Capítulo 15

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Capítulo 15–

Inosuke volvía al pueblo, había pasado dos noches seguidas buscando a la maldita loba pero no la encontró nunca

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Inosuke volvía al pueblo, había pasado dos noches seguidas buscando a la maldita loba pero no la encontró nunca. No quería admitirlo, pero comenzaba a agobiarse.

Vendió la piel de algunos animales que había cazado durante esa semana e hizo algo de dinero para alimentarse bien por al menos un día.

Entró a la taberna y tomó asiento en una de las mesas que se encontraban vacías.

—¿Que se le ofrece? —preguntó una bella moza acercándose.

—Lo más fuerte que tenga. —respondió sin mirarla. De verdad quería desestresarse, ya continuaría la busqueda al anocheser —. También quiero una habitación, la más barata que tenga.

La moza asintió.

—¿Le gustaría también algo de compañía?

—¿Qué? —cuestinó está vez dignandose a mirarla.

—Quedan algunas mozas disponibles, si desea compañía para el estrés.

Inosuke la miró con cara de asco.

—¡Vete a la mierda! —chilló indignado.

La joven se asustó y se fue de inmediato a buscar su pedido, no tenía malas intenciones, solo hacía su trabajo. Al cabo de unos minutos volvió con una jarra de cerveza y pan de cebada.

Estaba hambriento. De inmediato comenzó a comer como loco.

—¡Traeme más! —pidió sin respeto. Mientras comía recordaba lo que la moza le había sugerido e hizo una mueca de disgusto.

Claro que quería compañía, pero de su mujer, Aoi. No quería una fulana cualquiera.

Deseaba volver lo más pronto posible, pero si las cosas marchaban como lo habían echo hasta ahora pasaría un buen tiempo hasta volver a su lado. Los malditos lobos eran muy escurridizos; el primero era fuerte, pero desde que cayó de aquel acantilado no había vuelto a aparecer. La segunda, al contrario del grande era extremadamente débil, sin embargo, tenía un sentido de supervivencia —además de suerte— bastante alto.

Normal que estuviera así de estresado.

—Em, disculpa...

Una voz femenina llamó su atención, subió la mirada encontrándose con un par de ojos violetas que lo miraban con mucha pena.

—Thu eresh... —habló con medio pan en la boca.

—Perdón por molestarlo mientras come.

Kanao se encontraba junto a la mesa sosteniendo una canasta llena de viveres. Toichi mantenía negocios con el tabernero y ese día le tocó a ella llevarle algunas reservas.

Cuando entró, aunque tenía que entregar la mercancía de inmediato no pudo evitar reconocer al hombre que la había defendido hace ya varios días, desde que lo arrestaron no lo volvió a ver y quizás esta era la oportunidad de pedirle disculpas.

Caza al Lobo | TanjiKana |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora