Ya era sábado y los gemelos cumplían sus primeros dos años de vida; el tiempo había pasado volando. Los invitados empezaron a llegar: las chicas, Gaby, los asistentes de Olit, mi familia y la familia Volkova, pero sin Dani. La fiesta marchaba bien, y Olit estaba más que feliz porque su hermana no había venido a pesar de haber confirmado.
Todos la estaban pasando bien, se divertían, pero yo tenía una sola cosa en mi cabeza: "Dani". No podía confundirme, yo quería recuperar a Olit, recuperar a mi familia. Dani era parte del pasado y allí debía quedarse.
_ ¿Estás bien? — Me preguntó Leo al acercarse a mí.
_ Sí, ¿por qué lo preguntas?
_ Se te nota muy pensativa. No será que esperas que alguien cruce esa puerta.
_ ¿Qué dices? Se te ocurre cada cosa.
_ Te puedes mentir si quieres, sin embargo; todo tu cuerpo dice lo contrario.
_ ¿Estás tomando algo? Creo que te hace falta.
_ Lo dudo, ¿y tú?
_ No.
_ A ti sí te hace falta para ver si te tranquilizas. Lo mejor que te pudo pasar es que ella no viniera; la vida te está salvando, agradece.
_ Basta, no pasa nada si Dani entrase por esa puerta.
_ ¿Estás segura?
_ Lo estoy. Lo único que quiero es volver con Olit.
_ Voy a hacer que te creo.
_ Créelo. Vayamos con los demás.
La verdad, si estuve nerviosa toda la tarde. La idea de ver a Dani me ponía nerviosa y la reacción de Olit aún más. Ni siquiera sé por qué me sentía así.
La fiesta fue un éxito. Los gemelos y sus amiguitos disfrutaron mucho con los juegos que rentamos para ellos. Había personas que los cuidaban para que sus padres pudieran estar más tranquilos y disfrutar de la tarde. Recibieron muchos obsequios de los invitados y, al final, todo el esfuerzo fue recompensado con momentos inolvidables para mis hijos y para nosotras.
Acosté a los gemelos y, al salir busqué a Olit, quien estaba en el jardín.
_ ¿Cómo estás? — Me acerqué a ella, quien se encontraba descansando en una silla.
_ Cansada, ¿y tú?
_ Igual, ha sido una semana de mucho movimiento.
_ ¿Ya se durmieron los niños?
_ Sí, ya. —Olit y yo nos turnábamos para acostarlos. La idea era que al cerrar los ojos lo último que ellos vieran fuera a alguna de nosotras y, en ocasiones, a las dos. No queríamos quitarles esa familiaridad, hasta que estuvieran un poco más grandes y fueran independientes.
_ ¿Quieres acompañarme? La noche está hermosa.
Se podía observar el cielo despejado y con algunas estrellas. El jardín era enorme y nos rodeaban algunos arbustos que Olit había mandado a poner para que diera un toque más verde.
_ Sí, claro. ¿No tienes sueño?
_ No. Sí estoy cansada, pero no quiero ir a dormir. Me gusta cómo se ve el cielo y quiero disfrutarlo.
_ Olit.
_ Dime. — Me miró, con esos ojos hermosos que tenía. La sentía cada vez más distante de mí.
_ ¿Tú me amas? — Mi pregunta, la descolocó. Dejó la postura relajada que tenía y se acomodó de forma recta.
_ ¿Ah? ¿Por qué me haces esa pregunta?
_ Solo quiero saberlo. Quiero entender si es necesario guardar la esperanza que tengo o si ya es hora de que deje esta idea y empezar a hacer mi vida.
_ ¿Qué quieres decir con empezar tu vida? ¿Quieres tener otra relación?
_ De todo lo que has escuchado, ¿por qué solo te quedas con eso?
_ Porque es lo que más me resuena.
_ A mí me resuena más, el hecho que seas sincera conmigo.
_ Viko, yo aún te amo, no lo puedo negar. Sería mentira si te dijera que no siento nada por ti. Para mí todo es aún muy reciente y tenerte cerca no me ayuda. Me está costando más de lo que pensé.
_ Pero...
_ Pero no puedo olvidar lo que me hiciste. Pienso todos los días si esta decisión que tomé fue la mejor. Voy a terapia, practico meditación, hago todo lo posible para tranquilizar a mi mente y no lo consigo. Sé que no me vas a esperar toda la vida y que esto puede que te esté lastimando. Intento aclararme, pero no puedo. —Dejó caer unas lágrimas y miró al cielo buscando las respuestas que no tenía.
_ Lo entiendo. Perdón nuevamente por llevarte a esta situación. Jamás lo busqué, quiero que sepas que yo jamás busqué esto.
_ Lo sé, te dejaste llevar.
_ ¿En serio lo crees?
_ Sí. Te dejaste llevar por el placer aun siendo consciente. Eso no te justifica, pero así somos. Yo también lo hice con el divorcio. Estaba llena de rabia y de dolor, nunca me quise divorciar. Una parte de mí decía que no era lo mejor aún, que debía esperar un poco, y lo hice por impulso. Son decisiones, Viko, estamos llenos de decisiones. Algunas serán nuestra perdición, otras nos salvarán, y al final nos queda afrontar el resultado de ellas.
_ Mmm, creo que es mi hora de tomar la mía.
_ ¿A qué te refieres?
_ A dejarte ir, a soltarte. A entender que por más que me ames, por más que yo quiera que las cosas funcionen entre las dos y todo vuelva a ser como antes, simplemente no se puede. Mi error nos ha dejado una brecha enorme, que difícilmente podré llenar.
_ Me duele oír eso. Pienso tantas cosas en este momento, Viko. No quiero que me olvides. —Se acercó a mí, estaba temblando. Creo que su mayor temor lo tenía justo frente a ella.
_ No lo haré, no pienses eso. Sin embargo, ambas estamos sufriendo. Tú intentando sanar y olvidar, y yo albergando una esperanza que puede que jamás llegue.
Me tomó por la cara y me besó. Llevaba meses sin poder sentirla, sin poder besarla. Volver a hacerlo me hizo sentir muchas cosas. Nos besamos como si quisiéramos meternos la una dentro de la otra. El beso empezó a ser intenso y bajé mis manos por su cintura para tocar su cuerpo. Buscaba algo más. Quería sentirla, estar con ella.
_ Te deseo, quiero sentirte.
_ Yo también.
Me aparté un poco de ella sin quitar el contacto visual y la senté en la mesa donde estábamos. Seguimos besándonos por un rato y bajé mi mano para desabrochar su pantalón, mientras daba pequeños besos en su cuello. Sus gemidos indicaban que estaba excitada y cómoda con lo que estaba pasando. Metí mi mano para sentirla y, al notar que su deseo era real, quise más. Duré unos minutos hasta que sentí la presión de su mano en la mía.
_ No puedo.
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EN ESTA VIDA SI... Final alternativo
Cerita PendekFinal Alternativo de En Esta Vida o En la Otra... Acompáñame a saber con quién se quedará Viktoria... puedes disfrutar de esta minihistoria...