Capítulo 30

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Valentina:

-Che flequillos- escuché que me llamo Benja, Justo cuando me levante de mi lugar, ya que las clases habían terminado- Sé que vos dijiste que no estabas lista para una relación y que necesitabas tu tiempo.. pero estos últimos días he estado re bien con vos, y creo que a sido mutuo... así que había pensado en si quizás vos querrías salir esta tarde. Puede ser como amigos, na' más me apetece pasar un rato con vos.

- Ehh si, obvio me encantaría, ¿cuándo?

- ¿A las 5pm en mi casa va bien? En un par de horas.

- Perfecto, ahí estaré. Y si, teñido, es una cita- le respondí, tratando de volver a mi actitud más lanzada y coqueta. Extrañaba esa versión mia...

Antes de cruzar la puerta le guiñé el ojo , y a él se le escapó una sonrisa.

Era tan tierno...

Al llegar a salida, vi a la Mariela, y corrí hacia ella toda emocionada por esta tarde.

- ¡Mari! No te la vas a creer- exclamé una vez llegué a su lado.

- ¿Qué pasó?

- Benja, me pidió una Segunda cita, hoy a las 5pm. Y esta vez si me lo voy a besar.

- ¿Estás segura?

- Si, obvio, es re buen pibe.

Y mientras comenzaba a imaginarme en como iba ser la cita, en que outfit iba a elegir, etc. Me vino algo a la mente; la tarea de Historia, que era para ayer, pero el profesor me permitió entregársela un día más tarde.

Si no se la entregaba probablemente me reprobara, ya que era el 40% de la nota final, y yo tengo buenos resultados en los exámenes, pero no tan buenos como para compensar aquello.

Así que me apresuré a agarrar la tarea, y correr escaleras arriba, hasta que logre llegar a la oficina del profesor.

Una vez recuperé mi respiración, abrí rápidamente la puerta, y con las prisas que tenía, se me olvidó llamar antes de entrar.

Gran error...

Porque la imagen con la que me encontré en el interior de la oficina, es algo que definitivamente no debería haber visto jamás.

El profesor no se encontraba solo, Mía, la misma Mía que me hizo el año imposible, estaba con él, y en una posición algo comprometedora.

Ella con el cabello revuelto, sin remera, sentada en la mesa, con los brazos al rededor del cuello del profesor, y con los labios rojos e hinchados, sin disimular si quiera la respiración agitada.

Y él tampoco estaba mejor, con toda la camisa desabotonada, dejando a la vista todo su torso, el cinturón desatado, el cabello y labios en el mismo estado que los de la pelirroja, y sus manos sujetándola por la cadera, pegándola más a su cuerpo.

Una vez reaccione y procese todo lo que estaba sucediendo, lo único que se me ocurrió hacer fue cerrar de nuevo la puerta, exclamando un "perdón", no muy sincero de mi parte, ya que ellos estaban haciendo algo que estaba muy mal, por ambas partes, a parte de la obvia parte de que Mía era menor, el profesor tenía más de cuarenta años, y una mujer embarazada, además del hijo que ya tenían.

Así que decidí esperar a fuera para poder entregar mi tarea en cuanto antes e irme de allá.

Menos de dos minutos más tarde, la puerta volvió a abrirse; Mía salía de la oficina peinando retocándose su horrible cabellera, pero lo extraño es que al cruzar miradas conmigo, me sonrío, pero de la misma forma que hizo cuando me hablo sobre la infidelidad de Danilo; una sonrisa de orgullo.

Second Chance(Danilo Sánchez)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora