CAPITULO 30

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Y no volví, de hecho estoy de camino a casa de Sofía.
Sigo enfadada con ella, y ella conmigo, pero no me queda nadie más.

No se que me a pasado como para girar hacia
dirección contraria. 

Le escribí un mensaje de texto a Tony y apagué mi teléfono.

Ahora todo me salía mal y no sé ni cómo me siento. ¿Mal, triste, enfadada...?

¿Mal es un sentimiento? Ni idea.

Cogí el metro y después tuve que hacer autostop. Una pareja con sus hijos diabólicos me dejó subir y me llevaron a la ciudad donde vive Sofía.

Pico la puerta de su casa y me abre al tercer intento. Lleva una bata de tela con el cuerpo brillante y el pelo despeinado.

— ¿Que coño haces aquí? — pregunta enfadada.

— ¿Podría quedarme aquí esta noche? — pregunté.

Detrás suyo apareció Alex sin camiseta y el torso brillante. Me miró de arriba abajo y sonrió.

Lo ignora y dice:

— ¿Acusas a mi novio de que a él le continúas gustando y vienes con los huevos de que te quieres quedar a dormir? —

— No tengo donde ir, no estoy muy bien ahora... solo será una noche. —

— Vete a la puta mierda. — dice marcando todas las palabras.

— No seas mala... deja que se quede una noche. — murmura Alex.

Ella se gira hacia él con el ceño fruncido.

— ¿Encima que nos estropea el polvo? — murmura ella — Además, va de engreída, se cree que a ti aún te gusta. —

Alex me mira con sorpresa fingida.

— ¿De verdad? — pregunta él.

Me muerdo el interior de la mejilla para no soltar barbaridades. Lo odio, lo odiaba y lo odiare siempre.

— No te hagas el sorprendido. ¿Quieres que le cuente todo lo que me decías y hacías cuando ya erais novios? —

Se le borra la sonrisa y Sofia gira la cabeza para mirarlo.

— Todo eso es mentira. — contestó — Yo nunca alagaria a una puta, ya lo sabe toda la facultad. —

El corazón me iba a salir por la boca pero lo disimulé.

— Déjame quedarme y veras que no se podrá estar con las manos quietas. — dije mirando a Sofia.

— Eres una desgraciada. — murmura ella.

— ¿Tienes miedo de perder a tu novio? — preguntó.

Ella hace un ademán con la mano permitiéndome entrar en su departamento.

Pasó por el lado de Alex y su mano me roza levemente una nalga.

Quería girarme y darle una bofetada.

— Puedes dormir en el sofá, no pienso traerte sábanas. — dice Sofia.

Asiento.

Me siento en el sofá y Sofia se mete en el pasillo que lleva hacia su habitación.

— ¿Pensabas que te iba a creer? — pregunta Tony.

Los ojos se me cristalizan y me abrazo el cuerpo.

— Eres un gilipollas... — murmuro.

—  ¿Como te habrá dejado ir con el culazo que tienes? Yo no lo haría. — me levanto y me aproximo a él con pasos rápidos, me paro delante suyo con los puños apretados — ¿Que vas a hacer? ¿Pegarme? —

Mi profesor, su amigo y YO [ACABADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora