Capítulo catorce

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En los cinco años que pasaron, la casona Krittin terminó siendo asaltada casi a diario por alfas hambrientos de poder, que vieron debilitada la jefatura de Charlie, a pesar de que aún contaba con muchos guardaespaldas dispuestos a luchar por defender su sillón.

En ciertos momentos, el jefe se sintió desbordado por la situación a la que había llegado tras alejar a todos de su lado y no contar con el apoyo de sus hermanos, comprendiendo al fin que el motivo por el cual sus padres los habían criado así, no solo era con el afán de tener un digno sucesor, sino ser capaces de defender lo suyo a toda costa como una familia que eran.

Sin embargo él los había alejado de mala manera, hasta el punto de llegar a la conclusión de que aunque hubiera un líder, este no lo sería del todo si no tenía buenos y fieles aliados a su alrededor, los cuales no fueran por sumo interés, sino por lealtad y eso serían sus hermanos y su esposo si no lo hubiera emborrachado el poder.

Había pasado mucho tiempo y no sabía de ellos más que eran felices viviendo una vida humilde y tranquila, rodeados de los hijos que habían logrado tener.

Sin embargo de Babe no tenía noticia alguna y por ello no sabía cómo estaría y si su hijo habría sobrevivido finalmente.

No tenía idea de lo que su aún esposo estaría viviendo pues su orgullo le había impedido mandar a sus guardaespaldas en su busca, creyendo que sería más feliz lejos

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No tenía idea de lo que su aún esposo estaría viviendo pues su orgullo le había impedido mandar a sus guardaespaldas en su busca, creyendo que sería más feliz lejos.

Ni siquiera sabía que este había llegado a un lugar hermoso y tranquilo, donde antiguos pacientes de su padre le habían brindado ayuda.

En un arrebato hizo entonces que algunos de sus guardaespaldas los buscaran a todos y los trajesen de vuelta, haciendo que sus hermanos se negaran a menos que él en persona fuera a verlos, cosa que no ocurrió.

En cuanto al omega, los betas no lograron encontrarlo pues tras reconocerlos desde la distancia, Babe recogió rápidamente las pocas pertenecias que tenía, también a su hijo y volvió a huir.

A pesar de que sus guardaespaldas le hablaron de que había estado viviendo en aquel lugar y lo buscaron por más semanas, nunca lo encontraron, así que acabaron regresando.

Babe había viajado durante muchos días y noches, acabando en un lugar muy lejano, donde apenas llegaban noticias pues se trataba de una comunidad en las montañas, donde habitaba gente humilde que había aprendido a vivir de lo que tenían y no necesitaban nada más del exterior.

Junto a su pequeño hijo y entre betas y otros omegas desterrados, Babe encontró un nuevo hogar en el que realmente se sintió feliz, prestando sus conocimientos a cambio de la generosidad de estos.

Sus pacientes le pagaban con lo que cultivaban, en su mayoría hortalizas y frutas y otros con algo de carne de los animales que criaban o cazaban.

Estaba muy contento con su vida, ya que tenía el trabajo que siempre había soñado y un precioso hijo sano y fuerte, aunque en el fondo de su corazón, Charlie seguía teniendo un pequeño rincón.

8. Buscando la felicidad- CharlieBabe - Omegaverse  TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora