PRIMERAS IMPRESIONES

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buena lectura

^^

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Marta se despertó lista para ir a la cafetería súper elegante que habían reservado

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Marta se despertó lista para ir a la cafetería súper elegante que habían reservado.

Estaba ansiosa y ni siquiera dormío bien pensando en cómo sería la conversación con la organizadora de bodas.

Pasó media hora en la bañera intentando relajarse. Se secó el cabello ligeramente ondulado.

Se aplicó un maquillaje ligero que resaltó sus hermosos ojos azules. Sus pestañas eran grandes y lucían aún más llamativas cuando usaba rímel.

Se puso un poco de sombra de ojos clara, base y un brillo de labios ligeramente rosado. Ella sonrió ante el espejo, feliz con el resultado.

Abrió el armario y dedicó varios minutos a elegir la ropa que usaría.

Se decidió por un pantalón de vestir negro, una blusa de seda verde con un ligero escote -para resaltar aún más sus ojos- y un sencillo collar.

Se puso un par de sandalias de tacón negras y estuvo lista.

Cuando bajó las escaleras, su hermana menor silbó, elogiando su mirada.

Le daba el típico abrazo todas las mañanas, pero no la besaba para no mancharle el pintalabios.

– ¡Sal y mueve con la cara de rana! - El apodo de Luz definitivamente se había quedado.

- ¡Déjalo conmigo! - Se rió, saliendo poco después.

La panadería elegida para la cafetería era la más elegante del centro de West Palm Beach, a Marta le encantaba ir allí.

La suegra incluso quería ir a la sucursal que daba al mar, pero como le encantaba decirle que no, insistió en ir a la panadería ubicada en el centro.

Nada más entrar vio a Jaime y Tereza.

El novio lució elegante como siempre. Con traje negro y corbata color cereza. Su cabello castaño peinado hacia un lado, su barba poco profunda y su apariencia encantadora y coqueta.

Llevaba gafas graduadas que le daban un aspecto intelectual sexy. Era realmente un hombre muy guapo.

Marta notó que unas chicas que estaban tomando café seguían su mirada hacia ella. Probablemente estaban coqueteando con él y cuando él se levantó y le dedicó una gran sonrisa, las chicas siguieron la escena.

Marta le devolvió la sonrisa, victoriosa. La suegra permaneció sentada y esbozó una sonrisa a medias, algo disgustada ante la vista.

Jaime fue al encuentro de Marta y la besó. No alargó demasiado el beso porque pensó que era poco elegante besarse en público. A ella tampoco le gustó nunca y esa actitud no le molestó.

– ¡Eres perfecta, amor! - Dijo con brillantes ojos azules.

- Gracias. ¡Tú también te ves hermoso! Que lo digan las chicas...- Marta le susurró esta última frase a Jaime, haciéndole mirar a las chicas que los miraban a los dos y reírse del comentario.

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