Epilogo

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Con la derrota de Hades y el rescate de Maléfica, Storybrooke respiraba aliviado. La victoria había sido dura, pero el pueblo estaba a salvo una vez más. Chris, cuya valentía había sido fundamental en la batalla, decidió quedarse en el lugar que había aprendido a llamar hogar.

Los días pasaban y la vida en Storybrooke volvía a su ritmo tranquilo. Chris pasaba su tiempo con Ruby, y entre ellos crecía un vínculo especial. En las tardes doradas, caminaban juntos por los senderos del bosque, hablando de todo y de nada, riendo y compartiendo silencios cómplices.

Una tarde, mientras el sol se ponía y el cielo se teñía de colores vibrantes, Ruby se detuvo y miró a Chris a los ojos.

-Chris, hay algo que tengo que decirte. -comenzó, su voz temblorosa pero decidida. -Desde que llegaste a Storybrooke, algo cambió para mí. No sé cómo explicarlo, pero...

Chris la interrumpió con una sonrisa suave.

-No tienes que decir nada, Ruby. Yo también lo siento. -dijo, acercándose a ella.

En ese momento, sin más palabras, se dieron un beso, un sello de los sentimientos que habían estado creciendo entre ellos. Era un beso dulce y lleno de promesas, un comienzo de algo nuevo y emocionante.

La noche cayó sobre Storybrooke, y Chris y Ruby sabían que, sin importar lo que les deparara el futuro, lo enfrentarían juntos.

El beso entre Chris y Ruby en el crepúsculo de Storybrooke no fue solo un momento de pasión, sino también una confirmación de sus sentimientos mutuos. A partir de ese instante, se convirtieron en una pareja, unidos no solo por la batalla que habían librado juntos, sino también por el amor que habían cultivado en los momentos tranquilos.

La noticia de su unión se extendió rápidamente por el pueblo, y los habitantes de Storybrooke, que habían visto crecer su relación, los recibieron con brazos abiertos y corazones cálidos. En la cafetería de la Abuela, donde tantas veces habían compartido miradas y sonrisas, ahora se sentaban juntos, mano a mano, como un símbolo de su compromiso el uno con el otro.

-Nunca pensé que encontraría a alguien que entendiera mi vida, mi pasado y mis poderes. -confesó Chris una noche mientras caminaban bajo las estrellas.

-Y yo nunca pensé que me enamoraría de alguien tan valiente y gentil. -respondió Ruby, apoyando su cabeza en el hombro de Chris.

En los días siguientes, Chris y Ruby trabajaron juntos para fortalecer las defensas de Storybrooke, asegurándose de que la paz que habían ganado durara. Pero no todo era trabajo; también se tomaban tiempo para ellos, explorando los rincones secretos del bosque, compartiendo historias y sueños para el futuro.

Una tarde, mientras el sol se ponía, Chris llevó a Ruby a un claro secreto en el bosque, un lugar que había descubierto durante sus primeros días en Storybrooke.

-Este lugar... es especial para mí. - Dijo Chris, su voz llena de emoción. -Y ahora quiero compartirlo contigo.

Ruby miró a su alrededor, maravillada por la belleza del claro, donde las flores silvestres bailaban con la brisa y los rayos del sol creaban patrones de luz en el suelo.

-Es hermoso, Chris. - Susurró Ruby, su mano apretando la de él.

Se sentaron juntos, viendo cómo el cielo cambiaba de colores, hablando de lo que el futuro podría traerles. Hablaron de aventuras, de desafíos y de la vida que construirían juntos.

Con el tiempo, Chris y Ruby se convirtieron en una parte esencial de la comunidad de Storybrooke. Chris, con su herencia única, y Ruby, con su espíritu indomable, eran un recordatorio viviente de que incluso en un mundo lleno de magia y misterio, el amor verdadero podía florecer.

Mientras Storybrooke continuaba su existencia encantada, la leyenda de Christopher Smith/Samael y Ruby, la chica lobo, se entrelazaba con la historia del pueblo, un cuento de coraje, magia y amor eterno.

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Pasaron meses y Chris se ha convertido en alguien fundamental mientras su relación con Ruby avanzaba.

Alguien llega a la cafetería presentándose delante de Ruby, Chris y Lily, una figura misteriosa, pero esa historia ya se contará algún día.

Aunque la historia de Samael/Christopher Smith, el hijo de Hades y Maléfica a llegado a su fin, con un buen final feliz, donde finalmente se casa con Ruby en la presencia de sus amigos y familia. Las personas que más les importan.

Y así, en un mundo donde la magia es tan real como los latidos del corazón, Chris y Ruby sellaron su amor ante aquellos que más importaban. La boda fue un reflejo de Storybrooke: un tapestry de lo ordinario y lo extraordinario, lo cotidiano y lo mágico.

La ceremonia se llevó a cabo en el claro que tanto significaba para ellos, decorado con las flores silvestres que bailaban con la brisa y bañado por la luz dorada del atardecer. Los invitados, una mezcla de habitantes del pueblo y seres encantados, se reunieron para celebrar la unión de dos almas destinadas a encontrarse.

Mary Margaret, con su gracia de reina, ofició la ceremonia, mientras que Emma y Regina, poderosas en su magia y fortaleza, se aseguraron de que el día transcurriera sin incidentes. Lily, con una sonrisa orgullosa, observaba cómo su hermanastro comenzaba un nuevo capítulo en su vida.

Cuando Chris y Ruby intercambiaron votos, no solo prometieron amarse y cuidarse el uno al otro, sino también proteger el hogar que habían defendido juntos. Sus palabras resonaron en el claro, tan fuertes y claras como el vínculo que compartían.

-Yo, Christopher Smith, te tomo a ti, Ruby, como mi compañera de vida, para enfrentar juntos todo lo que nos depare el destino, en este mundo y en todos los que podamos explorar. -dijo Chris, su voz llena de emoción.

-Y yo, Ruby, te tomo a ti, Chris, como mi compañero de vida, para compartir contigo cada aventura, cada desafío y cada momento de felicidad, hoy y siempre. -respondió Ruby, sus ojos brillando con amor.

El beso que selló su unión fue tan mágico como el lugar que los rodeaba, y mientras los aplausos y vítores llenaban el aire, el claro se iluminó con la magia de la celebración.

La fiesta que siguió fue un festín para los sentidos, con manjares de todos los rincones de los reinos y música que hacía danzar hasta a las estrellas. Chris y Ruby, ahora marido y mujer, bailaron bajo la luna, rodeados por la calidez de su familia y amigos.

La historia de Samael/Christopher Smith, el hijo de Hades y Maléfica, había llegado a su fin, pero el legado de su amor y valentía perduraría en Storybrooke por siempre. Porque en un lugar donde lo imposible se hace posible, cada final es simplemente el comienzo de otra maravillosa historia.

Y en algún lugar, en la cafetería de la Abuela, una figura misteriosa observaba, una promesa de nuevas aventuras y cuentos por contar. Pero esa, queridos amigos, es una historia para otro día.

¿Continuará?





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Once Upon A Time: El Hijo De Malefica Donde viven las historias. Descúbrelo ahora