TERCERA PARTE: LA CHISPA// CAPÍTULO 12

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Aunque Finnick me ahorra el trauma de quitarle el cuchillo del hombro, no me salvo de tener que ayudarlo con la herida.

- Deberías quitarte la camisa – digo mientras analizo la superficie a través de su traje.

Es casi cómico como se escucha la alarma del paracaídas en cuanto termino de pronunciar estas palabras, seguramente desperté la generosidad de algún patrocinador con la posibilidad de que Finnick muestre algo de piel. Él se limita a ahogar una carcajada y se comienza a quitar la camiseta, pero bufa de dolor cuando levanta los brazos hacia su espalda.

- Tendrás que ayudarme, Dhassei – dice con mirada de cachorro.

Yo alzo los ojos al cielo, pero mis dedos fallan un poco por los nervios cuando le ayudo a remover la camiseta por encima de su cabeza, quito la camiseta interior y la espalda perfecta de Finnick está a plena vista mía y de las cámaras.

Extiendo la mano hacia el paracaídas que ha aterrizado justo junto a nosotros y me encuentro con un frasco de pomada con aroma a hierbas.

- Respira hondo, quizá te arda un poco – digo a su oído mientras comienzo a poner una capa delgada de la pomada, observo que su piel se eriza, pero sigo susurrándole palabras de ánimo para que guarde la compostura.

- Esto me trae recuerdos, ¿y a ti, Dhassei? – escucho la sonrisa en su voz y yo no puedo más que ruborizarme, recordando perfectamente aquella vez que me ayudó con la herida de la pierna en el tren; parece haber sido hace una eternidad.

- Cállate y ponte mejor ¿quieres? – respondo, sacándole una risita.

- Si ustedes dos se quitan el resto de la ropa, quizá nos enviarán una pista de qué hora es – grita Johanna desde donde están ella, Beetee, Katniss y Peeta. A partir de que la Cornucopia giró, hemos perdido nuestra orientación de saber a dónde movernos para evitar las trampas.

Cuando cierro la pomada, me percato de la nota que hay en el interior de la tapa.

Para que ambos sobrevivan

-H

¿Con ambos se refiere a Katniss y Peeta, o Finnick y yo? No comprendo el mensaje de Haymitch, pero paso la pomada a Beetee, asumiendo que podría referirse a él y su herida.

- No debería haber hablado del reloj – se lamenta Katniss – ahora nos han quitado esa ventaja.

- Solo temporalmente – digo con un escalofrío.

- Tiene razón, a las diez veremos la ola y sabremos qué hora es de nuevo – dice Beetee.

- Suponiendo que no sea aquí – agrega Johanna, mirando la porción de isla donde nos hemos instalado una vez que escapamos de la Cornucopia – además, tenías que decírnoslo o nunca hubiéramos cambiado el campamento de lugar, descerebrada. Tengo sed, ¿entramos a ver dónde conseguimos agua?

Noto que Katniss tiene una pequeña sonrisa en el rostro; aunque Johanna puede ser brutal, sus palabras fueron las que más la consolaron.

- Bueno, debe de ser la hora de los monos, y aquí no veo ninguno -comenta Peeta - voy a intentar ponerle la espita a un árbol.

- No, me toca a mí - dice Finnick.

- Al menos te cubriré las espaldas.

- Eso puede hacerlo Katniss - interviene Johanna

- Necesitamos que dibujes otro mapa. El otro lo hemos perdido – me apresuro a añadir, aunque es obvio que Katniss sospecha de nuestro comportamiento.

Todos sabemos que Peeta no es tan fuerte, de haber algún peligro en esta porción de la jungla, no queremos que él sea quien se enfrente a ello. Al final del día, si Katniss no tiene a Peeta a salvo, no la tenemos de nuestro lado.

EL TRIBUTO| Los Juegos Del Hambre (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora