Capítulo 4

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Martes 2 de abril de 2024
Nazaret (12:00)

Madrid es bonito, y más en estos meses.

No hace frío, pero tampoco calor extremo, las calles no están llenas, pero tampoco vacías, hay una brisa suave que trae risas y buenas compañías.

Hay gente con prisa porque llega tarde a trabajar, hay otros que caminan lento, disfrutando de las calles, aunque las recorran todos los días, fotos, cuentos, historias, hay gente de otros países, idiomas.

Siempre quisimos hacer un videoclip aquí, nunca lo hicimos, creo que esa idea se perdió en la agenda, tal vez en aquella época no era tan buena idea.

Si en su momentos hablábamos así de Madrid nos caía un odio encima increíble, porque la situación tal vez no eran tan bonita como la pintábamos nosotros.

Ahora sigue sin serlo, pero en los adentros, en el fondo de Madrid siempre habrán excepciones, pero como en todos lados creo yo, hablando claro, no pienso pisar esas calles.

En esas en las que el alcohol y la droga se ven a menudo, esas que no conocen más colores que el negro, esas en las que llevar la mochila atrás es signo para que te roben.

No tengo necesidad de pisar esas calles, ni ganas tampoco, así que me quedo con la cara bonita de la ciudad, es más cómodo.

-Paramos aquí?- Mónica se para frente a una cafetería pequeña, con una bonita terraza, yo asiento y ambas nos sentamos en una de las mesas- Y bueno que, qué tal todo? El cambio bien?-

-Es raro-

-Normal, estás acostumbrada a tener hectáreas de casa, y ahora vives en la periferia de una ciudad española en un piso que mide lo mismo que el bañado de tu habitación en tu antigua casa, pero tranquila, te acostumbras- me susurra eso último como si fuese una novedad.

Monica y yo nos conocemos desde chiquitas, nuestros padres se habían criado juntos en Asturias, y nosotras también lo hicimos, aunque solo en los veranos, ya que cuando yo nací mi padre ya se había mudado a Los Ángeles, íbamos a Asturias a visitar a la familia.

Venimos de clases sociales distintas, muy diferentes.

Mónica se crió rodeada de vacas y cabras, vivía siempre con su abuela, y su familia no era precisamente muy adinerada, iban siempre con lo justo.

Yo sin embargo, bueno, tengo un poder adquisitivo alto, aunque todo se lo debo a mis padres.

Por eso, ella, se ha convertido en mi persona favorita, es tan sencilla, tan simple y a la vez tan mágica, tiene una forma de ver la vida y de pensar en las cosas que me hace admirarla.

-Tal vez me mude- le confieso después de haber pedido dos cafés.

-Que? No, por qué? No es tan malo-

-No pero, no se, tengo vecinos y ya discutí anoche con uno de ellos, y el barrio es raro-

-A ver qué me aclare, tú no querías eso mismo? Dejar un tiempo esa vida de súper lujos para vivir una vida normal, eso implica tener vecinos-

-No necesariamente-

-No te rindas, ya verás que te acostumbras, además aunque sea pequeño puedes poner el piso muy cuco-

-Contrataré a una decoradora- abro dos sobres de azúcar y los pongo en el café, luego lo remuevo y bebo un sorbo.

-Y por qué no lo hacemos nosotras?-

-Me da pereza-

-Tienes que empezar a hacer las cosas tú- después de esa pequeña charla allí sentadas pagamos la cuenta y nos vamos a buscar algo de ropa y decoración, todavía me quedan cosas que ponerle a ese piso.

(13:30)

-Mira esta alfombra- Es la décima alfombra que me enseña en el Ikea, es horrorosa.

Es la primera vez que vengo aquí, parecerá raro pero nunca antes había entrado, siempre eran las decoradoras las que se dedicaban a buscar los muebles en sitios de diseñadores, no aquí.

-Por qué no nos vamos a otra tienda?-

-A donde- me mira con los ojos abiertos, está empeñada en que deje a un lado esos lujos a los que ella llama innecesarios.

(14:00)

-Y estos cuadros?- le enseño una sucesión de tres cuadros de Dior, son póster con Dóbermans y cuchillos, en blanco y negro.

-Te vas a gastar 500€ en tres cuadros?-

-Ya tengo uno de esta colección, además Nil Ojeda se gastó 600 en un AirPod de oro que no sirve para nada- pongo de ejemplo recordando el reel que acababa de ver de ese influencer comprándose aquel accesorio.

-Haz lo que quieras- y en cuanto dice eso llamo a la chica para llevarme los cuadros, un capricho por día no va nada mal.

-Adivina el precio de esto- Monica me mira, levanta las cejas, y yo entrecierro los ojos, entonces ambas comenzamos a girarnos de forma disimulada para ver a quien tenemos detrás.

Mihail, Nil y Jesús Villegas.

Monica y yo somos muy cercanas, ella sabe lo que hacíamos, así que sabe lo que pasó con Misho, lo que no sabe aún es que es mi vecino.

-Es un bote de detergente- Misho sostiene un jarrón con forma de bote de detergente, pero que costará más de 200 seguro.

-Y los cuadros?- Nil se acerca a ver lo cuadros que he comprado, que siguen ahí colgados.

-Están guapos- Misho se acerca para obsérvalos mejor, le han gustado, una pena que me los lleve yo.

-500 nada más- informa Villegas viendo el precio.

-Como los veis en el salón de mi casa, bien?- pregunta el alto entre risas.

-Señorita Nazaret, cuando quiera puede pasar por caja para el cobro de los cuadros- la encargada me informa mientras dos empleados van descolgando los cuadros.

-Ahora vamos, que estamos mirando todavía-

-Perfecto- cuando ella se va conecto miradas con él, entonces sonrío triunfante.

-En el tuyo no se, en el mío quedarán geniales- respondo con una sonrisa triunfante, lo tomaré como una venganza por lo de anoche.

Misho solo me mira, no parece cabreado, pero si algo molesto, que se joda.

-Nos vamos?- Mónica me mira confusa mientras nos acercamos a la caja para pagar los cuadros.

Máscaras ~MISHO AMOLI~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora