C23: Mentira descubierta.

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Escribo furiosamente oprimiendo con todas mis fuerzas el punto del signo de exclamación hasta que la punta de mi lápiz se rompe. Suelto un prolongado suspiro y observo detenidamente las siete razones que tengo escritas en mi libreta. Niego levemente y la cierro con brusquedad al mismo tiempo que la puerta de mi habitación se abre de golpe.

Me giro en la silla cuidando no irme de viaje al suelo sólo para encontrarme con la mirada furiosa de Minju, se cruza de brazos y me lanza ese tipo de mirada que haría que la piel del mismísimo Mike Tyson se erizara de miedo.

—¡¿Se puede saber cómo demonios está eso de que te vas?! —cuestiona entre dientes.

—Jake ya te lo dijo...—murmuro sin apartar la mirada de ella.

—¡Exactamente! ¡Jake me lo dijo cuando en realidad me lo tendrías que haber dicho tú! — reprocha. —Yebin, por el amor de Dios, no puedes irte. ¿Qué es lo que pasa contigo?

—Me concedieron la plaza de intercambio en Nueva York—anuncio ofreciéndole una pequeña sonrisa totalmente falsa. Minju se queda callada y sus ojos se abren llenos de sorpresa como si no pudiese creerse lo que le estoy diciendo.

Y yo tampoco puedo creerlo.

—¿Qué? Espera un segundo, pensé que habías dicho que...Dios mío, me siento una idiota...—susurra sentándose en el filo de mi cama. —Por un segundo pensé que lo habías dicho sólo por lo que había pasado con Sunghoon, aunque en realidad no termino de comprender qué fue lo que pasó con él... Jake me contó que hoy no asistió a la práctica de la tarde, le dijo al entrenador que se sentía mal o algo así...

Aparto la mirada incapaz de mirarla a los ojos, porque sé que sí lo hago romperé en llanto y eso es lo que menos quiero. No ahora.

—Ah...

—¿De verdad no vas a hablar con él nunca más? —me pregunta en voz baja.

—No tengo idea...

(...)

Park Sunghoon:

Lo primero que veo al llegar a casa es a Copito ladrando enérgicamente en dirección a mí, moviendo la cola de un lado a otro. Me pongo de rodillas para acariciar su cabeza y me rio cuando comienza a soltar pequeños jadeos complacido.

—Hola—murmuro ignorando el hecho de que estoy hablándole a un perro.

—Pensé que habías dicho que tenías practica después de clases—dice mamá apareciendo por la puerta que conduce al comedor con un recipiente de vidrio en la mano.

—Tengo dolor de cabeza—respondo incorporándome.

—¿Sí? ¿Realmente el entrenador te creyó eso? Porque déjame decirte, hijo mío, que eres un pésimo actor, eso ni siquiera tú te lo crees...—hace una pausa observándome con esa mirada de mamá que haría que hasta el criminal más frío y calculador confesara sus fechorías—¿Qué es lo que realmente pasa? Desde que entraste en el equipo no has faltado a un entrenamiento ni una sola vez, así que si hoy lo estás haciendo es porque algo realmente muy malo debió haber pasado...

La observo un segundo sorprendiéndome de la habilidad que tiene para hacerme caer en mis propias mentiras. Bien podría ser un instinto maternal o bien podría ser algún tipo de súper poder de mamá que las mujeres adquieren automáticamente cuándo se convierten en madres. No lo sé, pero me sigue sorprendiendo.

—De verdad no me pasa nada, mamá. Sólo me duele un poco la cabeza, eso es todo. —me siento en el sofá de la sala y ella niega mientras se acerca a mí de manera lenta.

—¿Qué es lo que pasa con Yebin? —pregunta sentándose a mi lado.

—¿Con Yebin? ¿Por qué tendría que pasar algo con Yebin? —cuestiono a modo de respuesta.

TEN REASONS FOR NOT LOVING YOU || PARK SUNGHOONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora