↪| 𝘁𝗵𝗿𝗲𝗲

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@𝘀𝗮𝗻𝘁𝘂𝘁𝘂𝘂
Llegamos a mi casa y recién ahí la bajé, no me costó nada llevarla, no era pesada. Abrí y ambos entramos, ella se quedó quieta como si aún pensara en lo que había pasado, al notar que no se movía toque su hombro con suavidad haciendo que me mire.

¿Estás bien, Lu? — Pregunté con preocupación. La situación realmente había sido traumante y más para ella, no me quedaba completamente seguro de que el chico realmente no la molestaría más pero aunque no sea mucho lo que grabó, puede llevarlo a la comisaría.

¿Te puedo abrazar? — Respondió con otra pregunta, yo con sorpresa por su respuesta asentí, al instante me abrazó como si fuera su último día. Obviamente lo correspondí, aunque la diferencia de altura era mucha se sentía bien abrazarla, pude sentir lo que ella sentía, estaba temblando y se notaba que aún tenía mucho miedo.

Acaricié con calma su cabello y al rato se separó pero esta vez me sonrió, yo hice lo mismo y le hice seña de que vayamos a dormir, yo estaba agotado y a ella le vendría muy bien descansar un poco. La guíe hasta mi habitación, no tenía otra habitación aparte y supuse que ella quería dormir acompañada para sentirse protegida. Le presté ropa la cual era obvia que le quedaría gigante pero traté de buscar algo chico que no me entre.

Salí un rato para que ella se cambie y mientras yo me fui a cambiar al baño, volví y ya estaba vestida, por suerte no le queda tan grande. Ambos nos acostamos y sentir como mis ojos se fueron cerrando para dormirme por completo, no supe si a ella le costaría dormirse pero espero que no se quede pensando en eso. Hubiera esperado a que se duerma ella primero pero realmente estaba cansado y no daba más.

Al día siguiente me desperté con un leve dolor de espalda aunque normal ya que al levantarme vi que Lucy ocupaba toda la cama pero al menos estaba cómoda. No era tan temprano pero supuse que tardaría un poco más en despertarse ya que seguro anoche tardó en dormirse, para mi sorpres se despertó justo cuando yo estaba a punto de salir de la habitación pero al ver que se despertó me quedé y le sonreí.

¿Dormiste bien? — Pregunté y veía como la chica se estiraba por toda la cama.

Si, es muy cómoda tu cama San ¿Vos dormiste bien? — Me sonrió mientras se levantaba y se acercaba a mí, se notaba más alegre que la noche anterior y eso era un avance.

Algo, tenía una pendejita de medio metro que ocupaba toda la cama — Me quejé en broma haciendo que ella ría.

Perdón — Pidió frente a mí haciendo un puchero. No sabía en que sentido pero me podía haciendo eso, me daban ganas de besarle toda la cara.

No pasa nada nena ¿Vamos a desayunar? — Sugerí a lo que ella asintió cual niña pequeña con emoción.

Juntos nos dirigimos a la cocina y me puse a ver que había para cocinar mientras ella se sentaba con confianza en la mesada. Encontré pan que podíamos tostar y había queso, dulce de leche y mermelada para ponerle.

Podemos tostar éste pan y hay queso, dulce y un par de boludeces más — Mencioné mientras me acercaba a ella y dejaba el pan a su lado.

¿No tenés algo más light? — Preguntó mientras se bajaba de la mesada y se dirigía a abrir la heladera para fijarse lo que había.

¿Qué te haces la delicada? — Reí ante su pregunta, no sabía que era de esas que cuidaban su cuerpo aunque a ella no le hacía falta en mi opinión — Podés darte un gustito por hoy, no te va a hacer nada si estás hermosa — Dije y cerré la puerta de la heladera para alejarla de ésta.

Nicolás me decía que si no adelgazaba no me iba a querer nadie — Mencionó a lo que yo la miré sorpresivo ¿Cómo podía ser tan hijo de puta de decirle eso a una diosa? Porque realmente Lucía era un mujerón, no podía creer que andara debajo de ese tarado.

Nicolás y cualquier otro que te diga algo puede venir y chuparme bien la pija, como estamos en mi casa se hace lo que yo diga así que no te preocupes que estás más que bien así — Hablé con sinceridad mientras colocaba el pan en la tostadora y lo bajaba para que se toste.

Ella se quedó en silencio mientras tanto, noté sus expresiones y supe que quería decirme algo pero no se animaba, traté de adivinar y deducir que era lo que quería, como miraba mucho la heladera seguro había visto algo que le gustó pero no se animaría a decírmelo.

Te gustó algo de la heladera ¿No? — Pregunté mientras la miraba y ella asintió apenada — Agarra con confianza — Le di la aprobación y ella rápidamente se fue a abrir la heladera para sacar unas frutillas y un pote de crema que había ahí — ¿Sabés preparar la crema? — Pregunté sin decirle nada de la comida, sabía que se pondría a sobrepensar si hacia alguno de mis chistes estúpidos.

Si si ¿La batidora? — Preguntó y le señalé una alacena donde al abrirla se encontraba la ya nombrada.

La agarró y la enchufó, comenzó a batir la crema luego de ponerle esencia de vainilla y mucha azúcar, se notaba que era fan del azúcar. Cuando estuvo en su punto ideal dejó de batir y guardó nuevamente la batidora para luego cortar las frutillas y con un tenedor comenzar a mezclarlas para luego comerlas. Volvió a sentarse en la mesada mientras yo terminaba de preparar mis tostadas y luego me quedé parado frente a ella mientras comía también.

Fue un lindo y tierno momento, no sé porque sentía que no quería que se acabe ese momento, charlábamos de la vida mientras desayunabamos juntos en la cocina, era lo mejor del mundo. Lo que realmente no sabía es que después de ese momento nos volveríamos inseparables, realmente no se iría de mi casa.

𝙄 𝙒𝘢𝘯𝘯𝘢 𝘣𝘦 𝙮𝘰𝘶𝘳𝘴 | 𝐒𝑎𝑛𝑡𝑖𝑎𝑔𝑜 𝐑𝑜𝑑𝑟𝑖𝑔𝑢𝑒𝑧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora