𝐊𝐚𝐩𝐢𝐭𝐞𝐥 𝟗: Culpa provocada.

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— Te lo dije — Rodó los ojos al escuchar la voz de su mejor amigo: Vegetta, quien una vez más, le restregaba en la cara que tenía razón

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— Te lo dije — Rodó los ojos al escuchar la voz de su mejor amigo: Vegetta, quien una vez más, le restregaba en la cara que tenía razón.

— Ahg, es lo que debo pesar, ¿no? — El azabache lo miro mal y suspiro —. No me mires así, sabes que odio cuando haces eso.

— Porque sabes que tengo razón — Afirmó —. Luzu, sé que tu trabajo te exige mucho en cuestión de apariencia, pero es peligroso el estado en el que te encuentras ahora mismo. No quiero despertar un día y saber que mi mejor amigo ha fallecido por falta de alimento, desde que comenzaste esas dietas saludables solo has dañado gran parte de tu cuerpo, hasta te ves más pálido y cansado. ¿Duermes bien? Porque esas ojeras me dicen lo contrario, y no, no me vengas con que soy exagerando porque si es preocupante.

Luzu llevo sus dedos al puente de su nariz.

— Vegetta, estoy bien, mírame, soy delgado, hermoso, la envidia de muchos y mi vida es perfecta en todos los sentidos — El mencionado desvío la mirada frustrado, pero trato de mantener la compostura —. Por favor, lo estoy haciendo bien, solo... Solo no he comido por mucho trabajo, es todo.

— ¿Es todo? ¡¿Es todo?! — Grito al final enojado —. ¡Eres capaz de dejar de comer hasta por una maldita semana!

— ¡No es cierto! — Arremete —. ¡Es por culpa de trabajo!

— ¡No, no es así! — Gruñó para abrir la puerta de su departamento e ingresar con su amigo al interior mientras siguen discutiendo —. ¡Acéptalo Luzu!

El castaño se quedo mudo, apretó la mano formando un puño y miro al ajeno con irritación.

— ¿Qué...? — Suspiro para continuar —. ¿Quieres que acepte lo que soy, lo que hice y lo que soy capaz de hacer?

— Luzu por favor, sabes que no me refiero a eso — Intento calmarlo, aunque ya era tarde para eso.

— ¿Entonces a que te referías? ¿Me estas echando en cara todas las veces que aproveche mi belleza? ¿Las veces que le pedí a Missa que matara a mi competencia? ¿O el hecho de que me folle al CEO para ser el 'favorito' y el 'especial'? — Vegetta lo miro de reojo, estaba sorprendido de la fortaleza que tenía el ojo rubí para admitir todo eso en medio de la acalorada discusión, que en realidad no quería que se volviera eso.

— Lo que hayas hecho en el pasado, ahora ya no importa — El modelo gruñó, se acercó al contrario y le dio un leve empujón qué hizo gruñir al azabache —. No empieces, tengo tantas cosas de ti que en cualquier momento puedo soltar.

— Hazlo — Reto el ojo rubí con los brazos cruzados en el pecho. Vegetta suspiro derrotado, se levantó del sofá y buscó algo de beber, pero aquello hizo sentir mal al castaño —. Di lo que quieras, nadie te va a cree de todas formas.

— Eso no lo sabes, pero créeme Luzu, has hecho cosas tan... — Trato de buscar la palabra más adecuada, pero no pudo —. Desagradables.

— ¿Cómo que, según tu? — Reclamo esté antes de tomar asiento en el sillón y cruzar las piernas, en cambio el ojo amatista le lanzó una mirada incrédula.

— ¿Recuerdas como llegaste hasta aquí? — Luzu abrió sus ojos cuando escucho eso —. Primero, vendías drogas, luego te volviste prostituto y tras seducir a tu actual jefe, llegaste a ser modelo, claro, matando a los grandes de esos tiempos: Slimecicle y Mariana. Sin mencionar, que te acostaste con cada uno, aún cuando sabias muy bien que ellos estaban comprometidos.

» La palabra 'zorra' te queda muy corto — Añadió Vegetta para dejar su bebida y buscar los papeles de su trabajo.

— Lo dice el actor porno — Al contrario le causó gracia aquello, pero no le importaba, así que continuó su búsqueda.

— ¿Y que quieres que haga con eso? ¿Aplaudir? — Rio divertido y chasqueo los dedos al encontrar el guión que tenía que recitar en su próximo video.

— En comparación, mi trabajo de ahora es mucho más digno que alguien que vende su cara y su agujero a cualquiera — Vegetta soltó una gran carcajada al oir eso.

— ¿No te mordiste la lengua? — Luzu le clavo los ojos. Odiaba cuando le tiraba en la cara eso, se levantó de su asiento y se encaminó a la puerta indignado, ya que si es consciente de lo que dijo.

El modelo no lo soporto y se fue en dirección a su casa, miro con desprecio el interior de su mansión una vez llegó. Gruño y luego quiso llorar. Odia ser así, pero ya era algo parte de él y eso era lo que más lo molestaba. Agarro su celular para buscar entre los miles de contactos de los cuales solo le hablan para favores con la esperanza de que, tan siquiera alguien, estuviera dispuesto a escucharlo en este momento. Sus ojos se pusieron llorosos, necesitaba hablar con alguien, realmente le hacía falta, pero, ¿tenía el derecho de pedirlo? Después de todo, es una mala persona, un ser egoísta y lleno de avaricia qué está dispuesto a lastimar a otros con tal de ser el ganador. Un peso que sus hombros no soportan y que su consciencia no deja de repetir. El llanto comenzaron a caer de sus ojitos, suspiro en un intento de calmarse porque con unas cuantas lágrimas se sintió mareado, miro los platos de comida envueltos en la mesa, más no se atrevió a tomar ninguno. En cambio, pensó en su reciente conflicto con Vegetta. Dicen que discutir es normal entre buenos amigos, en realidad es sólo un enfrentamiento entre dos egos, nadie intenta llegar al fondo de la cuestión ni entender al otro. El simple hecho de vivir implica hacerle daño a alguien.

No lo pensó más para ir a su habitación y caer en su cama, mirando fijamente el vacío, blanquecino y triste techo, sus ojos parpadean más lento por el cansancio y la falta de sueño. No puede más. Se acomodó con sus últimas fuerzas en una posición similar a la fetal, abrazando un peluche que tenía hace años y finalmente, caer dormido tristemente.

 Se acomodó con sus últimas fuerzas en una posición similar a la fetal, abrazando un peluche que tenía hace años y finalmente, caer dormido tristemente

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