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Narrador omnisciente:

— Aah, joder, que apretado estás — gemía Potter y Draco se removió bajo él — quédate quieto, mi príncipe, estoy casi llegando…oh, Draco…uhggf.

Malfoy sentía asco, se sentía mal, le dolía el estómago, tenía ganas de vomitar y tenía sueño, además de miedo.

— Harry, ya, por favor…me siento muy mal — suplicó casi llorando y lo único que recibió fue una estocada fuerte — auch…me duele, por favor, amor…nos haces daño.

— Y tú me lo haces a mí — dijo él — ¿me odias, no? Eso me lastima amor, porque yo sólo quiero darle la familia que yo nunca tuve a mi bebé…a nuestro hijo, príncipe.

— No, no, por favor ya, Harry — suplicó ahora llorándole, desesperado — me duele, nos duele a ambos ... Le duele a nuestro bebé, Hazz…

Pero, la mirada de Harry se nubló al sentir el éxtasis y como las paredes de Draco apretaban su pene, estaba teniendo el mejor puto orgasmo de su vida.

— Agh, joder, Draco — jadeó — que rico, me apretaste tan delicioso que quiero repetirlo, asi que; ponte de ladito...

— Agh, joder, Draco — jadeó — que rico, me apretaste tan delicioso que quiero repetirlo, asi que; ponte de ladito

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Harry había salido de su tienda y había dejado a Draco llorando. Debía hacer algo muy importante y tener a Hermione Granger, su mejor amiga, mirándolo como si fuese una escoria no lo detendría.

— ¿A dónde vas Harry? — preguntó ella — ¿dejarás a Draco solo? Él te necesita por cualquier cosa, Harry. Es más nunca sabes que le pueda pasar.

— Voy a Hogwarts, necesito buscar unas cuantas cosas — contestó — ah, si, pero antes debo hacer algo contigo.

Granger se asustó cuando Harry comenzó a hablar en parcel, más cuando en su muñeca apareció una frase.

“ la lealtad es fiel a mi, no yo a ella y juro que siempre seré su representación donde quiera que vaya, con o sin Harry Potter y Draco Malfoy…”

— ¿Qué significa esto, Harry Potter?

— Qué eres la lealtad en persona…o al menos aquí, necesito que te acerques muchísimo más a Draco — dijo — adiós.

Sala de menesteres…

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Sala de menesteres…

La sangre en esa piel cremosa y pálida corría…

Las súplicas (aunque eran a través de un espejo) se podían escuchar…

Las lágrimas que empapaban ese reflejo eran perfectas…

Draco Malfoy en cada una de las fantasías de Harry era la perfección...

— Si tan sólo tuviese el valor de tomar un cuchillo y marcar tu hermosa piel — susurró Potter, con deseo — verte así, llorando, suplicando…

— …¿Así qué tuviste el valor de regresar? — preguntó la voz de Dumbledore tras él y Harry lo enfrentó — esa obsesión por el espejo es demasiado seria, Harry, te lo dije en tú primer año...

— Me importa una mierda lo que haya dicho, viejo estúpido — atacó.

— Debo entregarte a los aurores y debemos buscar al joven Malfoy — comentó Dumbledore — eso es lo más importante, encontrar a Malfoy y sacarle ese pequeño demonio que está gestando.

La vena en la frente de Harry quería estallar.

— ¡De mi hijo y novio no hables así, maldito!...

Espejo D' Oesed  |  Harco Donde viven las historias. Descúbrelo ahora