CAPITULO 25

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Después de que Lulu los sorprendiera, la atmósfera en el lugar de entrenamiento se cargó con una tensión erótica palpable. A pesar de las objeciones de Lulu, Quetzulkan, Tristana y Poppy continuaron entregándose a sus deseos más profundos, sin preocuparse por las miradas indiscretas.

Quetzulkan, con una sonrisa traviesa en los labios, se acomodó en el tronco, mientras Tristana y Poppy se entregaban con devoción a su placer. Cada lamida, cada gemido, resonaba en el aire cargado de pasión, alimentando el fuego que ardía entre ellos.

Las manos de Tristana y Poppy exploraban ansiosamente cada rincón del cuerpo de Quetzulkan, mientras él se abandonaba al éxtasis del momento, sus suspiros ahogados ahogados en un mar de lujuria desenfrenada.

Mientras tanto, Lulu, aunque inicialmente tímida, se sintió atraída por el espectáculo que se desarrollaba frente a ella. Incitada por una curiosidad irresistible, se unió al juego con una mezcla de nerviosismo y excitación.

Con movimientos sutiles y tentadores, Lulu se acercó a Quetzulkan, sus labios rozando la piel de su entrepierna con una delicadeza casi imperceptible. El calor de la pasión ardía en su mirada, mientras exploraba cada centímetro de su deseo con una audacia recién descubierta.

El éxtasis llegó con una intensidad abrumadora, envolviéndolos a todos en una espiral de placer desenfrenado. Los gemidos se entrelazaron en el aire, creando una sinfonía de pasión y lujuria que los transportó a un reino de éxtasis compartido.

Después de un momento de reposo, Lulu se levantó con determinación, decidida a reclamar su lugar en el juego del deseo. Con una mirada desafiante, se acercó a Quetzulkan, ansiosa por explorar nuevos horizontes de placer junto a él.

A medida que avanzaba la noche, el aire se cargaba con una electricidad palpable, cada caricia y cada beso encendiendo la llama del deseo con una intensidad renovada. Entre risas traviesas y susurros seductores, se entregaron por completo al torbellino de emociones que los envolvía, explorando cada rincón oscuro de sus fantasías más íntimas.

Quetzulkan, con su magnetismo irresistible, guiaba a sus compañeras con maestría, llevándolas al borde del abismo una y otra vez, antes de rescatarlas con un beso apasionado que las dejaba sin aliento.

Tristana y Poppy, entregadas a él con una devoción sin reservas, respondían con sus propios gestos de amor y deseo, alimentando la llama del romance con cada susurro y cada caricia.

Mientras tanto, Lulu, con una valentía recién descubierta, se entregaba por completo al placer que se le ofrecía, dejándose llevar por la corriente ardiente de la pasión compartida.

Así, entre gemidos y susurros, entre caricias y besos apasionados, su noche se convirtió en un torbellino de emociones desenfrenadas, donde el tiempo parecía detenerse y solo existía el ardor del deseo mutuo y la promesa de un amor eterno.

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La rutina matutina en el hogar de Quetzulkan se había vuelto un verdadero festín de camaradería y alegría desde que Tristana, Poppy y Lulu se unieron a las mañanas de desayuno junto a Quetzulkan, Vex y Zoe. El ambiente se llenaba de risas, charlas animadas y complicidad mientras compartían historias del día anterior y planeaban las aventuras por venir.

El día anhelado finalmente había llegado, y Quetzulkan y Zoe decidieron emprender su último viaje juntos antes de establecerse definitivamente. Esta vez, su destino era Shurima, una tierra que aún no habían explorado en profundidad. Zoe estaba emocionada por la perspectiva de reunirse con viejos amigos en Demacia y descubrir cómo les había ido a Sona y Lux desde su última visita.

"El Renacer en Runaterra"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora