Prólogo

151 24 3
                                    

—No lo haré —me niego rotundamente.

—¿No hay nada que pueda hacer para convencerte?

—Por supuesto que no. ¿Crees que estoy aquí para perder el tiempo? Tengo mil cosas por hacer, y ahora tendré que buscar otra modelo que me suplante esta noche...

Él sonríe, esa sonrisa arrogante que me irrita y me atrae a la vez. Niego, estoy enloqueciendo, no debería pensar en eso ahora.

—Creo que ya tengo una solución para el problema.

Frunzo el ceño, sintiendo cómo la tensión entre nosotros se vuelve palpable.

—¿En serio? ¿Y cómo piensas hacerlo? ¿Poniéndote el traje tú o...?

Me interrumpe al acercarse con ese aire de seguridad que lo caracteriza, reduciendo la distancia entre nosotros de manera alarmante.

—¿Qué intentas hacer? —abro los ojos, el entendimiento llega a mi cerebro como un rayo. Le pongo una mano en el pecho, intentando detenerlo — Si te acercas más juro que...

Con rapidez, cubre mis manos con las suyas y me las sostiene con fuerza, como si supiera que soy capaz de golpearlo en cualquier momento. Sin previo aviso, me besa. La sorpresa me deja sin palabras, y él aprovecha para profundizar el beso antes de que vuelva a entrar en razón y lo aleje, por unos segundos cierro los ojos y dejo de forcejear para dejarme llevar por esa sensación tan asombrosa que florece en mi pecho cada que estoy cerca de él, al darse cuenta de eso va aflojando el agarre en mis muñecas. La temperatura en el ambiente se eleva a un nivel sofocante haciendo que me cerebro vuelta a funcionar y me de cuenta de que esto esta mal.

« Si permito que me siga afectando saldré herida después »

Abro los ojos de golpe y lo empujo con fuerza, él se separa al instante, dejándome aturdida con el beso y furiosa conmigo misma por dejarme llevar.

« Debí empujarlo antes, esto es malo, no debí dejarme llevar »

Le propino un golpe en el estómago, tomándolo desprevenido.

—¡Perdiste la razón! —me limpio la comisura de los labios. No debió hacerlo, no debío hacerlo. Intento superar esa noche porque intenta confundirme de nuevo, niego señalandolo con frustración —¿Por qué hiciste eso? ¿Crees que así podrás convencerme de modelar?

Se sobaja el estómago con expresión adolorida, y se enderereza sonriendo.

—No. Pero nada perdía con intentarlo. Además, Quería ver tu reacción y creeme reaccionaste como lo supuse—ríe negando con la cabeza— Se que te gusto el beso—me recuerda haciéndome apretar los nudillos —Además ¿Eres estraña sabías? Me insultas por besarte como si nunca lo hubiéramos hecho antes.

Trago grueso y desvio la mirada fingiendo indiferencia, aunque por dentro tengo un montón de pensamientos desordenados que me martirizan la cabeza recordándome que lo que estoy haciendo no esta bien.

No quiero apegarme, no puede gustarme. No quiero sentir atracción por él NO puedo. Me niego a volver a sentir esa sensación de nuevo.

Levanto la cabeza y observo el azúl de sus ojos con el mayor desprecio y odio que puedo encontrar.

—No vuelvas a hacerlo— le advierto. Es lo mejor—No soy tan fácil de convencer como otras. No seas cínico —Trato de sonar molesta para que no note el temblar de mi voz—El beso de esa noche sucedió por accidente—aclaro desviando la mirada incómoda al no soportar mas verlo a los ojos—Ambos estábamos ebrios hasta el culo cuando nos besamos , así que no cuenta como uno —justifico, intentando no recordar por todos los medios esa noche.

Eleva una ceja mordiéndose los labios como si supiera algo que yo no sé.

—Interesante, parece que recuerdas cada detalle de lo que pasó —me observa con una mirada intensa— Eso me hace pensar otra cosa.

«¿Por qué hablé de más?»

En serio, soy mala con las palabras.

—Sueña —le aconsejo soltando una risa nerviosa— El día que quiera besarte voluntariamente será porque habré perdido la razón —saco mi móvil y me arreglo el cabello mientras me miro en la pantalla— No olvides
que yo no estoy con cualquiera y menos con alguien tan idiota como tú, yo tengo estándares y mejores opciones. YO tengo buen gusto
—guardo el movil, contando los segundos mentalmente para que se enfade y se vaya de una vez.

Suelta una carcajada. Arrugo la cara confundida. «¿Y esa reacción?»

—Ese ego tuyo, mi amada Stephanie. Me impresiona —niega colocándose a mi lado mientras las puertas del ascensor se abren. Hace un amago de salir pero antes de hacerlo se inclina cerca de mi oído.

—Lo bueno es que esa es una de las cosas que me gustan de ti, que te das el lugar que una mujer como tú se merece —susurra antes de salir del ascensor.

Ensanchó los ojos anonada. Pero que..

«Es un masoquista o está demente».

Huyendo del Sentimiento [En Proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora