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Al día siguiente me encontraba comiendo cuando escuché que tocaban el timbre y como yo me encontraba cerca de la puerta abrí, y para mi sorpresa era George.

-tú... ¿Qué haces aquí? ¡Vete! –le dije muy enojada.

-oye ¿por qué me tratas así? Sabes, me gustaría conocerte más –dijo sonriente y me miró de una forma que me hizo sentir un escalofrío.

-yo no quiero conocerte, ni me gustaría conocerte –estaba a punto de cerrar la puerta, pero él la detuvo para decirme algo más.

-¡espera! Por favor no me cierres la puerta –dijo mientras la sostenía con una mano, me di cuenta de que escondía algo en su otra mano, porque no dejaba de esconderla tras su cuerpo.

-¿Qué quieres? Ya rápido porque tengo mucha prisa –le dije mientras volteaba a ver el reloj que faltaba cerca de media hora para la hora acordada con John y aun no había terminado de comer.

-no te quitaré mucho tiempo solo quería... -me respondió bastante apenado y tartamudeante.

-¿querías qué? –le dije cortante.

-quería obsequiarte esto –me dijo mostrándome por fin su mano y pude ver que era una bolsa de regalo color rojo con un gran moño en rosa, eso me hizo hacer una expresión de asombro y a la vez me sacó una pequeña sonrisa -espero que te guste -me dijo sin dejar de ver mi expresión de alegría.

-¿y se puede saber por qué me traes regalos? –le pregunté tratando de ser indiferente a su detalle, lo cual no funcionó, porque era más que obvio que me había encantado que me trajera un regalo.

-pues... como arruiné tu abrigo quise regalarte otro a ver si así me perdonas de una vez por todas y dejas de mirarme con indiferencia –dijo con una tierna sonrisa en su cara y algo ruborizado, eso me hizo sentirme algo extraña.

-no te hubieras molestado –le dije apenada –es más, perdóname tú a mí por haberme portado tan mal, no sé por qué me comporté así contigo –le dije mientras tomaba el regalo.

-no, no, perdóname tú a mí, debí de haberme fijado por donde caminaba, pero es que iba muy distraído, perdón –dijo mientras movía sus manos de un lado a otro y se rascaba de vez en cuando su cabeza.

-está bien, ambos nos perdonamos ¿de acuerdo? –le dije con una sonrisa en la cara, no sé por qué de repente cambió tanto mi forma de ser hacia él, en verdad que me caía mal, pero había un impulso que me hacía tratarlo de esa manera.

-está bien –dijo mientras me extendía su mano para sellar el trato. Noté que suspiró muy hondo como si el hecho de que por fin lo perdonara fuera un gran logro, así que rápido extendí mi mano también y nos dimos un fuerte apretón de mano que en realidad no duró tanto, pero como hubo un gran e incomodo silencio, me hizo sentirme bastante incomoda.

-bueno... pues... debo irme –me dijo soltando mi mano poco a poco.

-está bien también yo, tengo algo de prisa –le dije casi por inercia pues ya era tarde prácticamente había perdido 15 minutos charlando con George.

-está bien, no te quito más tu tiempo, espero verte pronto – me dijo mientras caminaba sin darme la espalda.

-pues ojala que se vuelva a dar una coincidencia, ¡cuidado con los escalones¡ -le grité para que volteara a ver por dónde iba.

-¡oh!, gracias, por poco y me caigo, bueno... pues... -me dijo deteniéndose justo antes de bajar las escaleras de la entrada de mi casa, parecía como si no quisiera irse jamás de mi casa -me voy tengo que ver a... un amigo, cuídate y hasta luego –se dio media vuelta y comenzó a salir del jardín de mi casa hasta llegar a la cerca de la entrada, yo solo me quedé viéndolo recargada en mi puerta sin saber que decir, estaba bastante asombrada por el comportamiento tan lindo de George y por el mío, no podía creer que por fin lo hubiera perdonado, de pronto al salir George de mi casa, se volteó hacia mí de nuevo, alzó su mano y se despidió de mí de nuevo, y yo correspondí su saludo, después de eso siguió caminando hasta que lo perdí de vista entre arbustos y carros, cerré la puerta y me quedé unos segundos recargada en la puerta, recordando nuevamente todo lo que acababa de suceder, suspiré y miré el reloj me di cuenta que solo me quedaban alrededor de 15 minutos, lo necesario para llegar a strawberry fields así que tomé el regalo de George y rápidamente subí a mi habitación y puse la bolsa en mi cama, me di unos retoques de maquillaje y bajé, me despedí de mamá y salí de mi casa casi corriendo.

I Need You - George HarrisonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora