Capitulo 6

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Mientras Remus esperaba con ansias la hora de sus tutorías con Severus, sus pensamientos se entrelazaban con una mezcla de anticipación y nerviosismo que no podía ignorar. Desde aquel momento en la biblioteca, cuando sus miradas se encontraron de manera tan intensa, algo dentro de Remus había cambiado. Ya no podía negar que sentía algo más que respeto por Severus; había una atracción magnética que lo impulsaba a querer pasar más tiempo con él, a aprender de él no solo en pociones, sino también en otras áreas de la vida.

Los días pasaron lentamente para Remus, cada momento en la biblioteca junto a Severus llenándose de una tensión delicada pero palpable. Cada encuentro se volvió una oportunidad para conocer más a Severus: sus pasiones, sus puntos de vista, incluso los detalles más pequeños de su vida en Hogwarts. A medida que compartían más tiempo juntos, Remus descubría que Severus era mucho más que un genio en pociones; era alguien complejo, con profundidades que intrigaban y atraían a Remus cada vez más.

Severus, por su parte, también estaba experimentando cambios internos. Aunque inicialmente había aceptado ser tutor de Remus por un sentido de deber y oportunidad académica, ahora se encontraba disfrutando de la compañía de Remus de una manera que nunca había anticipado. Remus no era solo un estudiante necesitado de ayuda; era alguien con quien podía debatir ideas, compartir descubrimientos y, sorprendentemente, encontrar consuelo en momentos de estrés académico.

Una tarde, después de una sesión particularmente productiva en la biblioteca, Remus y Severus salieron juntos hacia los terrenos de Hogwarts, sumidos en una conversación sobre las propiedades mágicas de ciertas plantas. El sol estaba bajo en el horizonte, pintando el cielo de tonos cálidos y dorados mientras caminaban por el sendero cubierto de hierba.

"Creo que finalmente he entendido por qué algunas pociones requieren una mezcla tan precisa de ingredientes," comentó Remus, sonriendo ligeramente mientras ajustaba su mochila sobre el hombro.

Severus asintió, su mente aún inmersa en el tema.

"Sí, es esencial para asegurar la estabilidad y potencia del resultado final. Es fascinante cómo incluso la más mínima variación puede alterar completamente el efecto de una poción."

Remus miró a Severus con admiración, capturado por la pasión con la que hablaba de la magia de las pociones. Era como si un mundo completamente nuevo se abriera frente a él cada vez que conversaban, y no podía evitar sentirse cada vez más atraído hacia Severus, no solo por su inteligencia, sino por la manera en que compartían intereses y perspectivas únicas sobre el mundo mágico.

A medida que continuaban caminando, Severus notó la mirada de Remus posándose en él ocasionalmente. Se preguntó qué pasaba por la mente de Remus en esos momentos, si estaba consciente de la tormenta de emociones que había desatado en Severus desde el inicio de sus tutorías. Aunque seguía siendo reservado sobre sus sentimientos, Severus empezaba a preguntarse si tal vez había más en su relación con Remus de lo que había asumido inicialmente.

El crepúsculo los encontró cerca del Sauce Boxeador, un lugar que Severus conocía bien por sus propiedades curativas y su atmósfera tranquila. Decidieron sentarse bajo el árbol, disfrutando del silencio cómodo que había crecido entre ellos. Remus miró al horizonte dorado, sintiendo la necesidad de romper el silencio que se había instalado entre ellos.

"Severus," comenzó Remus, su voz suave en el aire sereno de la tarde, "me pregunto si... ¿has notado algo diferente últimamente?"

Severus arqueó una ceja, sintiendo el corazón acelerándose ante la pregunta directa de Remus. Tomó un momento para elegir sus palabras con cuidado.

"¿Diferente cómo?"

Antes de que Remus pudiera continuar, el sonido de voces familiares interrumpió la tranquilidad del momento bajo el Sauce Boxeador. Desde el sendero cercano, dos figuras se acercaban rápidamente, conversando animadamente entre ellos. Remus reconoció las voces al instante y su corazón se hundió un poco en su pecho: era Sirius y James, quienes claramente no venían con intenciones de simplemente pasar de largo.

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