Capitulo 10

104 6 2
                                    

El andén nueve y tres cuartos de la estación de King's Cross estaba impregnado de nostalgia y emoción mientras los cinco amigos se preparaban para despedir a Harry Potter en su primer día en Hogwarts. El sol de septiembre brillaba sobre la estación, creando un ambiente cálido y acogedor que contrastaba con los corazones llenos de emociones encontradas.

James Potter y Lily Evans, ahora Potter, observaban con orgullo a su hijo mientras esperaban junto al Expreso de Hogwarts. Lily acariciaba con ternura el cabello oscuro de Harry, asegurándose de que todo estuviera en orden antes de que comenzara su nueva aventura en la escuela de magia.

—Estoy seguro de que vas a tener un tiempo maravilloso, Harry —dijo James con una sonrisa radiante, aunque sus ojos reflejaban una pizca de nostalgia por sus propios días en Hogwarts.

—Recuerda, si necesitas algo, solo tienes que enviar una lechuza —añadió Lily con voz suave, su mirada maternal llenando de confort al joven Potter.

Sirius Black, el padrino de Harry, estaba de pie junto a ellos, con una mano en el hombro de James y una sonrisa afectuosa dirigida a su ahijado.

—¡Vas a ser el mejor mago, Harry! —exclamó Sirius con entusiasmo, haciéndole cosquillas al niño con un gesto juguetón.

Regulus Black, novio de Sirius desde hacía años, estaba un poco más atrás, observando con una expresión suave y contemplativa. A pesar de su naturaleza reservada, su afecto por Harry y por todos sus amigos era palpable.

Remus Lupin y Severus Snape se mantenían unidos cerca de la familia Potter-Black, apoyándose mutuamente con gestos tranquilos pero llenos de apoyo. A lo largo de los años, habían construido una vida juntos, enfrentando desafíos y compartiendo momentos de felicidad y crecimiento personal.

—¿Listo para tu primer año, Harry? —preguntó Remus con una sonrisa tranquilizadora, sus ojos dorados brillando con cariño hacia el joven Potter.

—Sí, estoy emocionado y un poco nervioso —confesó Harry con sinceridad, mirando a los adultos que lo rodeaban con gratitud y admiración.

Severus, siempre más reservado, observaba la escena con una mezcla de emociones. Había sido testigo de tantas cosas en su vida, y ver a Harry comenzar su propio viaje en Hogwarts traía recuerdos tanto amargos como dulces.

—Vas a hacerlo genial, Harry. No dudes en pedir ayuda si la necesitas —añadió Severus con una voz tranquila pero reconfortante.

James y Lily intercambiaron una mirada llena de complicidad y amor, orgullosos de la persona en la que su hijo se estaba convirtiendo. Sirius y Regulus se mantuvieron cerca, compartiendo la emoción de este día especial con sus amigos y su ahijado.

Con el estruendo característico del tren anunciando su partida, Harry se despidió con abrazos y sonrisas. Los cinco amigos se quedaron en el andén, viendo cómo el Expreso de Hogwarts desaparecía en el horizonte, llevándose consigo a una nueva generación de estudiantes hacia el castillo que tanto amaban.

—Ha pasado tan rápido —murmuró Lily con nostalgia, apretando la mano de James mientras observaban la estela de vapor que dejaba el tren.

—Parece que fue ayer cuando estábamos en el mismo lugar, esperando que nos llevara a Hogwarts —respondió James con una sonrisa suave, su mirada perdida en el recuerdo de su juventud.

Sirius rodeó los hombros de James con afecto, sintiendo el peso del tiempo que había transcurrido desde aquellos días llenos de travesuras y aventuras.

—Pero esos recuerdos nunca se desvanecen, ¿verdad? —comentó Sirius con una sonrisa nostálgica, mirando a Regulus con cariño. —Siguen vivos en nuestros corazones.

Un tutor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora