— ¿Qué haces? — murmuró Karma en silencio, ya que la había despertado debido a la pantalla iluminada de mi móvil.
— Nada, no te preocupes, sigue durmiendo. Me he desvelado y voy a beberme un vaso de agua — respondí, intentando no hacer ruido.
— Vale, vale — bostezó ella, volviéndose a acurrucar en las sábanas.
Saliendo de la habitación con cuidado para no perturbar el sueño de mis compañeros, me deslicé por el pasillo silencioso de la academia. La luz escasa creaba sombras alargadas que se movían con cada paso, reflejando mi estado de ánimo inquieto. Llegué a la cocina y serví un vaso de agua fresca, tratando de calmar la sequedad en mi garganta y la ansiedad que me consumía.
Con el vaso en la mano, decidí entrar a la terraza. Las noches siempre me habían atraído, ofreciéndome un respiro del bullicio diurno y la oportunidad de reflexionar en paz. Al abrir la puerta una brisa suave me recibió, llevando consigo el frescor de la noche estrellada.
No esperaba encontrar a nadie allí, pero al girarme, vi a Theo recargado en la barandilla, contemplando el cielo nocturno con una expresión serena. Su presencia inesperada me sorprendió, aunque también me reconfortó. Nos miramos un instante antes de que él rompiera el silencio.
— ¿Tu tampoco puedes dormir? — Preguntó con una sonrisa al verme.
— No mucho que digamos — Dije sentándome en uno de los sillones.
— Está siendo una semana rara sinceramente — Susurró Theo mientras se abrochaba su sudadera.
— Y que lo digas — Bostecé
— ¿Nacho necesitas hablar o algo? Llevo notandote toda la semana un poco ido, que te pasa?, es por nuestra actuación?
— ¿Por nuestra actuación? Que va que va, si estoy súper contento de que nos haya tocado juntos Theo es que realmente no se que es lo que me pasa, desde que estoy yendo a la psico que nos ofrece el programa estoy bastante sensible y aparte también todo el tema de Miguel me hace sobre pensar bastante.
— Bueno solo fue un beso lo de Miguel
— Dos — Dije rectificandole.
— Cuando
— El otro día, en los vestuarios — dije pasándome las manos por la cara.
— ¿Te beso el otra vez? — Dijo en un tono en el cual notaba cierta furia.
— Fui yo, pero no sé ni como ni porque me lo siguio, no estoy acostumbrado.
— Acostumbrado a que — Dijo Theo tajante.
— A que se me vea atractivo Theo, a eso no estoy acostumbrado.
Theo me miró con una mezcla de incredulidad y ternura antes de acercarse un poco más. Su presencia siempre tenía un efecto calmante sobre mí, y esta vez no fue la excepción.
— Nacho, voy a ser sincero contigo — dijo, apoyándose en la barandilla frente a mí, sus ojos brillando bajo la luz de las estrellas. — No debería parecerte raro porque eres una persona atractiva. No te das cuenta, pero tienes algo especial que llama la atención de la gente. Y, sinceramente, no merece la pena que Miguel ocupe el 90 por ciento de tus pensamientos todos los dias cuando es un cabrón que no te presta atención.
Sus palabras me hicieron sentir un nudo en la garganta. Nadie me había hablado con tanta franqueza sobre mis inseguridades. Bajé la mirada, sintiéndome vulnerable bajo su escrutinio.
— Pero Theo, es difícil...Nunca le he gustado a nadie y Miguel a veces es como que no se, parece que le gusto y que joder a todo el mundo le gusta gustar ¿no crees? Pero luego es como es y joder es como si jugara conmigo, pero yo ya paso sinceramente.
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Ecos de un amor infinito
RomanceEn el caos de los castings para un concurso musical, dos almas divergentes se cruzan en un encuentro fortuito. Miguel, con su aura enigmática y reservada, encuentra en Nacho un rayo de sol personificado. A pesar de sus diferencias como el día y la n...