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-que tal que cuando regreses ella ya está casada con un lindo alemán de ojos azules –decía George burlonamente, John se levantó bastante molesto y se tiró sobre George para golpearlo.

-¡ya basta dejen de pelearse! –les gritaba Paul.

-vamos ya, por una vez en sus vidas dejen de comportarse como unos estúpidos –cuando John y George escucharon esas palabras salir de Pete lo miraron con gran odio al igual que Paul.

-¿y tú que tienes que decir al respecto? Ni siquiera tienes quien te diga un te quiero –le dijo John molesto.

-si tiene, John –se arrimó George con una sonrisa picara.

-¿a sí, quién? –preguntó John desconcertado.

-su mamá y su abuelita –ante aquella ocurrencia de George todos comenzaron a reír haciendo que Pete se molestara bastante y saliera de ahí.

-¿no creen que sería una buena idea sacarlo del grupo? –les dijo Paul.

-no Paul, lo necesitamos –decía John mientras sacaba un cigarro.

-eso mismo decías de Stuart, y ve ya ni siquiera está aquí –le contestó George.

-es muy diferente, él ya no quiso seguir, no lo echamos.

-¿y crees que Pete quiera seguir? –dijo George molesto.

-pues quizás no, pero dejemos que él deje el grupo –dijo John tranquilamente.

-eso está de dudarse, no creo que quiera dejar el grupo –dijo Paul para después bajar, los otros dos lo siguieron y salieron de la casa rumbo a un bar.

Al día siguiente llegamos Joan y yo a Liverpool, ya era algo tarde así que decidimos ir a casa de Marie para ver si había manera de quedarnos a dormir ahí

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Al día siguiente llegamos Joan y yo a Liverpool, ya era algo tarde así que decidimos ir a casa de Marie para ver si había manera de quedarnos a dormir ahí.

-espero que la mamá de Marie nos acepte por lo menos esta noche –decía Joan mientras pagaba el taxi, yo volteé a ver mi antigua casa que estaba en frente de la de Marie, sentí una especie de tristeza, tenía tantas ganas de regresar el tiempo y volver a vivir toda aquella época tan linda llena de despreocupaciones, me dieron ganas de regresar todo para nunca ir a Hamburgo y pasar por todo lo que pasé, por la tristeza que invadía mi ser en estos momentos, Joan me hablaba y me hablaba y yo no hacía caso por pensar tantas cosas.

-Frida te estoy hablando ¿en qué piensas?

-eh... No en dada –dije titubeante y volviendo a la realidad, Joan al principio no entendió mi reacción pero después de voltear a ver mi vieja casa comprendió todo, tocamos la puerta y esperamos ansiosas, poco a poco se abrió la puerta y vimos que era Marie, al instante nos tiramos a abrazarla.

-¡Marie! –gritamos Joan y yo en una sola voz, ella no comprendió qué hacíamos en Liverpool, pero también se alegró de vernos.

-pero... yo las hacía en Hamburgo ¿Qué pasó, por qué se regresaron? –preguntaba bastante confundida mientras miraba nuestras maletas.

I Need You - George HarrisonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora