Capítulo 12

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Misho (21:00)

No hay movimiento en el piso de al lado, me asomé al balcón para saber si veía algo, y me la encontré allí sentada, fumando algo que no era tabaco.

No quise preguntarle nada, porque sabía que me ignoraría, y ella necesita ahora su espacio, así que me volví a meter a mi piso sin querer agobiarla.

Me voy a mi cuarto y doy un par de toques en la pared, pero no hay respuesta, sin embargo suena algo, el timbre del horno, la cena está lista.

Nazaret (21:00)

Escucho sus toques en la pared, pero no le respondo.

Después de llegar a mi casa, me acosté un rato en el salón, sintiendo el frío del suelo en mi espalda desnuda.

Me puse nuestro último álbum, recordando con cada canción cada concierto, cada noche en las que subidos al escenario éramos uno.

Y con eso venían los recuerdos de nuestras charlas nocturnas, cuando nos contábamos absolutamente todo, aquellos festivales donde nos encantaba criticar a cualquiera.

Esas entrevistas en las que parecíamos los mejores amigos del mundo, y la verdad es que yo lo creía, hasta ahora.

De tanto darle vueltas he olvidado quien tiene la razón y quien no, quien debería estar decepcionado y quien no.

Nosotros tendríamos que habernos quedado en los suburbios de los Ángeles, tocando en bares de carretera aún teniendo padres millonarios, con grandes empresas.

Pero no, despegamos, nos hicimos conocidos, mi nombre resonó en todos lados junto al de tres personas que se daban miradas de lástima por la espalda, tres personas que sonreían y hablaban con un público sin haber tenido confianza ninguna en ellos.

No solo me habían mentido a mi, si no también a aquellas personas que se gastaron el dinero en nosotros, que apostaron por nosotros.

Y es ahí cuando me pregunto, el equipo entero lo sabía? O a ellos también les habían engañado?

Escucho tres toques en mi puerta, y de algún modo, por cómo suenan esos toques sé que es él.

Y antes de abrir recuerdo nuestras charlas, nuestros besos, nuestras caricias, una sensación de tristeza y anhelo me invade y no me atrevo a abrir la puerta, que es abierta de todas formas por el deseo de volver a verlo.

-Dime- quedo atónita ante la rara sonrisa que se forma en su bella cara tras verme abrir la puerta.

Por muchas sonrisas que me haya dado desde que me mudé, ninguna desprende el mismo sentimiento que esa.

-Había quedado con unos colegas para cenar pero no pueden venir, quería saber si te apetecía cenar conmigo- abre los ojos y su sonrisa es más amplia aún.

-Osea que soy tu segunda opción- en su cara algo se desvanece y sé que no se esperaba esa respuesta, como se también que aquello había sido una excusa para invitarme a cenar.

-No, no eres mi segunda opción, ni siquiera estabas en mis planes pero como esta tarde te vi rara pues, para animarte un poco y eso, que no es que me importe como estés tú pero vaya que por ser buen vecino, pero no es que yo quiera cenar contigo...-

-Si Misho, ceno contigo- lo interrumpo al ver que sus frases dejan de tener sentido.

Entonces él vuelve a sonríe, yo cojo mi teléfono y las llaves y nos vamos a su piso de donde sale un rico olor a lasaña.

-Has hecho lasaña?-

-Si, te gusta, no?- y su pregunta suena algo sarcástica, y recuerdo que Isabella ya se lo había dicho.

(22:00)

Vuelve a llenar mi copa, y luego llena la suya, por decimoquinta vez en la noche.

Jamás pensé decir esto pero me alegra bastante estar con él, es lo que necesitaba hoy, algo de compañía.

-Y eso?- fijo mi vista en la estantería que tiene de fondo, donde reposan varias fotos, junto a unos discos del grupo.

-Son cosas de SEXSIREN, discos, tengo una máscara también, unas figuritas, y bueno las camisas pero esas no están ahí- él me mira con un brillo peculiar en los ojos, un brillo que representa el fanatismo, la fascinación por algo que no es real.

-Por qué te gusta tanto ese grupo?-

-Porque tienen una música increíble, es como un estilo de vida, y se muestran tan reales ante su público, te hacen sentir identificado, además tienen un buen rollo, se nota que se quieren- esas palabras llegan a mí como una chispa, una chispa que me prende y me quema.

-No todo lo que reluce es oro- él me mira algo confuso, gira ligeramente su cabeza hacia la izquierda y se ríe sin entender mi comentario.

-A que te refieres?-

-No sabemos lo que hay tras esas máscaras, que se esconde tras el telón, porque de esos acordes, porque de esa elección, por que ya no sacan música? Por que se han esfumado?-

-Nunca llegamos a conocer de todo a una persona, pero ellos parecían no esconderse mucho, son bastante naturales, además, por mucho que no conozcas a alguien sabes distinguir el buen rollo del falseo, y ellos tienen unas vibras muy chulas-

-Ellos, como todo el mundo, se mueven por el dinero, se han alejado porque no les importa su público, porque tal vez entre ellos no se soporten, tienen sus secretos, como todos- termino mi copa de vino y la vuelvo a llenar, esta vez abriendo otra botella y rebosando la copa.

-Hablas como si los conocieses-

-Tal vez lo hago- intento tranquilizarme y despejarme porque la rabia acabará apoderándose de mí y me hará decir cosas que no son, o que él no debería de saber.

-Esta tarde estabas muy rara, que ha pasado?-

-Nada importante-

-Seguro? Porque yo creo que es bastante importante- él agarra mi mano y la acaricia de forma suave.

En estos momentos me da el apoyo que necesito, y apaga lo que me arde dentro, como un leve sereno que cae justo cuando todo está perdido, como hace años.

-Antes eras un capullo sin modales y ahora mírate, todo un blandengue- me rio sin apartar mi mano de la suya, pues ese calor sí que me gusta.

-Antes tenía motivos- y ahora soy la que queda totalmente confusa.

-Que motivos?-

-Unos que se dispersan por minutos, por fugases miradas- baja el tono de voz y hace silencio.

En esos momentos me da la sensación de que él lo sabe todo, sus respuestas, sus preguntas, sus extrañas miradas, como si viese a Isabella, y a su vez a Nazaret, y las aceptase a las dos.

-Eres un poco raro-

Misho (22:30)

Por cómo me mira, por cómo me habla, me da la sensación de que ella ya lo sabe, de que ella sabe que yo sé quién es en realidad.

Pero eso no puede ser posible porque yo no lo sé, porque antes lo creía y ahora ya no lo tengo tan claro.

Porque a veces si, a veces no.

Y me gustaría estar seguro y a su vez me aterra estarlo, porque eso significaría que la quiero, y que siempre la quise, que deseo estar con alguien que no me quiere, y me lo demostró hace tiempo.

Si ella es quien realmente creía, ella no me quiere, y si no lo es y yo me equivocaba, puede que me quiera.

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⏰ Última actualización: Aug 11 ⏰

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