He aprovechado el finde antes de ir al instituto para redecorar mi habitación. Primero había comprobado dos cosas importantes: que mi caja de piedras bonitas y curiosidades que me encontraba, mi diario de cuando vivía aquí y algunas fotografías seguían bajo mi piso. Todo eso llevaba bajo una madera que se levantaba del suelo desde que me había ido de aquí.
Había quitado todas las cosas de niña de las paredes. Así que había colgado mis pósters más frikis de películas y series. También había decidido decorar colgando unas enredaderas de plástico y luces. Me gustaba cómo había quedado. Ahora sí que estaba en mi casa.
Me levanto un lunes bastante desubicada, sobretodo después de tener la misma pesadilla tras irme del otro pueblo. No lo entendía, pero ya me había puesto de mal humor. Trato de calmarme tomándome una ducha y funciona bastante. Escojo unos pantalones cargo de color negro un poco acampanados y un top blanco de tirantes.
Me cuelgo mi bolsa beige y marrón con los libros y cosas de instituto y bajo a desayunar.
- ¿Preparada para tu primer día? -pregunta mamá con una sonrisa.
- Eso creo -prefiero no hablarle de las pesadillas.
- Este año es importante para el que viene -comenta mi padre bastante serio.
- Lo sé, pero ya sabéis que no me distraigo fácil -sonrío bebiendo de mi café- He quedado con Gisela y Lía para ir a clase, así que nos vemos después.
- Adiós cariño -se despide mi madre.
- Hasta después -dice mi padre y me voy agitando la mano.
Al abrir la puerta de la entrada me encuentro con mis mejores amigas discutiendo entre ellas, pero se callan al verme y dibujan una sonrisa en su lugar.
- ¿Ya empezamos? -me cruzo de brazos ocultando una sonrisa.
- Me ha dicho que voy demasiado arreglada para ir a clase -se queja Lía, y tiene bastante razón... Pero Lía siempre se viste que blusas, faldas y joyas.
- Prefiero callar, venga chicas -me adelanto y empezamos a caminar.
Se me hacía tan raro hacer ese camino al instituto de nuevo. Habían pasado dos largos años, y por fin sentía que volvía a respirar estando con mis mejores amigas. Aunque estaba un poco nerviosa porque no recordaba como era la clase. Claro que Caleb no duda en hacerme recordar. Me siento al lado de mis amigas y enseguida entra él.
Me doy cuenta de que se acerca a mí- Parece que volvemos a estar en la misma clase.
- Por desgracia, sí -murmuro sin mirarlo a los ojos. Como no se va, alzo la mirada y lo veo apretando su mandíbula.
Pero entra el profesor- Venga, a sentarse todos.
Las clases se pasan rápido al ser el primer día. No estamos haciendo mucha cosa, son presentaciones. Cuando llega el descanso vamos a la cafetería y nos sentamos en una mesa las tres. Se pasan a saludar varias chicas con las que solía llevarme bien y nos ponemos a comer. Pero cómo no, Caleb y sus amigos con un par de chicas seguramente populares, se acercan a nosotras.
- Anda, vuelve el grupo friki -sonríe una de las chicas y me limito a rodar los ojos. Lo que más le molesta a esa gente es que la ignoren, por eso aprieta la mandíbula- ¿Por qué volviste, Keila?
- ¿Y por qué no? -a ella no tengo que darle explicaciones, así que sigo comiendo de mi sándwich tan tranquila.
- Bueno, chicos deberíamos... -empieza Caleb, pero la otra chica lo interrumpe.
- La verdad es que no sé porque vuelves, si aquí no encajas mucho -hace cara de pena fingida.
Pues yo siento que encajo mejor aquí. Los dos años en el otro pueblo habían sido como cinco años de lo largos que se me habían hecho.
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Las garras de mi enemigo
WerewolfKeila es una adolescente que tras unos años vuelve a su pueblo de nacimiento. Se reencuentra con sus mejores amigas, pero ya no es como antes. Algo ha cambiado. Ella ha cambiado. Mientras vive de las experiencias básicas de una adolescente normal, s...