Capítulo XV.

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Enza

Todo paso muy rápido. Kaily fue arrastrada por Domenico hacia la salida. Los presentes disimularon muy bien su sorpresa. Y nosotros nos fuimos, Darío con un aura asesina y yo con mi mente dando vueltas, más un montón de preguntas.

Estábamos dentro del auto cuando comenté:

—Ella se me hacía conocida.

—Kaily Ferrante, es la media hermana de uno de mis capos. Los hombres que conociste en aquella reunión.

¿Que? ¿Por qué Kaily, mi mejor amiga, era parte de esta vida? ¿Por qué nunca lo supe? ¿Podría volver a verla?

—¿Por qué no me lo dijo? —comente en un susurro, algo triste, le había confiado muchas cosas a ella. Ahora resulta que era parte de la mafia, ni me hubiera enterado si no fuera por su aparición está noche.

—Muchos prefieren obviar los temas sobre sus raíces. Pero al final el deber llama.

—¿A qué te refieres?

—Es la prometida de Domenico.

Matrimonio.

—Me imagino que por conveniencia.

—Sí, se que va en contra de ti Enza. Pero está es nuestra vida, es lo que conocemos y es como funciona.

—Lo entiendo, solo quiero que ella también sea feliz.

Le dije sosteniendo su mano sobre la palanca de cambios.

Una sonrisa se asomo por sus labios: —¿Eres feliz?

¿Era feliz? Sí, lo era. Junto a él, la única persona que nunca me había fallado era mi esposo. Mi esposo por contrato.

—Sí —asentí sonriente.

Un beso se pozo en mis labios antes de que pudiera reaccionar ya se había apartado.

—Te prometo que Domenico será un caballero, especialmente con ella.

Eso apaciguó la duda de mi interior.

El camino se había llenado de tensión pero de una llena de deseo y ganas de más. Junto con algo que pronto explotaría entre ambos. Unas palabras que ninguno había pronunciado aún.

Darío había ido a su oficina a atender una llamada. Mientras yo me debatía entre unos conjuntos que había comprado hace tiempo. Pensaba que nunca los usaría. Recuerdo haber ido con Kaily a aquello, habíamos ido por ella y habíamos terminado comprándome tres conjuntos, me quedaban muy bien. Pero nunca pensé que lograría tener la suficiente confianza con alguien para llegar a usarlos. Pero ahora sí, sería con él. Estaba más que lista y era más que feliz. Lo quería, creo que casi rodaba el amar. Había sido la persona que nunca había pedido pero había llegado y ahora no sabría cómo seguir si él. Era el único que no me había fallado.

Escogí el negro, me gustaba como contrastaba con mi cabello, el cual dejé caer en honda sobre mis hombres y espalda. Cubri todo con una bata de baño y salí del vestidor. Arrodillada en la cama de cara a la puerta. Estaba lista para entregarme, estaba lista para ser yo.

Darío

Domenico había llamado para saber si había podido cubrirme. Todo había salido bien. Pero aveces deseaba que lo supiera, así sabría si seguiría conmigo después. Deseaba que sí. Porque yo la amaba, más que nada, más que a mí, más que a mí vida. Y la esperaría, todo lo que quisiera y haría todo lo posible para que me perdonará. Si tenía que bajar la maldita luna del cielo, lo haría por ella, por mí esposa. Por mí mujer.

Al entrar a la habitación mi esposa me espera arrodillada en la cama con una bata puesta. Una pequeña confusión ronda mi mente hasta que caigo en cuenta, ella está lista. Aún así lo pregunto:

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⏰ Última actualización: Oct 19 ⏰

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Mía por contrato #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora