Un gran y nuevo año.

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Decir que Jimin estaba emocionado era realmente poco, después de pasar el día con sus padres y su hermana y que todos estuvieran bien con el asunto de su unión, ambos volvieron a casa y el omega pasó el resto de los días hablando de lo divertido que será ir a una fiesta con sus amigos y mejor aún con su alfa, jamás había ido a una fiesta y mucho menos a un bar, así que le cuestionaba a Jungkook cada minúscula cosa para estar bien informado al respecto, cuando el 31 de diciembre llegó el omega fue el primero en despertarse, demasiado temprano para ser honestos, pero la emoción le ganaba, preparó el desayuno en compañía de Tiza que se entretenía mordiendo los dedos de sus pies o su pantalón de pijama. Volvió a la habitación para despertar al rizado, se tumbó a su lado con impaciencia, ¿cómo es posible que aún no esté despierto cuando la diversión los espera?

—Kook —susurró en su oído, recostado a su lado y agitándolo por el hombro insistió—. Despierta —habló más fuerte pero el alfa no abría los ojos, así que lo sacudió más fuerte—. Alfa, despierta —su ceño se frunció porque usualmente el rizado tenía un sueño ligero—. Kook, ya es hora —lo sacudió de nuevo pero nada. El terror invadió su cuerpo, Jungkook no despertaba, por un segundo volvió a su mente la imagen del alfa en coma y lleno de cables, sus ojos cerrados y todos esperando a que los abriera sin obtener éxito—. Ricitos, d-despierta —pidió con la voz ahogada aunque ya no hacía falta insistir, el alfa había abierto los ojos por el dolor de su pecho ante el miedo del omega.

—No llores, bebé —se sentó de inmediato y lo atrajo a su regazo—. Perdóname, estaba jugando —frotaba su mejilla contra la del menor tratando de acallar su llanto.

—¿Qué? —se separó molesto del alfa—. ¡¿Era una broma?! —su molestia era mucha, su voz fue más fuerte pero las lágrimas no se detenían, vio al alfa asentir con pesar—. ¡Estuviste en coma, Jungkook! —grita exasperado y rodeando el cuello del otro con sus brazos, estaba enojado pero el alivio de tener a su alfa con bien era más—. No v-vuelvas a hacer eso, me asusté m-mucho —sollozaba con dolor, sus lágrimas humedecían la camisa de Jungkook donde su rostro estaba recargado.

—Perdón, no pensé en eso —apretaba más el cuerpo del omega, se odiaba así mismo por causarle dolor, pero era verdad, no recordó el pequeño detalle de su salud voluble, ahora se siente tan estúpido, nadie puede detestarlo más de lo que se detesta el mismo—. Lo siento, lo siento mucho —los sollozos seguían saliendo de la boca del menor y su lobo estaba tan molesto, había dañado a su tesoro, le había causado tristeza, ahora necesitaba calmarlo e implorar perdón—. Lo siento, amor —acariciaba su espalda con tranquilidad tratando de transmitírsela—. Lamento asustarte y aunque mi intensión si era esa, era un juego, no pensé en mi estado, lamento hacerlo, de verdad lo hago —ladeó su cabeza para poder besar la mejilla del omega—. ¿Puedes perdonarme?

—Cállate —susurra—. Solo déjame abrazarte y abrázame de vuelta —aumentó la fuerza de sus brazos aferrándose el cuello del otro—. Sé que no fue tu intención asustarme de esa manera y te perdono pero no me sueltes —su mejilla se pegaba a la de Jungkook durante el abrazo, la humedad que resbalaba de sus ojos mojaba también al alfa—. Nunca lo vuelvas a hacer, es horrible, me duele.

—Lo lamento —la fuerza que el ojiazul ejercía en su cuello, la ejercía él en su cintura, sentía lo que Jimin y era desgarrador, su miedo, el pánico que lo recorría era terrible y nunca va a perdonarse por eso. Liberaba su aroma tratando de tranquilizar a su omega, lo ayudó a acurrucarse adecuadamente en su pecho, la barbilla de Jungkook recargada en la coronilla del ojiazul mientras repartía caricias a la espalda del chico, tarareos suaves acompañaban sus movimientos mientras la respiración del omega se tranquilizaba y el dolor de su pecho se disipaba.

—Kook... —habla Jimin luego de unos minutos—. Te amo demasiado, por favor, nunca me dejes.

—Te amo mucho más —buscó besar su frente y sus labios tibios se colocaron en la suave piel, sin alejarse demasiado continuó—. Lo lamento, no sabes lo estúpido que me siento —los ojos del omega lo observaron, ya sin demasiada tristeza pero algunas lágrimas hacían que sus pestañas se agruparan y sus ojos relucieran brillantes.

where we land  ᡴꪫ  kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora