𝙄 𝙒𝘢𝘯𝘯𝘢 𝘣𝘦 𝙮𝘰𝘶𝘳𝘴 | 𝐒𝑎𝑛𝑡𝑖𝑎𝑔𝑜 𝐑𝑜𝑑𝑟𝑖𝑔𝑢𝑒𝑧

↪| 𝗲𝗶𝗴𝗵𝘁𝗲𝗲𝗻

Luego de eso él sugirió salir, ir al cine y luego ir a comer a cualquier lado, aceptw ya que le había dado la oportunidad y seguro quería "sorprenderme". Lo esperé así se preparaba y cambiaba ese aspecto que tanto me dolía ver, cuando estuvo ya listo nos fuimos caminando al centro de la ciudad donde se encontraban los centro comerciales, cines, lugares de comida, de ropa, etc.

— No sé de que hablar así que voy a aprovechar para decirte que yo estoy muy arrepentido de lo que pasó y te vuelvo a pedir perdón porque sé que la cague mal pero te amo y me dolería mucho perderte- — Él comenzó a hablar sin parar pero yo no quería tocar el tema así que lo interrumpí.

— Ya está Santiago, te estoy dando otra oportunidad así que no toques el tema porque va a ser que me arrepienta — Dije yo mirando la verada por la cual veníamos caminando, él se quedó completamente callado después de lo que dije.

Llegamo al centro y seguimos paseando por una feria que había en el parque, yo paré en una tiendita de peluches porque uno especialmente me llamó la atención, era un zorrito muy tierno, además de que era mi animal favorito. Vi como él sacó su billetera y pagó por el peluche, la señora se lo entregó y él me lo extendió a mí con su tierna sonrisa. Pude sentir que hizo brillar mis ojos otra vez, sentía que volvía a ser yo por más que haya sido algo mínimo, después de mi última relación me conformaba con cualquier cosa, una sonrisa se formó sin querer en mi rostro para él, aunque en el fondo temía que vuelva a pasar algo pero decidí dejarme llevar.

— Gracias Tutu — Hablé de manera dulce y pude ver que su sonrisa se transformó en una de emoción al escuchar que lo llamé por su apodo de nuevo.

— De nada hermosa — Respondió y yo solo tomé su mano sin pensarlo, lo jalé para que volvamos a caminar viendo las tiendas que había hay, no volví a soltar su mano y sabía que él tampoco lo haría.

Ustedes dirán ¿Cómo lo perdonas tan fácil? Sinceramente no sé, comparado con lo de Nicolás siento que ésto es algo mínimo que pudo haber pasado, no digo que no haya estado mal lo que hizo pero siento que se está esforzando y eso lo valoro mucho. Yo si quiero hacer las cosas bien con él, no voy a volver a estar con alguien si llegamos a terminar así que quiero aprovechar mi tiempo con él por si las cosas se van a la mierda. Él me hizo y me hace muy feliz, literalmente me salvó la vida porque si seguía en esa relación ahora mismo podría estar incluso muerta, le debo muchas cosas y sé que él está dando lo mejor de él para dejar de lado por completo una vida que tenía antes de mí. No dudo que me ame y por eso le doy otra oportunidad, tengo esperanzas de que pueda hacer las cosas bien, así me haga quedar como una tonta sin dignidad.

— ¿A dónde querés que vayamos? — Preguntó Santi sacándome de mis pensamientos.

— No sé, ya no quiero ir al cine — Mencioné por el plan arreglado anteriormente, se me habían ido las ganas.

— Entonces vamos a donde quieras — Mencionó y yo me puse detuve para ver a donde podríamos ir.

— Tomemos un helado — Sugerí y él asintió al instante sin pensarlo.

— Bueno, vamos — Volvimos a caminar en dirección a una heladería que se encontraba frente al parque donde se encontraban.

Cruzamos la calle y entramos a dicha heladería, al entrar pude ver a una rubia conocida, era ludmila, la ex de Santi y obviamente se nos quedó mirando. Yo solo miré a Santi quien pareció verla pero rápidamente se acomodó en la fila dándole la espalda y mirándome a mí.

— ¿Qué gustos vas a querer? Yo pido — Habló él haciendo que no me sienta incómoda o insegura.

— Banana y dulce de leche — Respondí diciendo mis dos sabores favoritos los cuales pedía siempre.

— Bueno — Me sonrió y justo tocó nuestro turno así que se acercó a pedir mientras yo seguía viendo a esa rubia quien nos miraba con odio.

Pidió, pagó él al final y nos fuimos, mientras seguíamos paseando tomábamos/comíamos de nuestro helado, también hablabamos de cualquier cosa. Volvió a ganarse mi confianza tan rápido, o tal vez era de que me tenía tan enamorada que me gustaba cada cosa que hacía o decía. Sin duda estaba perdonado pero mi orgullo y dignidad no me dejaban decírselo así que simplemente dejaría el tema de lado y que se dé cuenta solo o que todo vuelva a la normalidad como si nada. Luego del helado decidimos hacer las compras ya que yo prefería que cocinemos y comamos en casa, a mí se me hacía entretenido cocinar y más si era con él, me hacía muy feliz. Nos fuimos a su casa y ahí cocinamos lo que sería la cena decidida, íbamos a hacer una tortilla de papa así que nos pusimos manos a la obra. Hacíamos la comida entre bromas  y risas, me había olvidado completamente de lo que pasó y sentía que eramos nosotros, eramos felices como antes.

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