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Habían tantos pensamientos distintos inundando su cabeza que no podía detenerlos ni controlarlos, todos ellos girando al rededor de una clara afirmación que Taehyung no tenía miedo de confesar, pero que de todas formas no haría en voz alta. Lo quería, lo extrañaba, lo deseaba y era demasiado evidente. Jungkook era eso con lo que estaba de acuerdo y aceptaba, porque los sentimientos no se pueden simplemente meter en una caja, y nunca sería ofensivo o molesto decir a boca lleno lo enamorado que estaba.

Quizá era cuestión de confianza, o probablemente tenía que ver fuertemente en un asunto de cuan merecedor era de aquella oportunidad que pedía sinceramente, pero la decisión a tomar al respecto era algo que veía borroso y probablemente lo único que le daba miedo.

Podría ser tan real que una afirmativa le permitiría vivir el mejor momento de su vida, enamorado y feliz; podría ser tan falso que arriesgarse a poner su corazón otra vez en manos equivocadas le dejara incluso sin los trozos de aquel. Él quería arriesgarse porque era lo que le decía su corazón, sin embargo, su mente le pedía lo contrario. Aquellos dos eran siempre rivales hasta el momento en que no lo eran, y Taehyung no sabía si debía apostar a su mente o a su corazón.

Sea cual sea la respuesta, ese no era el momento. Y la verdad era que no quería estar en un lugar que él no acepte por completo, salvo que ya lo hacía.

Eran tantas conjeturas, tantos pensamientos y al final una sola decisión que tomar, que ya se sentía demasiado abrumado. Tomó su teléfono y marcó el número de Jimin, con quien se había acercado bastante en aquel tiempo que tenían sin verse, y sabía que aquel asunto era algo que quería compartir con él porque necesitaba opiniones ajenas para no ahogarse en sus propios cuestionamientos carentes de respuestas sólidas.

— Hola, cielo — escuchó la voz de Jimin en la línea, canturreando aquel saludo con mucho ánimo, aquel tono coqueto característico bien definido —. ¿Cómo estás hoy?

— Hola, bien, adivina qué pasó — respondió de inmediato sin siquiera preguntarle cómo estaba de vuelta, queriendo decirle ya el motivo de aquella llamada porque no había otra cosa que quisiera discutir en ese momento —. Jungkook está aquí.

— Bueno, pero a la próxima me dejas adivinar.

— Que Jungkook está aquí, ¿sabes lo grave que es? — inquirió. Ni siquiera sabía si estaba emocionado o nervioso, pero todavía su corazón palpitaba con fuerza. Era como si tuviera algo que le hacía sentir que debía aferrarse, que estaba allí para él, y aquella emoción que sentía, más que aclararle alguna cosa, lo confundía.

— ¿Grave? — preguntó con real confusión —.
Estás feliz y seguro de ti, no tiene cómo afectarte.

— Ignorando el hecho de que lo hace, pues no — dijo, soltando un resoplido que Jimin escuchó en la linea —. No estoy ni cerca de superarlo.

— Bueno, eso significa que te hizo muy feliz en su momento — Jimin afirmó sin la necesidad de cuestionarlo incluso cuando no tenía aquella certeza, pero Taehyung siempre actuaba como si así fuera —. Abrazar los buenos momentos es una buena forma de cerrar un ciclo con amabilidad o de estancarse en él hasta convencerse de que es el único.

— No voy a ligar con alguien más, si es lo que sugieres — negó de inmediato, porque aquella idea era la peor del mundo en definitiva —. Probablemente porque no te ha pasado no me vas a entender, y yo no creo ser tan explicito al respecto, mis habilidades de explicación no están conmigo la mayor parte del tiempo.

— Dime, inténtalo.

Taehyung suspiró suave, aquello siendo notorio en el otro lado de la línea, pensando en cómo decir aquello.

HARD TO GET ◆ [VKook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora