C05: La doble vida de Sunghoon.

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Me saco los auriculares apenas noto que Sunghoon está acercándose a mí a paso lento, con el casco bajo el brazo, sudoroso y lleno de tierra. Me ofrece una sonrisa bonita que...¡No! No es bonita. 

Cierro el cuaderno de golpe y lo meto en lo más profundo de mi mochila, esperando que desaparezca entre el basurero que tengo ahí dentro, y lo observo detenidamente.

—Sí me das diez minutos para ducharme te dejo elegir la comida—negocia conmigo.

Lo miro fijamente y suelto un pequeño suspiro.

—Te dije que me da lo mismo, Sunghoon.

—Lo sé, chica periódico, pero quiero ser caballeroso...mamá estaría muy decepcionada de mí si no lo fuera—dice con sus ojos color chocolate posados en mí. Me encojo de hombros incapaz de debatir su respuesta y otra sonrisa aparece en sus labios. —No tardo, sólo serán diez minutos—promete y antes de que yo pueda responder, parpadear o respirar al menos, él ya se marchó.

Ahora que la música ha cesado y que soy libre de escuchar el parloteo acerca de los futbolistas que se desarrolla entre el grupo de fanáticas sentadas unas gradas más abajo de la que yo estoy ocupando, la incomodidad vuelve a mí. Sus miradas están fijas en mi cuerpo y sus susurros están dirigidos sobre mi persona.

Reprimo un impulso por decirles que dejen de mirarme y odio a Sunghoon porque es el culpable de todo. Él y la señora Min conspiraron en mi contra para joderme la vida en la universidad.

Tal y como prometió, nueve minutos después, el número veintitres está de pie delante de mi, sosteniendo su mochila, y con esa sonrisa tan...peculiar en su rostro.

Me pongo de pie cuidando no caerme, porque eso definitivamente sería demasiado vergonzoso, y lo sigo en silencio.

—¿Te pasa algo, chica periódico? Es como si de repente te hubieran comida la lengua los ratones...—rompe el incómodo silencio cuándo llegamos a la zona del estacionamiento escolar. Soy capaz de ver a los chicos del equipo de americano coqueteando con alguna que otra "afortunada" y a ellas derritiéndose por ellos sobre el asfalto.

—No, nada—respondo. —Sólo tengo un poco de sueño—digo encogiéndome de hombros y él ríe como sí le acabase de contar el chiste del año.

—Oh, pues no te preocupes que tendrás mucho tiempo para dormir de camino a casa—dice sonriéndome de nuevo.

"Tu sonrisa no es tan linda".

Repito el punto número uno de mi lista una y otra vez hasta que se convierte en una especie de canción.

—¿Por qué lo dices? —pregunto con la duda perforando mi cerebro junto a la estúpida canción del mantra justo cuando el enciende el auto y lo pone en marcha.

—Mi casa está algo alejada de la ciudad...—responde sin apartar sus ojos de la carretera y haciendo que el auto gire un poco a la derecha en una esquina.

—Pensé que vivías en la zona residencial de Seúl...—susurro y luego me arrepiento cuándo una risita brota de sus labios—...o por lo menos eso fue lo que escuché—agrego inmediatamente.

—¿De dónde escuchaste eso? ¿De las chicas de la universidad? —pregunta con diversión; automáticamente mis ojos se posan en él, pero él no me mira. —No deberías creer todos los chismes que se cuentan por los pasillos, Yebin. Yo tengo dos vidas, la mía y la que dicen que tengo en la universidad—dice y luego suspira.

—Eso sonó bastante profundo—digo apartando la mirada y poniéndola de nuevo en el cristal de la ventanilla para darme cuenta que hemos llegado a un restaurante de comida rápida.

TEN REASONS FOR NOT LOVING YOU || PARK SUNGHOONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora