—¿Acaso enloqueciste? —Shouto abrió bruscamente la puerta del camarote, causando que suba la mirada con aburrimiento.
—¿De qué hablas?
—Dijiste que iríamos a Daiko próximamente, pero por si no lo sabes en ese lugar te buscan como locos y si se enteran de tu estancia allí no durarían en llevarte a prisión —espetó, furioso.
—No nos harán nada, deja de preocuparte y relájate —musitó con pesadez, rodando los ojos ante la exageración del bicolor. Al menos así lo veía él.
—¡Por primera vez piensa en el bien de tu tripulación! No tienes idea de lo peligroso que es ir a una ciudad repleta de gente que te odia y que daría hasta la última moneda por tenerte trás las rejas.
Bakugou gruñó, levantándose del cómodo colchón y señalando a Shouto.
—¿Quién te crees que eres para hablarme de esa manera, eh? El capitán aquí soy yo, y se hará exactamente lo que yo diga. Si tienes algún problema con eso puedes tirarte por la borda y nadar hasta la isla más cercana, yo no te necesito aquí —acabó por decir, levantando un poco sus hombros mientras fruncía el ceño.
El menor no hizo más que hundir el ceño, apretando los puños al escuchar sus palabras. ¿Es que acaso no podía ser más imbécil? ¡Literalmente está arriesgando la vida de su maldita tripulación! ¿Y para qué? No tiene ni puta idea, pero seguramente es una tontería, como siempre. Ya no se le hace sorprendente que Bakugou se encuentre haciendo estupideces que podrían acabar matándolo.
—Me tiraría por la borda de no ser porque hay tiburones, aunque ser comido por ellos seguramente es mucho mejor que escucharte hablar una sola palabra.
—¡Bien! Me alegro por eso, al menos ya sé que no me toleras y yo a tí tampoco.
Shouto lanzó una maldición y finalmente se dió la vuelta, cerrando la puerta de un portazo que resonó en las paredes del camarote. Bakugou se dedicó a repetir algunas de sus palabras con voz chillona, quejándose por lo bajo.
Efectivamente no lo soporta.
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Eres mi perdición
Short Story¿Es normal que te secuestren en tu propio barco? Shouto cree que no es coincidencia que ese chico de cabellos cenizos y ojos rubíes se haya metido junto con su tripulación en su barco, robando todo lo bueno que había en este y secuestrándolo en el t...