𝐀 𝐥𝐨𝐬 𝐩𝐢𝐞𝐬 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐧𝐨𝐛𝐥𝐞 𝐜𝐨𝐧𝐬𝐨𝐫𝐭𝐞
Li Zhi renació como una maldición, destinada a arruinar un imperio que ya estaba en declive.
A los quince años, su etérea belleza llamó la atención del príncipe Rui, quien se enamoró a primera...
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"Cada vez que me ves, no parece que realmente no te interesen las mujeres". Li Zhi sabía que él siempre era confiable y ella ya tenía algo de confianza en su corazón. Pero pensando que hoy todo debería quedar claro, no lo dejó pasar fácilmente.
La cara de Pei Ji parecía aún más roja.
Él suavemente la soltó, intentando calmar sus emociones, y habló con sinceridad: "Comparto esto contigo, no para engañarte haciéndote creer que no tengo ningún interés en las mujeres, sino para informarte que antes de conocerte, siempre ejercité mi interés en las mujeres". Máximo autocontrol en cuestiones románticas. De ahora en adelante, incluso en tu presencia, seguiré mostrando el mismo autocontrol".
Li Zhi asintió, hizo una breve pausa y planteó otra pregunta: "Y si te encontraras con alguien más hermoso que yo, o cuando envejezca, ¿tus sentimientos permanecerán sin cambios?"
Ahora estaba en la flor de su juventud y belleza, pero ni siquiera el deslumbrante regalo que le otorgaron los cielos pudo resistir los estragos del tiempo. Llegaría un día en el que se vería envejecer lentamente en medio de un flujo interminable de rostros frescos y tiernos.
El envejecimiento no la asustaba, pero sí la idea de ser amada sólo por su belleza juvenil.
Pei Ji reflexionó un rato, se abstuvo de responder directamente y preguntó: "Li-niang, cuando envejezca, ¿seguirás tratándome como lo haces actualmente? ¿O me abandonarías y te marcharías al ver mi transformación en una figura menos atractiva?
Li Zhi se congeló, sin estar preparada para que le devolvieran su propia pregunta.
"Realmente quería casarme contigo, es porque quiero vivir una buena vida contigo, confiando el uno en el otro en el futuro. Naturalmente, no te abandonaré sólo porque hayas envejecido y te hayas vuelto menos atractivo".
Aunque no había recibido una respuesta definitiva, una sonrisa escapó de los labios de Pei Ji al escuchar sus palabras. "Li-niang, al igual que tú, yo tampoco lo haría. Las personas envejecen, y en un matrimonio amoroso, la dependencia inicial es el afecto y la pasión. Sin embargo, estos elementos tienden a desvanecerse con el tiempo. Con el tiempo, la fe y la responsabilidad se convierten en nuestros pilares de apoyo. Si pasamos una década o dos juntos, me temo que nos volveremos tan cómodos y compatibles como lo fueron mis padres. Si en ese momento te abandonara, ¿dónde podría encontrar otra persona que me conozca de adentro hacia afuera y me complemente tan perfectamente?
En esta ocasión, ni siquiera Li Zhi pudo reprimir una sonrisa.
Sin embargo, se abstuvo de dar una respuesta directa y formuló su última pregunta: "¿Has reflexionado sobre las críticas y presiones que encontraríamos si te casas conmigo y abandonas a todos los demás? En este mundo, es poco común que el marido de una familia prominente tenga una sola esposa sin concubinas, por no hablar de los emperadores de épocas pasadas".
