Harem Multiversal +18

El Poder Es Mío

Abrí los ojos al darme cuenta finalmente de quién era esta chica desnuda y cubierta por suciedad que cargaba un ataque de martillo contra mí, teniendo que esquivar velozmente cada uno de sus ataques furiosos hasta que al final logré alejarme un par de metros cuando su ataque reventó un árbol cercano.

"Maldito bellaco, voy a golpearlos hasta que su carne se haga masa por robarme a nyako, ¡Quédate quieto de una vez!." La que ahora podía reconocer como power del mundo de chainsaw man/ El pibe cierra/ Chamo serrucho y otras variaciones grito con un tono molesto a más no poder, dando saltos rápidos en los que siempre dejaba un pequeño agujero en el suelo demostrando la fuerza que tenía con su martillo. Aun así sus movimientos eran tan salvajes y se guiaba tanto por mero instinto que podía esquivarle pareciendo hacer que ella se frustrara aún más, parando de atacar con su enorme mazo para arrojarle lanzas hechas de sangre con su mano libre.

Oye tranquilizante, demonio. Solo pensaba que era un gato callejero, no pensaba robartelo. Tras ver como una lanza de sangre pasaba cerca de mi cara traté de hablar y quizá relajar la situación, sin embargo en su lugar tuve que sostener los brazos de la rubia quien había aprovechado para arremeter con fuerza.

"Calla bellaco, y quítame tus sucias manos de encima". La rubia grito casi escupiendo en mi cara, moviendo sus brazos de lado a lado para zafarse de mi agarre sin llegar a nada, siendo que esto la frustró tanto que de un segundo a otro ví como esta simplemente tiro sus brazos a un lado y me mordió con todas sus fuerzas en hombro.

Oye espera, Suéltame. Con dolor grité mientras sentía los dientes puntiagudos de la demonio de la sangre encajarse con tanta fuerza en mi costado que incluso llegó hacerme sangrar, siendo que tampoco podía dejar del todo sus brazos pues pese a que deshizo su martillo creo una especie de cuchilla con la cual trataba de apuñalarme si soltaba sus brazos, apenas pudiendo sujetarle con una sola mano pero no pudiendo hacer mucho con la otra.

Suelta, suelta, suelta de una maldita vez. Jalando a power contra un árbol comencé a golpear su cabeza contra el tronco de manera repetida tratando de quitármela de encima, sin embargo cada vez que lo hacia solo era recibido por un gruñido igual al de un perro y una mordía aun más profunda, pasando de ser algo incómodo a algo doloroso, además que que no era agradable sentir cómo la rubia trataba de apuñalarme mientras seguía mordiendo, y aunque podía perfectamente sacar mi raygun con mi mano libre no sabía que clase de daño podía generar en power, al final del día quería llevarla a la cama no a enterrar.

Aun así me di cuenta de algo, si bien tenía el brazo libre limitado pues power me mordía el hombro de ese lado y si intentaba alzarlo ella me arrancaría un pedazo de carne, si que tenía movilidad para tocar la parte inferior de la demonio y ya que podía contener sus brazos con una sola mano tuve una pequeña idea.

"Humm". Power de un momento a otro dejó de morder con una cara molesta y un gruñido animal para que repentinamente en sus mejillas se tornará un sonrojo mientras que sus cejas se turnaban nerviosas, ¿que había ocurrido?, pues de un momento a otro ella sintió como en medio de sus piernas un par de palos de carne pequeños y calientes rozaban sus labios vaginales, moviéndose de arriba a abajo en medio de los mismos cada vez adentrándose cada vez más en su interior que la demonio no pude evitar cruzar levemente las piernas por puso instinto, mirándome rápidamente con molestia antes de morder con mayor fuerza moviendo sus brazos con brusquedad para tratar de apuñalarme no pareciendo querer ceder.

"Todos ustedes humanos son unos pervertidos, no voy a dejar que hagas lo que quieras conmigo". Molesta power pensó y trató de pronunciar sin llegar a ser entendible, aferrando sus dientes con mayor fuerza para beber sangre, sin embargo sus fuerzas ser vieron gravemente reducidas cuando sintió como poco a poco aquel par de extremidades trataba de adentrarse en ella, tan lentamente que pese a no penetrar en su interior ya había una sensación en dicha zona, no dándose cuenta que por concentrarse en ello ya había dejado de hacer fuerza con sus brazos.