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 𝗣𝗔𝗥𝗧 𝗜𝗜♡₊˚ 🦢・₊✧
ᶜᵒʳʳᵉ ᵖᵒʳ ᵗᵘ ᵖᵃᵈʳᵉ

         LOS DÍAS SIN SU QUERIDO HERMANITO ERAN DUROS. Dayron fue despedido justo después de Rhaenyra. Despedirse de su hermano fue una agonía para ella. Por dentro se ahogaba en lágrimas, pero como correspondía a una princesa, se mantenía orgullosa. Sólo Élayne y Alicent sintieron intensamente la partida del príncipe menor, al resto de la familia no pareció importarle.

      - Mantente orgulloso y honorable, mi pequeño dragón", Élayne estrechó a su hermano contra sí como si fuera su propio hijo.

        Desde que Dayron había nacido, nunca se había separado de él. Debido a su edad, Élayne no podía cuidar de Aemond ni de Helaena. Así que el pequeño príncipe se convirtió en el objeto de su adoración.

    - Recuerda, eres un Targaryen, eso es todo lo que importa.

     Tras despedirse de su madre, el príncipe se sentó en el carruaje y sonrió a su familia por última vez. Sus hermanos también vinieron a despedirse de él. Pero no su padre. Nunca había aprendido el amor de un padre.

   La familia permaneció de pie hasta el final, viendo desaparecer el carruaje con los guardias y el dragón en el cielo. Élayna se volvió y vio a los hermanos y hermana que le quedaban. Quizá ahora valía la pena prestarles atención.





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       Ser Lads relató sus hazañas de camino a los aposentos de la reina. Todos los días, los príncipes y las princesas se reunían en los aposentos de su madre y pasaban allí unas horas. Élayna encontraba aburrido este tiempo, ya que no ocurre nada nuevo. Los hermanos no tienen temas comunes de conversación. A pesar de la sangre compartida, es como si fueran extraños el uno para el otro. No como la familia de Rhaenyra. Élayne sintió una pena terrible por su prima Leinor por permitir y soportar esta humillación. Desde niña había aprendido que los bastardos no debían gobernar.

      Los aposentos de la reina Alicent estaban despejados y cálidos, a pesar del terrible tiempo. Helaena estaba sentada con sus escarabajos junto a la ventana, mientras Aegon estaba sentado a la mesa comiendo pastel. Aemond aún no había llegado. Se fijó en su arpa junto a Helaena. A Alicent le encantaba escuchar tocar a su hija. La forma en que sus dedos se movían con gracia entre las cuerdas era hipnotizante.

       - ¿Dónde están mamá y Aemond? - preguntó, rodeando la mesa y dirigiéndose al instrumento.

        - Mi hermano está practicando con Ser Criston Cole -respondió Aegon con la boca llena. - Ser Laris Strong entró y mamá salió.

        Elayne se encogió al oír los sonidos que hacía su hermano al comer.

        - Deja de sorber y no hables con la boca llena -le reprendió antes de sentarse en la tachta y reírse a carcajadas.

      Aegon se limitó a resoplar.

      Pronto las puertas se abrieron de nuevo y entraron Ser Criston Cole y el príncipe Aemond. El príncipe más joven parecía satisfecho y un poco cansado después de su entrenamiento fuera. La familia sólo se giró un momento para mirar a los que entraban antes de volver a sus asuntos. Todos querían volver a sus asuntos lo antes posible.

    - ¿Qué tal la mañana, mis príncipes y princesas? - preguntó el caballero.

      Realmente le adoraban. Ser Criston Cole era como un miembro más de la familia, como un padre. Desde que tenían memoria, siempre había estado ahí para ellos. Aunque no se podía negar su propia agenda. Todos en este castillo tienen sus propios motivos personales para la familia real. No creo que te traten con sinceridad.

𝗢𝗦𝗧𝗥𝗬𝗘 | 𝗔. 𝗧𝗔𝗥𝗚𝗔𝗥𝗬𝗘𝗡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora