Capitulo 10

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Hola cómo están?  Les pido un favor, pueden ir a mi  a Ig: Tag_juliantina14 o a mi Tw: _gise_14.

Necesito de su ayuda porfis'.
Graciasss y bonito día!
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VALENTINA

—Estás muy... —Eva frunció los labios mientras me alisaba la solapa y me contemplaba en el espejo de cuerpo entero donde me estaba mirando.

—¿Guapa? —sugerí. Negó con la cabeza.

—Quería decir que estás muy en tu papel de novia.

—Gracias, Eva. —Puse los ojos en blanco. Mi hermana nunca me hacía cumplidos, y parecía que no iba a hacer una excepción solo porque fuera el día de mi boda—. Es una jodida buena suerte, ya que yo soy la novia. ¿Juliana está preparada? — Revisé el reloj. La música que sonaba en la planta baja se filtraba en la habitación.

—La última vez que la he visto, ella, Sofía y Harper trataban de averiguar cuánto es "demasiado borracha" para una novia.

—Dios. —¿Necesitaba estar borracha para pasar por el altar? Desde luego, sabía conseguir que una mujer se sintiera bien—. ¿Crees que se está arrepintiendo? —pregunté. Eva frunció el ceño como si estuviera pensando en la respuesta.

—Creo que está liándola con sus damas de honor.—Sonaba como si estuviera tratando de emborracharse, como si necesitara el valor que el alcohol pudiera darle para casarse conmigo.

—¿Crees que debería obligarla a seguir adelante con la boda?

—¿Obligarla? —dijo Eva, cogiendo la rosa roja y el lirio del valle que debía colocar en mi solapa—. No la estás forzando a hacer nada. Le estás pagando, ¿recuerdas?

Por supuesto que no había olvidado que le estaba pagando. Había empezado siendo la solución perfecta, pero cuanto más tiempo pasaba, más la conocía; cuanto más tiempo pasábamos juntas dentro y fuera del dormitorio, más claro tenía que casarse era más importante de lo que me había permitido imaginar.

—Las dos vais a obtener lo que necesitáis —me recordó Eva. No estaba segura de que fuera un intercambio equitativo.

—Me siento como si estuviera tomando más de lo que estoy dando. Soy una jodida egoísta. —Miré las flores que tenía en la mano mientras Eva empezaba a jugar con el imperdible que permitiría colocarlas.

—Qué dramática eres... Ella está consiguiendo lo que quiere, y lo sabes. ¿Qué te pasa?

Tenía una molesta sensación de incomodidad alojada en el estómago. No estaba segura de que Juliana estuviera consiguiendo lo que quería. Ya había estado casada antes, y sabía cómo sería un día de boda normal, un día en el que los novios estuvieran enamorados. Claramente esto no aplicaba para nosotras.

¿Eso no hacía que fuera más difícil para ella?

¿El saber cómo debería ser?

—¿El día de su boda no es un día importante para una mujer? ¿No se trata de amor y del comienzo de una vida juntas?

—¿Has desarrollado una adicción a Disney de la que no soy consciente? — indagó Eva mientras se estiraba la falda—. Juliana no es una ingenua chica de dieciocho años a la que has engañado para que se case contigo. Sabe lo que hace. Y, de todos modos, le gustas.—Curvé las comisuras de la boca al pensar que le gustaba a Juliana.

—Tal vez...

El sentimiento era mutuo. Juliana me parecía genial y sexy. Divertida y encantadora. Se había ocupado de Guillermo y Nayeli como una profesional, y estaba claro que mi abuelo se había enamorado de ella. Si hubiera podido diseñar una esposa falsa partiendo de cero, no podría haber imaginado nada mejor que Juliana.

Adaptación (LA DUQUESA DE MANHATTAN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora