Cap 1

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_ La vi entrar al restaurante y se veía preciosa. Yo había llegado quince minutos antes, quería procesar aquella reunión, sabía que venía para que firmara los papeles del divorcio, pero una parte de mí tenía la ilusión aun de convencerla de darme otra oportunidad. Los últimos meses todo eran discusiones y peleas interminables.

_ Buenas tardes, Viktoria. ¿Cómo estás? – Me dio un beso en la mejilla de cortesía y se sentó en la mesa frente a mí.

_ Hola, Olit. Bien ¿y tú?

_ Bien, gracias por preguntar.

_ Te ves hermosa.

_ Tú también. A lo que vinimos. — Olit sacó un folder de su bolso y lo puso en la mesa.

_ ¿Con quién dejaste a los niños?

_ Te dije antes de salir, que los cuidaría Claudia y Emma.

_ Sí, claro.

_ A lo que vine, traje los papeles del divorcio para que los firmes, como no has querido.

_ Olit, quiero que hablemos.

_ ¿Más?

_ Sí, más y las veces que sean necesarias.

_ Viktoria, por favor, solo firma los papeles y ya.

_ Parece que tuvieras afán de divorciarte.

_ No es afán, solo es un trámite que quieres alargar.

_ No creo que nuestro matrimonio sea un trámite.

_ Hablo del divorcio.

_ Perdóname, sí. Intentemos darnos una oportunidad.

_ ¿Crees que voy a perdonar algo como eso?

_ Sé que no.

_ Desde que nos conocemos he tenido que luchar con mi hermana por tus sentimientos y ha sido agotador. No voy a perdonarte que hayas preferido buscar consuelo en otra persona, que preferir hablar conmigo. Sé que te pedí el divorcio, que no estábamos en nuestro mejor momento, pero qué fácil te resulto solucionar las cosas en brazos de alguien más.

_ No fue así, Olit. La verdad no quería fallarte.

_ Pero lo hiciste. ¿Pensaste en mí?

_ ¡Olit!

_ Viko, quiero que sepas algo. — Vi cómo se acomodaba en la silla, ya no lloraba. Creo que a estas alturas su corazón y su decisión eran tan firmes que una lágrima más no cambiaría nada, pero sí la dejaría decir todo aquello que tenía atorado en el pecho. — "Nada va a cambiar, ya firmé los papeles del divorcio y solo quiero que lo hagas para que podamos continuar con nuestras vidas.

_ No quiero que nos separemos. ¿Quieres tirar nuestro matrimonio a la basura?

_ Ja, ja, ja, ¿en serio estás diciendo esto? Te lo he escuchado tantas veces, pero que tengas la cara dura de seguir repitiéndolo es tan cínico de tu parte. ¿Ahora la culpable soy yo? ¿Estoy arruinando nuestro matrimonio? ¿Soy yo acaso la que se metió con otra persona? ¿Fui yo quien decidió esto?

_ No lo eres, sé que fui yo. Solo que no quiero separarme, Olit. Yo te amo, quiero estar contigo y los niños.

_ Primero, no me amas, y segundo, lo hubieses pensado mejor. ¿Tú me aprecias Viktoria?

_ Te amo, Olit.

_ No. Hablo del aprecio de un ser humano a otro, ese cariño que te hace decir, vale, puedo pensar en ti antes que en mí y mereces este respeto.

_ Sí, lo tengo. Claro que sí.

_ Si lo tienes, si me aprecias, si algún día me has tenido un mínimo de respeto, déjame ir, suéltame de tus dudas, de tus inseguridades, de tus miedos, de tu pasado. Se sincera conmigo, pero sobre todo contigo misma. Me cuesta y me duele decirte todo esto. Planeé muchas formas de decirte tantas cosas que me he quedado a la mitad, pero por el amor que te tengo yo te suelto.

_ Olit, no. ¿Por qué tiene que ser así? ¿Por qué no intentamos seguir? Vamos a terapia de pareja, busquemos ayuda, yo te prometo que esto jamás volverá a pasar.

_ Viko, entiende algo. No necesitamos que alguien nos diga cómo no fallarle a otros, no necesitamos que otra persona nos enseñe a respetarnos o a elegirnos. Mi dolor lo sanaré yo, pero los tuyos con esos no puedo cargar por más que quiera.

_ No entiendo nada, la verdad.

_ No lo haces porque eres una egoísta que solo está pensando en ti y en cómo te sientes. Desde que llegamos al restaurante, ¿de verdad te ha importado cómo me siento? Si toda esta situación es fácil para mí. ¿Crees que porque no lloro no me duele? ¿Crees acaso que debo estar más rota para que veas que estoy sufriendo?

_ No, solo que...

_ Nada, Viko. Solo piensas en ti, en tu futuro, en lo que te faltará, en cómo te sentirás sin mí, sin los niños, en cómo lidias con la situación. Pero en toda esa ecuación no estoy yo, así como no lo estuve cuando decidiste acostarte con otra mujer. Fuiste consciente de lo que hacías, no estabas borracha, únicamente lo quisiste y lo hiciste. ¿Por qué? Porque lo elegiste, fue tu decisión, y en ese pequeño instante donde diste pie a tu infidelidad no me elegiste, y allí mataste nuestro matrimonio. No es difícil de entenderlo.

Me quedé callada porque ella tenía razón, fui yo quien terminó todo, fui yo quien se dejó llevar. Jamás me detuve a pensar qué pasaría si ella se enteraba, qué perdería por un momento de placer. ¿Era fuerte mi amor por ella? El ser humano está lleno de imperfecciones y una de esas siempre serán los impulsos.

EN ESTA VIDA SI...                                             Final alternativoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora