamento, dejando a un Jimin de aspecto muy engreído mirándome fijamente.

—¿Qué? —Me voy detrás del escritorio, jugueteando con el ordenador y sin mirarlo, pero él también se mueve rápidamente detrás del escritorio, tomando asiento.

—Esto es nuevo.

—Lo es—, resoplo, aún sin mirarlo cuando realmente, estoy a punto de estallar de la emoción de que me muestre afecto en el trabajo.

—Me alegro por ti, Taehyung.

Suspiro y por fin me giro para mirar a Jimin. —Es realmente nuevo. —Intento que mi miedo no salga en mis palabras, pero él se da cuenta.

Me pone una mano en el hombro, sus ojos amables. —No te mira como si fuera nuevo. Te mira como si llevaran años juntos.

Quiero creer eso. Que no es sólo ese brillo de nueva relación. Que él lo siente tan profundamente como yo. —Es un poco asustadizo.

—¿No lo somos todos?

Sacudo la cabeza, con el corazón lleno de preocupación. —Yo no.

Siempre me he metido de lleno en todo. Pero tengo miedo de que huya si hago eso. Aunque, a decir verdad, ya estamos bastante metidos en esto, se dé cuenta o no.

—No creo que lo haga. La gente que tiene un pasado duro, sólo necesita saber que estás ahí. Y Taehyung, tú eres el humano más "ahí" que he conocido.

—No sé qué significa eso—, digo, y él sólo me sonríe, me da otra palmada en el hombro y se levanta de la silla.

—Estoy en lo cierto. Confía en mí. Tengo una clase que dar—, dice con una gran sonrisa antes de largarse, pero mi mirada ya está puesta en Seokjin, que vuelve a bajar las escaleras con una feliz Bahiyyih en brazos. Definitivamente, estaré al cien por cien con los dos, pase lo que pase.

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