Mía por contrato #1

Capítulo III.

Enza

Esto era una jaula de oro. La habitación tan hermosa y cara como podría ser una, con una cama Queen que se cernía sobre está. La habitación tenía un aire oscuro, pintura oscura, muebles oscuros y aura oscura.

Me iba a casar, con un jefe de la mafia que quería enseñarme el peligro. Esto era una situación irreal. ¿En qué mierda estaba metida? Tampoco tenía idea del paradero de Cesaré, no sabía que había ocurrido con él. No tenía mi teléfono, ni mis cosas, solo la ropa que llevaba puesta y unas punzadas en el bajo vientre luego de que sus palabras enviaran ondas en toda mi columna vertebral. Debía de haber algo mal en mí, si no ¿Que explicaría que el hombre en cuestión me pareciera sexy a no más poder? En ese traje, con esas pequeñas canas entre su pelo castaño.

No podría casarme con ese hombre. Me doblegará en cualquier momento, no aguantaba mucho cuando me ponían presión. Lo más seguro era que nos casaríamos y él luego se aburriría completamente de mí. No podía aceptar eso de nadie más.

Tenía dos opciones, bueno tres:

Primera: escapar antes de la boda. Segunda: escapar después de estar casada. Tercera: aceptar mi final y vivir infeliz como lo había hecho la mayor parte de mi adolescencia. La tercera no era una opción muy atrayente.

La primera tenía mucho en contra puesto que estaría más en vigilancia antes del matrimonio, tendría menos confianza y se imaginaria mil formas en las que escaparía y se encargaría de frustrar cada una.

La segunda opción era un poco más viable, pero viviría huyendo y conseguir el divorcio de "mi esposo" más si era un jefe de la Cosa Nostra sería la dificultad más grande. Aunque tampoco me atraía tanto la idea del matrimonio con nadie como para preocuparme por eso.

Así que crearía mi propia opción.

. . .

No podía dormir, debían ser las tantas de la madrugada. Marianella me había traído ropa para cambiarme, un camisón blanco y andaba sin bragas por la casa.

Decidí bajar a por un vaso de agua. Cuando cruce por el pasillo algo parecido a una oficina tenía la puerta entreabierta junto con la luz encendida, la curiosidad me picaba en los poros. Me asomé por la abertura, Darío se encontraba con unos anteojos puestos y estaba frente a un papeleo y su laptop, las mangas de la camisa recogida mientras sus venas se marcaban, pidiendo a gritos salir de su piel.

Levanto la vista hacia la laptop, me miró de reojo, no hice más que correr hacia la cocina, fingiendo que nunca habia estado viendo lo bien que se veia mi temible captor.

Darío

Desde que había puesto pie fuera de su habitación, la había sentido. Sabía que no había podido pegar ojo me lo imaginé y menos despues de la tensión que le había hecho respirar en la cena.

Yo tampoco podía dormir, sentía el impulso de hacer otras cosas que incluía una de mis manos, así que para no ceder me había decantado con tomar el papeleo y terminarlo.

Cuando se detuvo en medio del pasillo a ver qué hacia, también supe que me observaban. Le di chance a qué se largará sin ser "descubierta" pero su curiosidad le ganó y ahora dos jugaríamos este jueguito viejo.

Me dirigía a la cocina, debía estar alli. Desde la entrada percibí su loción.

Me acerqué a ella por detrás, cuando sintió mi presencia se paralizó, percibía su respiración errática mientras me acercaba.

—Pequeña cachorrita ¿Con que eres curiosa?

—N-no —respondió en una exhalación.

—Mira cómo tiemblas ¿Es de miedo o anticipación? En dado caso ambas me gustan.

»Pero...

Deje mi respiración en su cuello.

—No te preocupes, no haremos nada —hice una pequeña pausa— hasta que me lo pidas.

Con eso me aleje con lentitud y salí de allí.

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Este capítulo es viejo. No he escrito nada últimamente.

Espero les guste este capítulo y puedan disfrutar de esta nueva novela.

¿Cómo les ha ido en la semana?

Yo con muchos trabajos pero bue...

Los quiero muchísimo. Gracias por mantenerse acá siempre.

Besitos de fuego. 🔥💋