Me encuentro los vestuarios casi vacíos, por lo que Gisela y Lía deben estar esperándome fuera. Me meto a la ducha y la gente va saliendo, así que de un momento a otro, me quedo sola. Me voy vistiendo cuando escucho algunos ruidos en la puerta. Decido no hacer caso, pero se vuelven a oír.
- ¿Hola? -pero nadie responde. Termino de atarme las zapatillas y me pongo de pie. Me agacho a coger la bolsa y cuando me doy la vuelta, me encuentro a Caleb muy cerca de mí.
- Hola -sonríe de lado con autosuficiencia.
Suspiro y ruedo los ojos- ¿Qué quieres?
- Nada solo... me sorprendes -se encoge de hombros- Ni siquiera te has asustado por mi presencia.
- Porque tu presencia me importa un pimiento.
No, un pimiento me importa más.
Ajá.
- Antes no era así -un mar de recuerdos inundan mi mente, pero los aparto antes de verme débil.
- Pero ahora sí -digo sin apartar mi mirada, pues eso demostraría debilidad.
Cambia de tema- He visto todo lo que has hecho en las pruebas -arrugo la frente- No hagas esa cara... sé que escondes un secreto.
Da un paso hacia mí, pero con rapidez lo cojo de la muñeca e intercambio nuestras posiciones. Me acerco a él amenazante.
- Me da igual lo que sepas, porque no es verdad -le suelto la muñeca.
- Lo que acabas de hacer demuestra lo contrario.
Lo miro fijamente, pero parece no importarle. Así que doy un paso hacia atrás para alejarme. Empiezo a caminar de nuevo, ni siquiera me detengo al escuchar su voz.
- Voy a descubrir tu secreto -ni siquiera me giro a mirarlo.
Los días hasta la fiesta pasan rápido. Mi madre se alegró cuando le dije que había entrado en atletismo, pero noté que mi padre tenía cierta preocupación. No les he dicho nada del equipo de rugby, porque aún no he tomado la decisión de participar. Así que durante la semana solo damos clase normal y practico atletismo.
Llega el viernes y decido invitar a mis amigas a comer a mi casa porque mis padres trabajan. Así nos preparamos juntas para la fiesta.
- ¿Y qué comemos? -pregunta Lía sentándose en un taburete de la cocina.
- ¿Qué pregunta es esa? -sonrío sacando pizza de la nevera precocinada.
- Bueno, pizza es pizza -sonríe Gisela y me ayuda a poner las pizzas en el horno.
- Qué raro se me hace todo -dice Lía mirando a su alrededor- Hacía tanto tiempo que no pisaba esta cocina.
Sonrío nostálgica- Ya, pero ahora no parareis de pisarla -nos reímos.
- ¿Ya sabéis qué os vais a poner para la fiesta? -pregunta Gisela de pronto.
- No -niego rotundamente.
- Es raro que nos hayan invitado, nunca lo han hecho -se extraña Lía y me encojo de hombros.
- Vayamos a pasarlo bien, no a calentarnos la cabeza -insiste Gisela- Es nuestra primera fiesta juntas -sonreímos las tres.
Después de comer y ver un par de películas nos metemos en mi habitación. Se sorprenden al ver como la he decorado y echan un vistazo a nuestras fotografías juntas que he colgado en la pared. Abro el armario y me prestan atención.
- Tenemos que ir bien guapas -les guiño el ojos.
- Pues como siempre -sonríe Lía.
Decido poner música mientras nos vestimos. Aunque así tardamos más porque nos paramos a hacer conciertos entre las tres. Las había echado tanto de menos.
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Las garras de mi enemigo
WerewolfKeila es una adolescente que tras unos años vuelve a su pueblo de nacimiento. Se reencuentra con sus mejores amigas, pero ya no es como antes. Algo ha cambiado. Ella ha cambiado. Mientras vive de las experiencias básicas de una adolescente normal, s...