22. No me dejes

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Después de que Jesy me contara sobre los supuestos rumores, me fui a bañar y luego bajé al comedor. Ahora yo también estaba nerviosa, nerviosa por lo que le fueran a hacer, por lo que fuera a pensar su mejor amigo. Pero no comprendo. ¡No se le ha traicionado! Me pregunto lo que estará pasando por la cabeza de Stella.

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-El rey y la reina pueden enterarse y entonces me irá mal. Muy mal.

-Tranquilo, Jesy. Peter no lo permitiría puesto que eres su mejor amigo.

-¿'Peter'?- rió sin gracia pero eso : con ironía de sobra-. Peter- repitió y la sonrisa se le borró del rostro-. Peter no existe en mi mundo, ¡no hay tal príncipe!- gritó y me zangoloteó de los hombros-.

Abrí mis ojos de golpe y me senté en la cama. Pasé ambas manos por mi cabello y pude sentir sudor en mi nuca.

-Tranquila Grace, solo fue un sueño, solo un sueño.- Me dije para controlar mis latidos y mis pensamientos. Prendí una vela que estaba a mi lado y divisé una sombra, esta se movió ágilmente y desapareció de mi vista. Ahora estoy alucinando, bien hecho, Grace.-

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-Ya es hora, princesa- oí que dijeron de mala gana y en eso sentí la luz del sol cegarme, aunque tuviera mis ojos cerrados, la luz me lastimó. Hice el intento de abrirlos y lo logré después de parpadear varias veces.- La tina está lista y su vestido por igual. Voy por algo de desayuno a la cocina para que pueda comerlo aquí.- Se dispuso a irse y yo me enderecé-.

-¿Por qué voy a desayunar aquí?

-Porque no hay nadie disponible para que desayune con usted. Stella me ha dicho que le diga que tiene algo muy importante qué hacer, el señor Loretto acaba de partir esta mañana. Compermiso- esta vez su tono de voz se volvió más suave y formal. Las dudas comenzaron a invadir mi cabeza, pero para no agobiarme con ellas decidí meterme al cuarto de baño y relajarme unos minutos en la tina. Al estar dentro de ella, logré divisar cenizas en el pequeño cesto que está al lado del retrete. ¿Cenizas? Pero ¿por qué? No recuerdo haberlas visto ayer por la noche cuando me duchaba. ¿Será que Cornelia fuma tabaco? Pero no huele a él. Me salí de la tina y me enredé en una bata, dispuesta a averiguar de qué son las cenizas.- ¿Ya ha acabado?- oí que preguntó entrando a la habitación, salí del cuarto y me la encontré dejando el desayuno en el escritorio.-

-Ya..., Cornelia..

-¿Sí?

-¿Sabes por qué hay cenizas en mi cesto? No recuerdo haberlas visto anoche.

-¿Cenizas? Iré a ver- se metió al cuarto de baño y minutos después salió como si nada.-

-Y bien.

-No hay cenizas, princesa. ¿Se siente usted bien?

-Imposible. Mientras estaba en la tina las ví en el cesto- entré y me hinqué al frente del cesto y no ví ningunas cenizas. El cesto estaba libre de ellas.-

-Insisto, ¿se siente usted bien?- volteé hacia mi izquierda y la vi parada en el marco de la puerta. Me puse a revisar cada rincón de ese lugar y no había rastro de ellas.-

-¡Pero yo las ví!

-Cuando entré no vi nada en el cesto, y ni para echarle la culpa a la del aseo porque usted ah estado aquí, ¿no?

-Sí..., ella no ha venido.

-Yo he buscado pero no encontré nada. ¿No quiere usted descansar? Seguro y no lo hizo bien anoche y hoy está viendo cosas que no.

-Necesito ver a Jesy.

-El joven Jason no se encuentra.

-¿A dónde fue?

-No sabría decirle. Solo sé que no esta en el palacio. Ahora, por favor coma, princesa.

Un regalo para PeterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora