𝓔𝓬𝓵𝓲𝓹𝓼𝓮 𝓭𝓮 𝓞𝓻𝓺𝓾í𝓭𝓮𝓪𝓼

→→→ 𝐂𝐨𝐦𝐩𝐥𝐞𝐣𝐨 𝐝𝐞 𝐒𝐚𝐥𝐯𝐚𝐝𝐨𝐫

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ᴄᴀᴘÍᴛᴜʟᴏ ɴᴜᴇᴠᴇ

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Lyra se levantó de su cama, inquieta bajo la luz de la luna en su máximo esplendor. No podía dormir, la emoción del juego aún latía en su pecho. Bufó con frustración mientras se ponía los zapatos, pero su atención se desvió cuando escuchó gritos en la distancia. Corrió hacia la ventana y lo vio todo: fuego por doquier, personas corriendo y niños gritando asustados. Una sensación de inquietud se apoderó de ella.

Corrió hacia su cama y se arrodilló, sacando la caja que había dejado debajo. La abrió con manos temblorosas, encontrando una capa grande y una máscara en su interior. Frunció el ceño, desconcertada. ¿Qué era aquello? Sus ojos se dirigieron a la mesa de noche. Tomó la foto de su madre y la encogió con un simple hechizo, guardándola en su bolsillo. Agarró su varita y, justo cuando abrió la puerta, Draco apareció jadeante.

—Tenemos que irnos, Elio —dijo Draco, tomándola de la mano con urgencia.

Lyra se soltó con determinación.

—No me iré a ninguna parte sin ayudar —replicó con firmeza.

—Es muy peligroso —insistió Draco—. Si intentas ayudar, solo te pondrás en peligro.

Elio negó con la cabeza, su mirada resuelta.

—Sabes bien que no soy de las personas que se quedan de brazos cruzados mientras los demás sufren.

Draco la miró, indeciso. Una explosión resonó cerca, sacudiendo el suelo bajo sus pies. Lyra agarró su varita con fuerza y salió corriendo, ignorando los gritos de advertencia de Draco detrás de ella. Se cubrió la nariz con su antebrazo cuando el humo la envolvió, pero siguió adelante, decidida a encontrar la tienda donde Blaise y Pansy seguramente estarían.

Draco la vio alejarse y, por un momento, consideró maldecirla para detenerlo, pero no podía. Era su amigo, y aunque la idea le parecía la más estúpida del mundo, debía seguirla. Después, le daría una buena lección.

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Lyra llegó al campamento justo en el momento en que Pansy, cojeando y apoyada en Blaise, salía de una tienda. Suspiró aliviada al verlos ilesos, y justo entonces, Draco apareció a su lado, sus ojos recorriendo el caos a su alrededor para asegurarse de que no estuvieran en peligro inmediato.

Pansy, al ver a Elio, se soltó de Blaise, fingiendo un dolor intenso en el tobillo.

—¡Elio! —gimió Pansy, con una exagerada expresión de sufrimiento.

Lyra se acercó a ella, intentando mostrar preocupación.

—¿Estás bien, Pansy?

Antes de que pudiera obtener una respuesta, una explosión resonó cerca, llenando el aire de humo y gritos. Lyra miró frenéticamente a su alrededor, la urgencia en su pecho superando cualquier preocupación por Pansy. Esta última seguía quejándose, empujando a Blaise cada vez que él intentaba ayudarla.