ABANDONADO (Libro IV)

CAPITULO 30

SEOKJIN

—Entonces, ¿no está en la cárcel? —Taehyung le pregunta a Yoongi, y todos esperamos las respuestas sobre el chico. Jungkook y Jimin están aquí en el gimnasio con nosotros, Jackson está sosteniendo a Bahiyyih, sus ojos en Yoongi también. A todos nos interesa la respuesta sobre este niño.

—No. Le han dado el alta y está en un hogar temporal, pero están investigando.

—Fue en defensa propia—, dice Jungkook lo que todos hemos dicho. Es inimaginable que Riki sea acusado por esto.

—Hoseok está trabajando en ello—, dice Yoongi, con la mandíbula tensa.

—Oh, Hoseok. —Jackson se ilumina, tratando de decirle algo a Yoongi con ojos juguetones, y Yoongi se limita a ignorarlo.

—Es un gran abogado defensor. Eso no se puede discutir.

Jungkook pone una gran mano en el hombro de Yoongi, y sí, estoy bastante seguro de que tengo razón acerca de que hay algún tipo de pasado del que no sé nada. Yoongi se excusa y Namjoon entra con el hijo pequeño de Jungkook y Jimin en brazos. El niño empieza a jugar con Bahiyyih de inmediato, y mi hija se coloca entre las piernas de Jackson mientras él la sujeta de las manos y la tranquiliza. Está emocionada por ver a su amigo.

El niño ha empezado a abrirse un poco, aceptando su nuevo lugar. Y aquí no le falta amor, eso seguro. Pero veo el mismo amor que sienten por mi hija. Es difícil creer que puedan querer tanto a un extraño, pero lo hacen. Realmente lo hacen. Bahiyyih da un paso adelante con Jackson aún agarrándole las manos, y Jungkook se ríe entre dientes, poniéndome una mano en el hombro.

—No tardará en correr por todas partes.

Me pongo un poco rígido al pensarlo y miro a mi jefe. —Sé que cuando lo haga, probablemente debería empezar a buscar una guardería o algo así. —Me tiembla la voz y estoy seguro de que puede oír mis nervios.

Mucha gente tiene que depender de una guardería todos los días. Sobre todo las familias monoparentales. No tiene nada de malo, pero para mí es un bloqueo mental. Me aterra perderla de vista.

—Sé que necesito superarlo—, digo mi pensamiento en voz alta, pero Jungkook se limita a sonreír, negándome con la cabeza.

—¿Por qué necesitarías hacer eso? Hay mucha gente aquí. Todos podemos vigilar tanto a Jihyun como a ella. —Su mano barre el pelo de su hijo, y el pequeño levanta la vista al oír su nombre.

—Bueno, tú eres el dueño, y sé que Jimin y tú pueden salir, si necesitan vigilarlo.

Jungkook mira a Taehyung y luego a mí. —Bueno, no quiero ponerlos a los dos en turnos diferentes, pero puedo hacerlo si alguna vez es necesario. No hay razón para ponerla en la guardería, si no quieres.

Miro a Taehyung, que sonríe feliz, casi petulante, como si ya supiera que esa sería la respuesta de Jungkook, y me siento como una idiota por no saber que todo el mundo sabe que Taehyung es mi persona. Que estará ahí para mí, pase lo que pase. Todos lo saben, y yo también, pero a veces sigo teniendo esa sensación de miedo.

—¿Estás seguro?

Me sonríe amablemente y asiente. —Bahiyyih forma parte de este gimnasio. La gente se amotinaría si no pudiera verla.

—Quiere ponerla en el logotipo—, dice Jimin con una sonrisa socarrona.

Siento que se me llena el corazón al mirar a esos hombres y sacudo la cabeza con incredulidad. —Sería una buena mascota.

Se ríe como si supiera que estamos hablando de ella, y Jackson se levanta, aún sujetándola pero dejándola usar sus piernecitas.

—Ustedes dos forman parte de este gimnasio y de esta familia, te guste o no, Seokjin—, dice Jungkook en voz baja, aunque estoy seguro de que todos lo han oído. —Aquí ayudamos a la familia.

—No puedes escapar de nosotros—, dice Jimin en broma, pero hay verdad en lo que dice.

Taehyung me rodea con el brazo y me besa la sien. —No hay guardería para nuestra niña. Si queremos, podemos trabajar en horarios diferentes. Jungkook es bastante bueno con los horarios.

—Soy genial en todo—, dice Jungkook sonriendo de oreja a oreja.

No entiendo por qué se arriesgan conmigo, pero se lo agradezco eternamente. Me siento en paz sabiendo que no tengo que dejar a mi hija con nadie que no sea de la familia. Porque en eso se han convertido.

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