13. El día a día de Chris

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Los días en Storybrooke se sucedían con una naturalidad encantada, y Chris, con cada hechizo y encantamiento que practicaba, se sentía más arraigado en el tejido mágico del pueblo. La magia no era solo un acto de voluntad y poder, sino también un puente que conectaba a Chris con la comunidad, y en particular, con Ruby.

La amistad entre Chris y Ruby se había fortalecido con el tiempo. Compartían largas conversaciones sobre la vida, la magia y los misterios de Storybrooke, y Ruby a menudo lo acompañaba en sus sesiones de práctica mágica, ofreciéndole consejos y apoyo.

Una tarde, después de una sesión particularmente intensa de entrenamiento mágico, Ruby y Chris se sentaron en el borde del lago, observando cómo la superficie del agua capturaba el reflejo del cielo crepuscular.

-Has progresado mucho, Chris.- Dijo Ruby, lanzando una piedra al lago y observando las ondas que se formaban. - No solo en tu magia, sino también como parte de Storybrooke.

Chris miró hacia el horizonte, donde los últimos rayos de sol se desvanecían detrás de las colinas.

-Gracias, Ruby. No podría haberlo hecho sin ti y sin todos los demás aquí. - Respondió, su voz llena de gratitud.

-Bueno, eso es lo que somos en Storybrooke, una gran familia. -dijo Ruby, sonriendo. - Y ahora, eres una parte esencial de ella.

Mientras la noche caía, Chris y Ruby se levantaron y caminaron de vuelta al pueblo. La luz de las farolas comenzaba a iluminar las calles, y las risas y conversaciones de los habitantes llenaban el aire.

-¿Sabes? - Comenzó Chris. - Creo que he encontrado mi propósito aquí. No solo quiero ser un protector o un mago; quiero ser un amigo, un vecino, alguien en quien todos puedan confiar.

Ruby asintió, su expresión era de orgullo y afecto.

-Y lo serás, Chris. Ya lo eres. -afirmó.

Con esa afirmación resonando en su corazón, Chris sabía que cada nuevo día en Storybrooke sería una oportunidad para crecer, para ayudar y para vivir plenamente en este mundo mágico que ahora llamaba hogar.

Con la llegada de cada nuevo amanecer en Storybrooke, Chris se encontraba más inmerso en la magia y la camaradería del pueblo. La práctica constante de su magia no solo había fortalecido sus habilidades, sino que también había profundizado su vínculo con Ruby, quien se había convertido en una amiga cercana y confidente.

Una mañana, mientras el rocío aún cubría las hojas de los árboles y el mundo parecía contener la respiración en anticipación al nuevo día, Chris y Ruby se encontraron en el bosque para una sesión de entrenamiento mágico. La luz del sol se filtraba a través del dosel de los árboles, creando patrones de luz y sombra en el suelo del bosque.

-Hoy siento que podríamos intentar algo más desafiante. -dijo Chris, su voz llena de emoción y determinación.

Ruby, con una sonrisa de apoyo, asintió. -Estoy segura de que estás listo para ello. Vamos a ver hasta dónde puede llegar tu magia.

Chris comenzó a recitar un hechizo complejo, sus manos trazando símbolos en el aire mientras su voz resonaba en el silencio del bosque. Ruby observaba, impresionada por la concentración y el poder que emanaba de él. A medida que el hechizo llegaba a su clímax, una luz brillante emanó de las manos de Chris, y por un momento, el bosque entero pareció cobrar vida con la magia que fluía libremente.

-Increíble. - Susurró Ruby, mientras la luz se desvanecía y la calma regresaba al bosque.

Chris sonrió, satisfecho con su progreso. -Cada día me siento más conectado con la magia de este lugar.

Después de su práctica, caminaron juntos de regreso al pueblo, hablando sobre cómo Chris podría usar sus habilidades para ayudar aún más a los habitantes de Storybrooke. Ruby sugirió que podría enseñar a otros a canalizar sus propias habilidades mágicas, o incluso ayudar a resolver misterios que habían desconcertado al pueblo durante años.

A medida que pasaban los días, la relación entre Chris y Ruby se fortalecía. Compartían comidas, risas y largas caminatas, y Chris se sentía agradecido por tener a alguien como Ruby en su vida. Ella no solo era una amiga, sino también una guía y una fuente de inspiración constante.

Una tarde, mientras se sentaban en el muelle, mirando cómo el sol se ponía sobre el lago, Chris reflexionó en voz alta.

-Ruby, nunca pensé que encontraría un lugar como Storybrooke, ni amigos como tú. Este lugar... me ha cambiado para mejor.

Ruby le tomó la mano, su gesto lleno de afecto y comprensión. -Y tú has cambiado Storybrooke, Chris. Has traído nueva luz a este lugar, y todos estamos agradecidos por ello.

Con el cielo teñido de rojo y naranja, Chris y Ruby se prometieron seguir trabajando juntos para hacer de Storybrooke un lugar aún más mágico y acogedor. Y mientras la noche envolvía el pueblo, ambos sabían que, sin importar lo que trajera el futuro, enfrentarían cada nuevo desafío juntos, con la fuerza de su amistad y el poder de la magia de su lado.

Once Upon A Time: El Hijo De Malefica Donde viven las historias. Descúbrelo ahora